Capitulo 13 parte I

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Holis buenos dias mis corazones, bueno aqui tienen la primera parte del maraton, la otra la subo en la noche ya que no quiero que quemen mi casa u.u, pero de todas maneras eso va ser imposible. Disfrutenlo.

Maraton 1/2

Capitulo 13

El ruido ensordecedor de la imprenta se podía escuchar por todo el edificio. No cabía duda que el diario escolar de Brown contaba con todos los avances tecnológicos que el dinero podía dar. 

Las enormes bandas de hule llevaban el papel que sería usado para la impresión del diario. Las grandes bobinas de papel circulaban dando el material necesario para la impresión. Si una sola de esas bobinas se atoraba, tenían que esperar 30 minutos para volver a echarlas a andar. Si esto fuera un diario de circulación nacional, eso costaría una fortuna y podía causar el retraso de la salida del diario hasta por varias horas, pero como este solo era un pequeño diario escolar, se podían dar el lujo de detenerlas por horas sin que causara mayores problemas. 

Ahora estaban trabajando, las filminas utilizadas para imprimir la noticia eran puestas en las enormes maquinas copiadoras repletas de tinta. El formato del periódico era señalado y después de eso, solo bastaba con esperar que las maquinas copiaran el diario en el papel y lo cortaran. La misma máquina lo ponía a secar en grandes ganchos que cruzaban por completo el cielo del aquel edificio y en pocos minutos el periódico ya era doblado por secciones, acomodado y encintado para ser distribuido en las diferentes universidades.

Apenas iba cruzando por el pasillo principal, cuando el sonido se detuvo y las luces se apagaron. ¿Se había ido la luz?
No, al parecer solo el trabajo del día había llegado a su fin. 
En una de las oficinas de prensa, un chico rubio estaba desesperado, pero estaba esperando a la persona que le había proporcionado mucha información. Estaba en la obligación de esperarla y aunque quisiera irse no podía hacerlo hasta que ella llegara. 

Le dolía la cabeza y no solo la cabeza, también le dolían los dedos de tanto teclear. Tenía mucha hambre y se estaba cayendo de sueño. Había llegado desde la noche anterior y se había sentado frente a la computadora a escribir lo que sería un gran artículo. Era una lástima que no hubiera grabado la conversación con Connor Low, pero estaba tan sumido en lo que contaba el novelista, que lo olvidó por completo. 

Ahora sabía el motivo del enojo de los coachs… Era una historia terrible. Había escrito el artículo, pero estaba indeciso en sacarlo o no. Había presionado sobre la tecla del Mouse el botón derecho y no sabía si presionar “delete” para deshacerse de él. Si lo sacaba a la luz, este podía tener implicaciones policíacas porque era demasiado terrible lo que esa persona había provocado. Además, solo tenía la palabra del novelista, no creía poder encontrar ninguna prueba que le respaldara, ¿y si era acusado de difamación? Además Low podía terminar en la cárcel debido a lo que había hecho diez años atrás. 

No, definitivamente no podía sacarlo a la luz pública… Además el trabajo de imprenta de ese día ya había terminado sin que se hubiera decidido. 

Canceló la ventana que le mostraba el Mouse y volvió a releer el artículo por cuarta ocasión. Si lo sacaba, sería el mejor artículo que hubiera publicado, pero estaría corriendo muchos riesgos. ¿Qué hacer? 

Se levantó del escritorio y caminó hasta el librero. Buscó con la mirada el titulo de un libro que había comprado y leído hace poco, cuando lo localizó lo tomó entre sus manos y comenzó a buscar uno de los capítulos.

“Y con sangre fría me entregó un sobre repleto de dinero… Era demasiado pobre como para no aceptarlo. Ya me habían dicho que debido a mi lesión en la rodilla era imposible que aspirara a un puesto en algún equipo profesional. Mis calificaciones no eran tan buenas como debían ser, no iba a graduarme ese año. Prácticamente me estaba muriendo de hambre… Lo tomé entre mis manos y me dispuse a escuchar sus instrucciones…” 

“Drogarlos, tomarla y dejar las huellas del acto en su cama…” 

“Laura era la más perversa de las mujeres que hubiera conocido. Bella era la más pura y yo estaba enamorado de ella. Ojalá hubiera podido decirle lo que sentía, pero ella amaba a Peter, mi mejor amigo desde que entramos a la universidad.” 

“Sus ojos marrones me miraron con furia cuando le dije que no lo haría y pretendí entregarle el dinero, pero me ofreció algo más... El titulo que ella podía darme por ser su padre rector de la universidad, el doble del dinero y un viaje todo pago para vivir fuera del país.” 

“Acepté. Cuanto me arrepiento, pero acepte…” 

“Ni Peter ni Bella se dieron cuenta cuando dejé caer en sus bebidas las pastillas que Laura me había dado. Los dos se marearon y me ofrecí a llevarlos a sus casas. Ninguno sospecharía de mí. Los llevé al departamento de Bella totalmente dormidos y allí hice lo que Laura me ordenó…” 

“Le avisé a Laura que las cosas ya estaban hechas, lo demás corría por su cuenta. Ella era la mejor amiga de Steve, sabía que él la llamaría a primera hora y no se equivocó. Él había pasado buena parte de la madrugada buscando a Peter y la pequeña hermana de Peter le había comentado que estaba con su “novia”, otra artimaña conseguida por Laura. Laura le rentaba su departamento a Bella, por eso la conocía y como tenía llaves del departamento ambos entraron encontrándolos en la cama…” 

Quizá si cambiaba los nombres de Peter por Piers, de Laura por Lauren, de Bella por Stella y de Steve por Simon; alguien podría entender que había pasado hacía 10 años.
Escribió una nota y la metió dentro del libro. Lo tomó y lo metió al cajón del escritorio al escuchar los pasos de alguien que se acercaban hasta la oficina en la que estaba.

-- ¡Que oscuridad! 

-- Hola Linda – dijo Clement al ver como Emma atravesaba la puerta de la oficina – está oscuro por que los que imprimen el diario ya deben haberse ido. Así que solo estoy yo. 

-- ¿Me estabas esperando? – dijo Emma sonriendo. 

-- Así es, aquí está la cámara que me pediste y el equipo esta encendido. ¿Quieres que comencemos a bajar las fotografías? – dijo mostrando las cosas. 

-- Veo que tienes prisa – dijo Emma sacando de su bolso una memoria de color negro.

-- No he ido a mi casa desde anoche. Y sí, quisiera irme a dar un baño, a comer y a dormir – dijo mientras veía como Emma comenzaba a colocar la memoria en la cámara retirando la otra.

-- ¿Por qué te quedaste aquí anoche? – preguntó sin interrumpir lo que hacía. 

-- Estuve trabajando en un artículo. 

-- Si por lo menos te pagaran por hacer este clase de trabajo lo justificaría Clement, pero esto lo haces por gusto – dijo.

-- Sabes que la mayoría de los alumnos de periodismo que han trabajado en el diario, han salido con muy buenos puestos en periódicos locales. Algunos incluso con suerte en periódicos nacionales, eso es lo que yo busco. 

-- Es buena tu meta – dijo Emma conectando la cámara a la PC y comenzando a bajar las fotografías – espero que tu maquina tenga espacio, son 160 fotografías. 

-- ¡160! – Dijo sorprendido – Sí, tiene espacio, pero son demasiadas fotos. ¿De qué son? ¿Una boda? – Emma sonrió – esa sonrisa tuya me dice que no son de una fiesta. 

-- Mi querido, ¿recuerdas lo que iba a hacer Taylor? – Clement asintió sin emoción, pero después se acercó corriendo hasta la pantalla.

-- ¿Son las fotos de lo que hizo? ¿Le funcionó? – Emma comenzó a reír. 

-- Logró separarlos, sí. Pero quiero ver de forma detenida estas fotografías – dijo mientras en la pantalla aparecía fin de proceso – ¿Esto es un proyector? – pregunto Emma viendo el aparato que estaba conectado a la PC. 

-- Si, está conectado a mi computadora. ¿Quieres que veamos las fotografías en tamaño gigante? 

-- ¿Hay más gente aquí? 

-- No, solo tú y yo – dijo Clement sonriendo. 

-- Entonces preparémonos para la diversión. 

-- ¿Diversión? 

-- Así es, diversión. Porque Taylor quería unas pastillas psicotrópicas y yo le cambié el nombre a la receta por unas para dormir, y las más fuertes, de esas que a los dos minutos de que las tomaste te quedas dormido.

Clement comenzó a reír por lo que Emma había hecho para casi de inmediato guardar silencio al ver como las fotografías comenzaban a aparecer reflejadas sobre la blanca pared de la oficina. 

Una tras otra mostraban todo lo que Taylor había hecho unas horas antes…

-- Mira esto – dijo Emma parándose hasta la pared y señalando una de las fotografías – ¿No es Harry asomándose hacía la recamara? 

-- Si, es Harry Styles – afirmó Clement. 

-- Así que él llego… - dijo Emma pensativa - Ahora entiendo por qué Taylor dijo que no había tenido tiempo de sacar las fotografías. La muy despistada debió haber olvidado que la programo antes de salir de la habitación con la playera. Harry debió haberla puesto muy nerviosa. 

-- Mira, allí está de nuevo Harry – dijo Clement viendo una de las últimas fotografías – seguramente él pensó que Taylor y Liam tuvieron relaciones. Creo que de haber visto lo mismo que él vio, yo también lo hubiera pensado. 

-- Lo importante es saber, que piensa Liam de todo esto – dijo Emma sonriendo – ¿Puedo imprimirlas?

-- ¿Que harás con ellas? – preguntó pulsando el botón de imprimir. 

-- Aun no lo sé. Todo depende de cómo se den las cosas – dijo Emma sentándose sobre el escritorio y viendo a Clement de forma divertida – ¿Tú que harás con las fotos? 

-- ¿Yo? 

-- Claro, aquí te las voy a dejar. Yo solo me llevaré las que están impresas.

Clement caminó hasta el escritorio y colocando ambos brazos a los costados del cuerpo de Emma sonrió viéndola fijamente.

-- Dime ¿Me estas utilizando para vengarte de tu prima? – preguntó sonriendo. Emma sonrió en respuesta y coloco ambas manos sobre los hombros de Clement.


-- Digamos que es algo mutuo. Tú me utilizas a mí para obtener información sobre los jugadores de Brown y Williams y yo te utilizo a ti para que pongas en su lugar a mi prima. ¿No crees que es algo justo? 

-- Muy justo – dijo Clement inclinándose un poco para poder besar a Emma en los labios.

Emma se movió un poco sobre el escritorio haciendo que varias cosas que estaban sobre él cayeran. Ninguno de los dos les dio importancia hasta que un sonido se escuchó.

“-- En verdad tu prima es capaz de todo” – se escuchó la voz de Clement. 

-- “Te lo dije” – se escuchó la voz de Emma. 

-- “Más vale no tenerla de enemiga, se nota que es alguien peligrosa”.

Clement se agachó rápido y apagó la grabadora en forma de pluma mientras Emma se reía.

-- ¡No lo iba a usar! – dijo a toda prisa tratando de justificar la grabación de la conversación que había tenido con ella el día anterior – Solo, solo… 

-- No importa, no me molesta que la hayas grabado. Puedes usar toda esa información como gustes, pero a cambio quiero pedirte un favor – Clement enarcó una ceja. 

-- ¿Otro favor? 

-- No seas malo, te he dado mucho material, hasta podrías escribir un libro – Clement comenzó a reír. 

-- Si, tienes razón. ¿Qué necesitas? – dijo sonriendo. Emma tomó la grabadora en forma de pluma de la mano de Clement y se la mostró. 

-- Quiero que me la prestes… 

-- ¿Y para que la quieres? ¿Vas a grabar la confesión de tu prima? – dijo sin pensar.

-- Exactamente, exactamente eso es lo que pienso hacer… - Clement comenzó a reír. Tomó la pluma y la abrió para retirar el micro casete de ella y poner uno nuevo

-- Toda tuya. – dijo sonriendo y entregándosela en la mano. Emma sonrió en respuesta. 

-- ¡Muchas gracias! 

-- Bueno, ahora que ya se terminaron de imprimir las fotos, acompáñame al campo de entrenamiento de Brown – dijo mientras sacaba el libro que había guardado en el escritorio y Emma metía las fotos impresas en una pequeña caja. 

-- ¿A qué vamos?, en estos momentos no ha de haber nadie – comentó siguiendo a Clement.

-- Justamente estoy contando con eso.

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¿Por qué tenía que haber sido él quien averiguara que le había pasado? ¿Por qué tenía ahora que ir y comunicarles a Zayn y a Eleanor el motivo del llanto de Harry? 

No le gustaba que a uno de sus amigos le hicieran daño y menos cuando ese amigo era hermano de su novia. Harry también tenía mucha culpa… ¿Cómo diablos se había ido a fijar en el enemigo? 
Si algún día volvía a toparse con él, esta vez no solo le rompería la cara de un puñetazo, lo mataría él mismo.

¡Estaba furioso!

Había llegado sin darse cuenta hasta la casa de su amigo. Había estado tan enojado que ni al autobus se había subido y había ido caminando, no estaba tan lejos después de todo. 

Respiró un par de veces para tratar de calmarse y sin tocar a la puerta entró.
Sus ojos se abrieron por la sorpresa al ver en el sillón a “su novia” muy abrazada del capitán de su equipo. 

Zayn levantó la vista de Eleanor cuando escuchó como la puerta se abrió y pudo ver a Louis parado en el umbral viéndolo fijamente. Al parecer estaba enojado, respiraba de forma acelerada y el color rojo cubría por completo su rostro. 

Louis cerró los ojos por un momento y caminó hasta el sillón donde aún permanecía Eleanor abrazando a Zayn sollozando. Parecía que ella no se había dado cuanta que él ya había llegado.
Louis se sentó a un lado de Eleanor y dirigió la vista al capitán de su equipo. Zayn no entendía esa mirada que le dirigía su amigo ¿Estaba enojado porque estaba abrazando a Eleanor?
Zayn vio como Louis levantaba los brazos para colocarlos sobre los suyos y obligarlo a soltar a la chica.

-- Lou… - alcanzó a decir Eleanor antes de sentir como era empujada al pecho de su ahora novio. 

-- Solo a mi puedes abrazarme – le dijo a Eleanor viendo a Zayn con recelo.

-- ¡Oye! Solo la estaba consolando – se justificó 

-- Pues solo yo consuelo a mi novia. 

-- ¿Novia? ¿Desde cuándo que no me habían dicho? 

-- Desde esta mañana – contestó Louis mientras Eleanor lo empujaba sin resultados. 

-- ¡Suéltame que me estas ahogando!

-- Claro, ¡pero que no te vuelva a ver abrazando a nadie! – sentenció Louis. 

-- ¡Que celoso me saliste! – dijo sonriedo – además no tienes por qué ponerte celoso con Zayn, él es como mi hermano – dijo Eleanor viendo fijamente a Louis.

-- Y también debes recordar que yo estoy saliendo con alguien – dijo Zayn cruzando los brazos sin verlo. 

-- ¿En verdad Zayn? – dijo Eleanor volteando a verlo con felicidad – ¡felicidades!

-- Lo felicitas solo porque no te ha dicho con quien está saliendo – dijo Louis en tono molesto. 

-- ¿Con quién estas saliendo? – preguntó Eleanor con curiosidad. 

-- Con Niall Horan – respondió sin cambiar su posición. 

-- ¿Eh? – dijo Eleanor con sorpresa. 

-- Es el pateador de Brown – explicó Louis – está saliendo con otro hombre - Eleanor sonrió de forma abierta haciendo que Zayn volteara a verla sorprendido y Louis también. 

-- ¡Felicidades! – dijo sonriendo – yo creí que tu y Harry terminarían juntos, pero creo que me equivoque 

-- ¿Tú también? – dijo Zayn sin poder creer lo que decía.

-- Doniya y yo pensábamos que ustedes formarían una linda pareja – dijo Eleanor sonriendo. 

-- Ya decía yo que Doni no pudo haber pensado eso sola – dijo Zayn regresando a su antigua posición. 

-- Y bien Louis, ¿averiguaste algo? – Dijo regresando su vista a su novio, Louis asintió y sin dejar de abrazar a Eleanor comenzó a hablar. 

-- No está muerto pero debería – dijo tratando de sonar tranquilo. 

-- No me asustes Louis – dijo Eleanor con algo de temor – ¿Está muy mal? ¿Le paso algo? 

-- No, no. ¡Debería estar muerto por que yo pensaba matarlo!

-- ¿De qué hablas? – preguntó Zayn sin entender volteando a verlo. 

-- Cuando llegué a su departamento él mismo me abrió. No tenía absolutamente nada, bueno, solo un dolor de cabeza, y mientras me disponía a darle un remedio, llegó la rubia jefa de porristas diciendo que habían tenido relaciones. 

-- ¡¿Qué?!– Dijo Eleanor sorprendida – pero ¿Liam y Harry no iban a vivir juntos? ¡No entiendo nada! – dijo contrariada. 

-- Mira, la rubia desabrida esa dijo que Harry los había visto. Al parecer Liam se negaba a reconocer que hubiera habido algo entre ellos. Lo que yo creo es que no quería que yo me enterara, así podía tenerlos a los dos. Porque ella no sabía que yo estaba allí. 

-- ¡Que desgraciado! – dijo Eleanor comenzando a molestarse.

-- Al final entendí todo, ese maldito solo se aprovechó del ingenuo de Harry. Yo creo que iba a terminar pidiéndole que perdiera el último partido, así Brown ganaría el campeonato mientras se veía con la desabrida jefa de porristas de su equipo. 

-- Me cuesta creerlo – dijo Zayn – yo conozco más a Liam que tú y no puedo creer que le hiciera eso a Harry. El está verdaderamente interesado en él. 

-- Entonces ¿Qué fue eso que dijo la rubia en el departamento? Ninguna mujer va y le dice a un hombre “me acosté contigo” sin que haya pasado en realidad. Además, él no lo negó cuando lo golpeé. Eso quiere decir que es cierto. 

-- ¿Le pegaste? – dijo Eleanor viéndolo fijamente.

-- No me iba a quedar con este coraje. ¡Claro que lo golpee! Y si lo vuelvo a ver lo mato. 

-- Pobre Harry. Él está muy enamorado y venir a enterarse de esa forma que ya estaba con alguien – dijo Eleanor de forma triste – pensé que por fin habría pasado lo de Nick y volvía a encontrar el amor.

-- ¿Quién es Nick? – preguntó Louis sin entender ese comentario. 

-- Fue el primer novio de Harry, pero murió hace casi tres años – dijo Zayn de forma sería. 

-- ¡Uh! – Dijo Louis guardando silencio – ¿Y cómo está Harold? 

-- Está con su padre en su recamara. Desde hace rato que no lo escuchamos llorar. Quizá logró calmarlo un poco – volvió a comentar Zayn. 

-- Estoy segura que sí – dijo Eleanor abrazando a Louis y recargando su cabeza en su pecho.


La puerta de la recamara de Harry se abrió en esos momentos y el señor Calder caminó hasta donde estaban los tres chicos sentados. Eleanor se incorporó de inmediato de forma nerviosa, pero no le dio tiempo a Louis de soltarla de su abrazo. La mirada del hombre se detuvo en los brazos del chico que seguían abrazando el cuerpo de su hija.
El castaño sintió la mirada del hombre y de forma apresurada retiró sus brazos de Eleanor.

-- No lo hagas muchacho – dijo el hombre sonriendo a Louis – que no te de pena abrazar a mi niña. Veo que las cosas se arreglaron entre ustedes – dijo tomando asiento en el sillón delante de ellos. Tanto Louis como Eleanor se sonrojaron por las palabras del hombre. 

-- Sí, señor – dijo nervioso Louis – las cosas se arreglaron para bien. 

-- Por lo menos una cosa esta bien. Nunca había visto a Harry como hoy. 

-- ¿Como está? – preguntó Zayn.

-- Lo dejé dormido, pero estuvo llorando mucho

-- ¿Te dijo por qué, papá? – preguntó Eleanor curiosa. 

-- Solo me dijo que yo tenía razón y que no quiere volver a verlo en su vida. No me dijo nada más, me limité a abrazarlo hasta que se quedo dormido de tanto llorar. Está sufriendo por ese chico, lo sé, por eso que me dijo que no quiere volver a verlo… Y yo tampoco quiero verlo por aquí. Si viene, niéguenselo. Se le pasará, es fuerte. 

-- ¿Pero si Harry recapacita y quiere verlo señor? – Preguntó Zayn – quizá solo fue un malentendido… 

-- ¡Harry dijo que no quiere volver a verlo en su vida! Y eso es algo que si puedo cumplirle.

El hombre les dirigió una última mirada y después se levanto del sillón para entrar a su recamara. Si en sus manos estaba poder darle un poco de alivio a ese dolor, le ayudaría. Ya era mucho el daño que el mismo le había causado a su niño en el pasado. No estaba dispuesto a que ese chico lo hiciera sufrir más.

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¿Hacer el amor con Taylor? 

No, eso era una tontería, por más que trataba de recordar lo que había pasado horas antes, en su cabeza no había imágenes. Lo último que recordaba y no del todo claro era a Taylor con su playera en las manos, pero ¿por qué ella tenía su playera en las manos? 

Estaba sentado en el sillón de la sala y el dolor de cabeza no había menguado ni un ápice, y ahora le acompañaba el dolor en su mandíbula al haber sido golpeado por Louis. 

-- Liam déjame atender ese golpe, con un poco de hielo no se te hinchará – la voz de Taylor la escuchaba lejos. No tenía tiempo para eso en estos momentos.

Ella había salido de la cocina con un trapo que envolvía los hielos y se había sentando en el sillón a un lado suyo. Liam solo quería que se fuera, desvió el rostro cuando vio que ella estaba a punto de tocarlo con el trapo.

-- No, solo márchate – dijo de forma seca.

Taylor vio con asombro que Liam seguía tratándola de la misma forma fría. ¿Por qué si le había dicho que se habían acostado, su mirada hacía ella no había cambiado? Esperaba ver algo de calidez en esos ojos marrones. Quizá algo de deseo, algo que le indicara que había algún tipo de sentimiento por ella en él… Pero no lograba verlo, los ojos de Liam seguían manteniendo la frialdad de siempre y los breves segundos en que la habían visto, le servían para decirle que la ignoraba ahora más que antes…

-- Pero Liam… - intentó protestar a su orden de marcharse. 

-- Taylor, solo quiero estar solo – dijo sin verla.

Quizá estando solo podía pensar bien las cosas y las imágenes de las horas pasadas acudirían a su memoria. Quizá estando solo pudiera analizar de forma detenida lo que había pasado. 


-- Pero Liam, después de lo que paso somos novios, ¿verdad? – Dijo Taylor de forma suave, viendo como Liam parecía perdido en sus pensamientos – ¿Verdad que si? – volvió a preguntar al no obtener respuesta de su parte.

No estaba dispuesta a perderlo, no cuando por fin Harry Styles se había alejado. Haría hasta lo imposible por conseguirlo. No desistiría hasta que Liam fuera solo de ella y de nadie más.

Se paró del sillón y tomó su bolso para dirigirse a la puerta, la abrió y se dispuso a salir. Antes de hacerlo se giró para ver a Liam que aun seguía sentado en el sillón, pero algo llamó su atención. En un rincón, pegada contra la pared había una mochila negra… ¡La mochila de Harry!, la que tantas veces le había visto cargar. De alguna forma debía deshacerse de ella. Si esa mochila permanecía en el departamento, tarde o temprano él volvería por ella.

-- Como no me contestaste, asumo que es un sí – dijo ella cerrando la puerta. 

-- ¿Un sí a qué? – dijo Liam despertando de sus pensamientos, pero Taylor ya había salido del departamento.


Le dolía la cabeza, lo primero era calmar ese dolor. Entró a la cocina y vio una pequeña botella de coñac. ¿Qué hacía una botella de coñac en su cocina si él no bebía? El dolor de cabeza taladró de nuevo. Ni siquiera podía pensar de forma coherente. Pero tuvo suerte, al parecer Louis había dejado más de esas pastillas efervescentes. Quizá eso le ayudara a que el dolor desapareciera y ya después pensaría con claridad.


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¿Dónde estaba? 

Todo estaba a oscuras y no podía distinguir nada. Pestañeo pesadamente hasta que logró ajustar su vista a la oscuridad. Estaba solo, estaba frío, estaba profundamente dolido… 
Seguía boca abajo en su cama, abrazando su almohada que aun permanecía húmeda a causa de su llanto. Tenía la vana esperanza que al despertar todo hubiera sido un mal sueño. Una de esas pesadillas en la que todo parece real y por más que intentas despertar no puedes. 

Pero no, no era un sueño. Todo era real… Liam lo había traicionado.
Al final ella había ganado… No importaba como, simplemente había ganado. 

Se dio vuelta en la cama quedando boca arriba. Faltaba tan poco para que saliera el sol.
Se había acostado con la ropa puesta y su padre lo había sostenido entre sus piernas hasta que se había quedado dormido. No le dijo nada. Un “te lo dije” hubiera quedado perfecto. Pero no le dijo nada. Solo lo había abrazado consolándolo.

En un rato más Eleanor llegaría hasta su puerta y le levantaría para ir a la escuela, pero no podía ni levantarse de la cama. ¿Cómo podía seguir yendo a la facultad después de lo que había pasado?
¿Y si lo veía?

No, no quería verlo. ¡No quería verlo jamás en su vida! Que se quedara con ella y ojalá fueran felices… Que tuvieran toda la felicidad que a él le faltaba. 

¡Como quería odiarlo! 

Pero no podía…


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Seguía sentado en su cama sin poder dormir. Se había tomado las pastillas y estas habían detenido el dolor de cabeza, pero por más que intentaba recordar que era lo que había pasado con Taylor no lo lograba hacerlo. 

Repetía una y otra vez todo desde el momento en que Harry se había ido a preparar sus cosas para mudarse con él. Cuanta ilusión había visto en esos ojos. Cuanta alegría en esa broma “No me engañes mientras no estoy” pero ¿qué había visto Harry? ¿Con qué cara podía ir a buscarlo si no recordaba nada? Como decirle “No es cierto que me acosté con Taylor”, si ni siquiera lograba recordarlo. 

Tantas horas repasando paso a paso sin lograr atar los cabos que faltaban. Había un enorme hueco de más de dos horas en su cabeza. Un hueco que no lograba llenar con nada. 

¿Cuánto tiempo había dormido? ¿Dos horas?, ¿Tres horas? ¿Más?... 

¿Por qué había dormido? ¿Realmente había tenido relaciones con Taylor? ¿Habría sido Taylor capaz de mentirle? 
Regresaron a su memoria las palabras que Harry le dijera el sábado después de la subasta.

“-- ¿Por qué Taylor tiene problemas contigo? – le había cuestionado 

-- Por ti – había contestado viendo su reflejo por el vidrio – ella está enamorada de ti – había continuado de forma triste – cree que yo soy una amenaza. Por eso me ha pedido que me aleje. ¿Pero que amenaza puedo ser yo, que soy hombre? – había dicho volteando para verlo, pero él solo se había encogido de hombros sin decir nada. “ 

¿Era tanta la obsesión de Taylor con él que podía haberle mentido?

Estaba seguro que aunque lo hubieran drogado no hubiera tenido relaciones con Taylor… 

¿Drogado?...

¿Era eso? ¿Taylor habría echado algo en el café?

Se levantó de golpe de la cama, parecía que por fin comenzaba a pensar de forma coherente. Caminó hasta la cocina y tomó las dos tazas que habían estado sobre la mesita de centro en la sala
Una de ellas tenía un sedimento extraño. El café al secarse deja manchas oscuras en el fondo de la taza, pero una de ellas mostraba manchas blanquecinas. ¿Qué era lo que Taylor le había dado? 

En unas horas salía el sol. Las ideas comenzaban a ordenarse en su cerebro. En cuanto fuera hora, iría a buscar a Harry a la escuela y le explicaría todo lo que había pasado. Estaba seguro que entendería y quizá entre los dos podrían tratar de llenar esos huecos en su memoria. 

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Había ido a buscarlo a su escuela saliéndose de sus clases unos minutos antes, pero no lo había encontrado. Era extraño que faltara a las clases que más le gustaban. ¿Donde se habría metido?
Caminó hasta el campo de Williams con la esperanza de encontrarlo. Iba a llegar tarde a su propio entrenamiento, pero no le importaba recibir los regaños de Simon si podía verlo. 

Pudo ver a Zayn y a Louis entrenando. El coach Piers silbaba dando la pauta, pero no estaban todos los jugadores, aun faltaban unos cuantos. 
Vio pasar a cuatro jugadores que llegaban tarde, pero ninguno de ellos Harry, aunque al escuchar la conversación que ellos sostenían pudo enterarse de donde estaba.

-- No, Harry no vino a clases ni vendrá a los entrenamientos. – Dijo uno de los jugadores – Zayn comento que su papá tuvo un infarto y se había quedado cuidándolo. 

-- ¿Pero va a jugar en la final? – preguntó otro.

-- Zayn no dijo nada de eso. Yo espero que sí, porque si no juega, Brown se puede ir considerando el campeón.

Entonces Harry estaba en su casa. Todo el tiempo había pensado que se había quedado en casa de Zayn a pesar de lo que Louis le había dicho el día anterior. Creía que era poco probable que Harry volviera a su casa después de lo que pasó con su padre en el hospital.

Tenía que ir a verlo… No le importaba el entrenamiento, iría en ese instante.

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El rechinido de las bisagras de la puerta se escuchó por toda la silenciosa casa. No parecía haber nadie en ella, pero los pasos apresurados de una persona le avisaban que había gente dentro. 

-- Papá ¿dónde te habías metido? Me dejaste preocupado cuando no te vi en tu recamara – dijo en forma de regaño al hombre que caminaba hasta la cocina donde estaba ahora parado su hijo. 

-- Lo siento Harry, pero salí a caminar un rato. No quise despertarte, estabas profundamente dormido. 

-- ¡Pero si apenas ayer saliste del hospital! ¿Cómo es posible que te salieras sin compañía? Debiste haberme despertado para ir yo contigo…

El hombre sonrió de forma amorosa a Harry que le veía con el seño fruncido y solo palmoteó su hombro haciéndolo callar con ese gesto.

-- Ya estoy aquí, no me paso nada y tengo hambre. Veo que hiciste la comida por que huele delicioso – dijo el hombre sentándose a la mesa. Harry solo suspiró en derrota, era imposible discutir con su padre.

-- Está bien papá, voy a servirte, espero que Eleanor llegue en cualquier momento para sentarnos todos a la mesa.


-- ¡Ya llegué! – se escuchó el grito de una voz femenina. 

-- Eleanor estamos en la cocina, ven a comer – dijo Harry alzando la voz mientras servía un plato para su padre.

La morena llegó corriendo hasta la cocina para dar un beso en la mejilla al hombre mayor que sonrió de forma animosa.

-- Papá que bueno que te paraste de la cama. 

-- No solo se paró, se fue a caminar – dijo Harry en tono molesto haciendo que el hombre clavar su vista en él – papá solo a Eleanor la haces caso. Así que debe saber que te saliste a caminar sin compañía. 

-- ¡Papá!, Harry tiene razón, debes cuidarte. Queremos que vivas muchos años. – dijo Eleanor sentándose a la mesa y tomando uno de los platos que Harry servía. 

-- Ya basta niños, el médico me ordenó que hiciera ejercicio y eso mismo hice, solo un poco de ejercicio. – Dijo el hombre comenzando a comer – delicioso, Harry – dijo el hombre. Harry sonrió sentándose a la mesa.

“Delicioso, Harry…” 

Miro con melancolía su plato recordando como Liam le había dicho lo mismo al probar sus platillos. Cada sábado cocinaba para él y la mayor de sus recompensas era escuchar esas simples dos palabras salidas de labios del capitán de Brown.

-- Harry come o se te va a enfriar – dijo Eleanor regresándolo de sus recuerdos. 

-- Sí – dijo comenzando a comer.

No tenía apetito, pero comía porque no quería que su familia se preocupara por él. Trataba de mostrar su acostumbrada sonrisa y demostrarles a todos que no pasaba nada, pero en la soledad de su habitación, daba rienda suelta a todos esos sentimientos de rechazo, traición y odio que le inundaban.

-- Papá, me das tus incapacidades y mañana iré a dejarlas a tu trabajo. No queremos que lo pierdas – dijo Harry para evitar el tenso silencio que se había formado.

El hombre al escuchar esas palabras levantó la cabeza asustado y comenzó a toser. Harry se sorprendió por eso, pero Eleanor fue más rápida y le alcanzo un vaso de agua para que se pasara el bocado.


-- Ya… Ya se los di a Eleanor Harry, no te preocupes. Ella fue a dejarlas, ¿verdad cariño? – dijo el hombre volteando a ver a su hija. Eleanor lo vio con ojos sorprendido sin entender nada de lo que decía su padre. 

-- S… Sí, fui hoy – dijo sin comprender la mentira que su padre le dijo a su hermano, ya que no le había dado nada. 

-- Bueno, está bien papá – dijo Harry no del todo seguro de que hubiese sido verdad – si quieres más tarde puedo llevarte algo de merienda a tu habitación. 

-- Gracias hijo – dijo el hombre levantándose de la mesa – gracias por la comida. 

-- De nada papá. 

-- Harry ¿sobró comida? – preguntó Eleanor levantándose a la carrera para ver en las ollas. 

-- ¡Claro que sobro!, no me digas que aun tienes hambre – dijo Harry viendo a Eleanor que veía las ollas.

-- No, es que viene mi novio a comer y se me había olvidado decirte. 

-- ¿Tu novio? – cuestionó intrigado. 

-- Louis 

-- ¿Y desde cuando es tu novio? – preguntó sonriendo. 

-- Desde ayer. 

-- Felicidades entonces – dijo Harry abrazándola fuertemente. Eleanor correspondió al abrazo, pero sintió como el rostro de Harry se ocultaba entre su cuello. No, Harry no estaba tan feliz como aparentaba. Pudo sentir como una gota de agua fría calló hasta su cuello y como la abrazaba aun más fuerte. Estaba siendo duro por su padre, pero ella lo conocía mejor que nadie y sabía cuánto estaba sufriendo.

Solo lo abrazó en respuesta, sin decirle nada solo acarició sus castaños cabellos para tratar de consolar esa pena que inundaba su corazón. No había sollozos, no había sonidos. Solo las mudas gotas de agua que caían hasta su cuello.

El timbre en la puerta lo hizo soltarla. Eleanor lo miró directo a los ojos, Harry sonreía, sonreía con la más luminosa de sus sonrisas.

-- Debe ser Lou – dijo sonriendo – voy a estar en mi habitación, no los molestaré. 

-- Pero no molestas – dijo Eleanor dirigiéndose a la puerta. 

-- No quiero hacer mal tercio – dijo abriendo la puerta de su cuarto para luego adentrarse en él y cerrar la puerta. 

-- Llegas tarde Lou…

Eleanor se detuvo de golpe al reconocer a la persona que tenía en frente. Su sonrisa se borró y el coraje comenzó a inundar su rostro. ¿Pero qué se creía? ¿Cómo se atrevía a presentarse en su casa?

-- ¿Qué quieres aquí? – dijo molesta. 

-- Quiero hablar con Harry – contestó de forma clamada. 

-- No tienes nada que hablar con él. ¡Lárgate! – dijo Eleanor cada vez más molesta. 

-- Necesito hablar con él – insistió de nuevo. 

-- Él no quiere hablar contigo. No vamos a permitir que le hagas más daño del que ya le has hecho. Jamás creí que te portaras así con él, ¡eres un maldito desgraciado! – dijo Eleanor roja por la furia. 

-- Espera, no sé qué te haya dicho Harry… 

-- El no ha dicho nada, esto lo supimos por tu novia. – Liam se sorprendió y Eleanor pudo notarlo – ah, ¿creías que no nos íbamos a enterar que tenías novia? Pues que equivocado estabas, no te iba a durar mucho el teatrito…

-- Yo no tengo ninguna novia y no es contigo con quien he venido a hablar. Quiero hablar con Harry, se que está aquí… 

-- Sí, está aquí – la voz gruesa de un hombre interrumpió lo que Liam estaba diciendo - y aquí se quedara, no permitiré que le sigas haciendo daño a mi hijo. 

-- ¡Papá! – dijo Eleanor con sorpresa.

-- Señor, con todo respeto, usted le ha hecho más daño. 

-- ¿Y eso te da derecho a hacérselo tu? Quizá yo le hice daño, pero ya hemos aclarado ese punto mi hijo y yo. Él sabe cuales fueron mis motivos y lo ha entendido. 

-- Pues eso es algo que yo no entiendo. Jamás le haría daño… 

-- Por favor Liam – dijo Eleanor enojada – no digas que jamás le harías daño. Ya se lo has hecho, te acostaste con esa chica en sus narices…

Eleanor cubrió su boca al decir esas palabras mientras Liam solo la observó. El aire frío comenzó a correr con más fuerza llevándose las hojas de los árboles del suelo.


-- Vete de mi casa y no te vuelvas a presentar – dijo el hombre mayor empujando con un brazo a Eleanor dentro de la casa y cerrando la puerta en frente de Liam.

-- Demonios – gritó Liam pateando el suelo mientras se daba la vuelta para salir de la propiedad.

Todo lo acusaba y lo peor del caso es que no tenía pruebas de lo contrario. ¿Cómo convencer a Harry de que él no había hecho nada, si ni siquiera podía convencerse a si mismo?

Harry estaba en su habitación sentado en el suelo con la espalda recargada en la pared. Había escuchado casi toda la conversación, la voz de Eleanor se había ido elevando poco a poco hasta que también había podido escuchar la voz de Liam. 

¿Por qué? ¿Por que Liam quería hablar con él? ¿Para decirle qué? ¿Que se había equivocado? Eso no era necesario aclararlo, ya lo sabía.


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La tarde había caído demasiado rápido y el mejor de sus jugadores no se había presentado al entrenamiento. Lo peor del caso es que ni siquiera había avisado que iba a faltar. Atravesaba a toda velocidad cada uno de los pasillos hasta llegar a su oficina. El partido del campeonato estaba a menos de cuatro días y ninguno de sus jugadores se iban a dar el lujo de faltar, tenía que asegurarse de ello. Estaba decidido a ganar a como diera lugar. Confiaba en que el tacler y el mariscal de campo de Williams aceptaran la oferta de la beca y no jugaran en la final. Era una lástima que la facultad de letras fuera mejor que la de ellos, eso había evitado que el capitán de Williams se tentara con la oferta, pero bueno, aun tenía dos esperanzas. 

Entró a su oficina y levantó el teléfono al ver que había una señal de mensaje en él. Eran tres mensajes y se dispuso a escucharlos.
El primero era de Lauren, le avisaba que los papeles para la inscripción de los jugadores de ingeniería y medicina estaban listos. Solo faltaba que los dos estudiantes los firmaran y el próximo semestre podían comenzarlo en Brown. 

El segundo mensaje era del tío de Liam. Eso si era una sorpresa, nunca supo que tuviera parientes. Este le avisaba que Liam no asistiría al entrenamiento por estar en una “reunión familiar”. Vaya asunto, Liam y familia no era dos palabras que se vieran juntas frecuentemente. 
Y el tercero era un nuevo mensaje de Piers. Apenas escuchó su voz y cortó el mensaje sin escucharlo borrándolo de inmediato. 

Piers Morgan… Solo al pensar en ese nombre su corazón latía con furia, porque cada vez que lo veía en compañía de ella, no podía evitar el repetir la escena de ellos dos totalmente desnudos y en la cama. 

¿Cuántas veces Piers hacía lo mismo? Ya no recordaba. Desde que había entrado como entrenador de Brown, le llamaba dejando recados en su contestadora. Solo había escuchado unos cuantos, todos decían los mismo “Perdóname Simon, fue una noche de copas”, pero su orgullo era demasiado y no podía perdonarlo. No cuando había estado con ella y habían estado a punto de casarse. Eso no había sido solo una noche de copas.
Apretó los puños y se levantó de su escritorio cuando algo llamó su atención, un libro grueso de color oscuro que no había visto cuando llegó.

Lo tomó entre sus manos y leyó el titulo “Amor en juego”, escrito por Connor Low. ¿Connor Low? Ese nombre le sonaba mucho. Se sentó en el escritorio y le dio vuelta al libro. Generalmente en la parte trasera viene una foto y biografía del autor, así como una reseña del libro.
Al ver la foto lo reconoció. Estaba más grande, pero era él. El pateador del equipo de Williams, cuando él y Piers estudiaban. Además el mejor amigo de Piers en ese tiempo. Se había convertido en escritor y la novela que ahora sostenía entre sus manos era su primer libro. Había sido escrito originalmente en portugués, ya que Connor vivía en Brasil desde hacía casi diez años y debido a su éxito había sido traducido a varios idiomas más. 

Pero ¿qué idiota había dejado esa novela en su oficina? A él no le importaban las novelas románticas de corte homosexual. Se alegraba de que Connor hubiera tenido esa clase de éxito, pero ellos nunca fueron amigos, así que no tenía interés en saber como escribía. 
Tomó la novela y la guardó en el escritorio. Si alguien llegaba preguntando por ella, por lo menos sabría que estaba bien guardada. 

Salió de su oficina para ver al resto de los entrenadores, había que definir las jugadas y las estrategias. Los chicos de su equipo debía preparase, el viernes era la final y esta vez no iban a perder contra Piers.


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Taylor estaba molesta, el día anterior había ido a buscar a Liam y no lo había encontrado en la facultad de ciencias. Ahora había ido a buscarlo a su departamento y de nuevo no lo había encontrado, pero de algo había servido la espera. Actuando de la forma más sincera posible le dijo al portero que Harry había olvidado su mochila en el departamento de Liam y que necesitaba su tarea y que ella muy amablemente se había ofrecido a llevársela.
El portero le había creído y había entrado al departamento por la mochila y se la había dado sin sospechar a Taylor.
Ahora la tenía en su poder e iba dispuesta a usarla solo para reforzar lo que ya había hecho: Alejarlos. 

También estaba furiosa por otro asunto, por lo que su hermano le había propuesto.
Piers la había mandado llamar a la biblioteca de forma sería y le había propuesto que se fuera a estudiar a Paris su carrera de Relaciones Exteriores. Ella solo le había reclamado por quere quitarle su herencia, pero en algo había tenido razón su hermano, ella no iba a heredar cuando cumpliera los 18, heredaría cuando cumpliera 25. Las malditas disposiciones de su padre la obligaban a depender de su hermano hasta esa edad. Ella se negó rotundamente dejándole muy en claro que no se iría del país porque era novia de Liam y no se separaría de él.

Piers se había sorprendido, claro, después que el sábado le había dicho que Harry se quedaría con él, era lógico que se sorprendiera. Ella se había encargado de aclararle que Liam le había dicho que lo de Harry había sido un error.
Sin embargo Piers amenazó con mandarla a la fuerza a estudiar fuera del país si se enteraba que había tenido algo que ver en su separación. Finalmente le pidió que lo pensara bien, que era mejor para su carrera hacerla fuera del país. 

De todos modos ella estaba segura de que no había forma de que su hermano se enterara de que había ella había sido la causante de la separación de Harry y Liam.

Por otro lado, había ido con Emma a hacer el cambio de propietario de su auto. Lo había prometido y lo había cumplido. Ahora traía su antiguo auto deportivo, pero sabía solo sería por algunos meses, muy pronto Liam podría comprarse un auto con lo que ganara en su compañía y ella viajaría con él. En cuanto lo viera le diría que comenzaría a trabajar el lunes, estaba segura que se sentiría feliz. 

Iba llegando a la casa de Harry. Había averiguado que no había ido a clases por que su padre había sufrido un infarto, pero si era la situación, ¿por qué veía salir al padre de su casa muy bien arreglado y con portafolios en mano? 
Bajó del auto con la mochila en la mano y se dirigió a la casa. La desaprobaba totalmente. 

Se paró frente a la puerta y timbró. Sabía que a esa hora Liam estaba en clases, la hermana del él también. Le preocupaba el padre, pero lo acababa de ver salir de casa. Solo quedaba Harry. 

Harry abrió la puerta aun en pijama. Había pasado una pésima noche, no había podido dormir y cuando por fin había conciliado el sueño comenzó a escuchar el timbre. Se levantó rápido buscando a su padre y nuevamente no lo vio. ¿A dónde se había ido ahora? Abrió la puerta asustado pensando que podría ser alguien que llegaba a avisarle que le había pasado algo, pero no, se encontró con la figura sonriente de la persona a la que menos quería ver.

-- Buenos días – dijo Taylor sonriendo al ver la cara de sorpresa que Harry había puesto. 

-- ¿Qué haces en mi casa? – preguntó ignorando su saludo. 

-- ¿No me invitas a pasar? ¿Me vas a dejar aquí afuera con el frío? – dijo Taylor sonriendo. 

-- Debes estar acostumbrada, al fin y al cabo toda tu eres hielo – dijo Harry con sarcasmo haciendo que Taylor comenzara a enfadarse.

-- Está bien, no me invites, solo vine a traerte un mensaje de mi novio y después me voy a su departamento. Tú lo conoces… Es Liam.

Harry cerró los ojos con dolor al escuchar esas palabras de los labios de Taylor, pero los abrió intentando ocultarlo ante ella.

-- No quiero saber nada de él. Así que ahórrate tus mensajes – dijo Harry intentando cerrar la puerta, pero Taylor volvió a hablar. 

-- Liam me pidió que te trajera tu mochila y que le regreses su chaqueta y la llave de su departamento.

Harry volvió a sentir el dolor en su pecho. ¿Era eso lo que quería decirle? ¿Por eso Liam había ido a buscarlo el día anterior? Que cruel estaba siendo al mandarla a ella…
Se dio la vuelta desapareciendo por unos segundos para después volver a aparecer en el umbral con la campera. Abrió la mosquitera y se la entregó. Taylor le entregó su mochila y Harry la tomó sin decirle nada.

-- La llave – recordó Taylor

Harry la traía en la mano apretada fuertemente. Esa llave era lo único que le unía a Liam, entregársela a Taylor era aceptar definitivamente que ella había ganado. Abrió la mano y la vio, para ver que Taylor estiraba la mano para que se la diera la entregara.

-- ¿La quieres? - dijo viéndola. 

-- ¡Claro que la quiero! – dijo Taylor sonriendo. 

-- ¡Entonces ve por ella! – dijo Harry lanzándola por arriba de la cabeza de la rubia y cerrando la puerta al hacerlo. 

-- ¡Maldito Harry Styles! – gritó y caminó buscando la llave.

¡Finalmente lo había logrado!, Harry no volvería jamás con Liam… Ahora ella tenía todas las de ganar, tenía la campera y podía decirle que Harry había tirado a la basura la llave. Al fin y al cabo lo que contaba era que no la tuviera. 

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Harry se recargó en la puerta de la entrada y colocó su mano sobre sus ojos. ¡Ya no más!, ya no quería llorar más, pero las lágrimas salían sin que les diera permiso, se derramaban abundantes por sus mejillas sin poderlas controlar.
¿Por qué Liam se empeñaba en hacerle daño? ¿Por que mandaba a esa chica? ¿Solo para confirmarle que lo había dejado por ella? ¿Para decirle que lo que había pasado entre ellos no había sido importante? 

Ya no más.

No iba a llorar por alguien que no lo merecía… 

Ya no más.

Iba a odiar a Liam Payne tanto como ahora lo amaba.

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De nuevo había vuelto a casa de Harry para intentar hablar con él. No había asistido a clases por segundo día consecutivo y no había ido a los entrenamientos. ¿El pretexto? El mismo, su padre enfermo, pero él bien sabía que el hombre no estaba tan enfermo como les hacía creer Zayn a sus compañeros. 

Se sentía dolido por no tenerlo cerca, por no haber podido ver sus ojos. Por no escuchar su risa. Extrañaba su voz, el aroma de su colonia, sus besos y el sabor de su piel. 

Acostumbrado a la soledad a la que su familia lo había condenado, nunca había sentido el calor que otra persona podía darle. Tanto amor del que se había perdido. Tanto amor que le había hecho falta y ahora que había encontrado a la persona que podía dárselo, lo perdía de la forma más tonta…
Había ido a entrenar y no había recibido ninguna clase de regaño. Esperaba que Simon le dijera algo, pero no lo hizo. Cuando intentó disculparse por su falta, Simon le informó de la llamada de su tío y eso le había sorprendido. ¿Cómo supo su tío que entrenaba en Brown? Ya se lo preguntaría la próxima vez que lo viera. 

Taylor había tratado de acercarse a él durante los entrenamientos, pero él no se lo había permitido. Notaba como las miradas de las otras porristas estaban sobre él, se imaginaba que Taylor les había dicho algo con respecto a ellos, pero no le interesaba saber nada. 
En cuanto terminaron de entrenar, había salido a toda prisa del campo para dirigirse a casa de Harry e intentar hablar con él. Pero esta vez ni si quiera había logrado llegar a la puerta. Louis lo había interceptado y le había impedido llegar. Le había amenazado, aunque esta vez no le había golpeado. 

Mañana no iría a clases e iría a buscarlo temprano.

Presionó el botón para subir hasta su departamento, no estaba de ánimo para usar las escaleras y el tiempo que tardaba en subir y bajar, le servía para pensar. Poco le importaban sus exámenes, tampoco podía dormir, no quería estudiar y aun que comía para no sentirse mal durante los entrenamientos, comía sin ganas. 
La puerta del elevador se abrió y vio una figura femenina parada frente a la puerta de su departamento. No podía ser ella, había logrado evadirla casi por dos días pero ahora ya no podría hacerlo. 

En cuanto lo vio aparecer por la puerta del elevador, corrió para lanzarle los brazos al cuello, pero Liam la detuvo bajándoselo y con la mirada fría la observo sin decir nada. Taylor resintió esa frialdad. ¿Hasta cuándo la seguiría tratando así?

--¿Qué haces aquí Taylor? – dijo de forma fría sin acercarse para abrir la puerta de su departamento. 

-- Vine a ver a mi novio – dijo ella sonriendo. 

-- ¿Cuál novio? – dijo de forma fría. 

-- Pues cual otro novio tengo – dijo sonriendo – he venido a verte a ti – dijo ella acercándose para tratar de entrelazar su brazo con el de él, pero Liam retiró su brazo del de ella. 

-- Taylor, tú y yo no somos novios – aclaró Liam sin verla.

-- ¡Pero Liam!, después de lo que pasó, tu dijiste que lo seríamos. 

-- Taylor, yo no te amo – dijo viéndola fijamente.

Taylor colocó ambas manos sobre su rostro y comenzó a sollozar recargándose sobre la puerta del departamento de Liam.

-- ¡Pero tuvimos relaciones y me dijiste que me amabas!… 

-- No te creo – dijo Liam tomándola por los hombros haciéndola voltear asustada para verlo a los ojos. Los ojos de Taylor estaba secos, no estaba llorando, solo era una actuación. Liam entrecerró los ojos al darse cuenta – ¿Todo es una actuación de tu parte? ¿Me mentiste y le mentiste a Harry?

Taylor comenzó a sacudir su cabeza en forma de negación. No podía echarse de cabeza a hora. Tenía que lograr calmarse y seguir con el plan de la mentira.

-- Nunca te he mentido Liam, tuvimos relaciones, ¡dijiste que me amabas y Harry llegó y lo vio todo! Si no fuera así, ¿por qué me dio tu campera? Fue decisión de él regresártela, la llave de tu departamento la tiró a la basura después de llevarse su mochila. Yo estaba aquí cuando lo hizo.

Liam la soltó y se dirigió a su puerta a toda prisa. Abrió y se dirigió al mueble donde estaba la mochila negra de Harry…Ya no estaba. 
Apretó fuertemente los puños. Harry se había llevado la última cosa por la que podía regresar.

-- ¿Ves como no te he mentido? – Dijo Taylor de forma suave – Harry vino hace rato, se llevó su mochila y la llave de tu departamento la tiró a la basura – dijo señalando el elevador de desechos que estaba al fondo del pasillo. – Liam yo te amo – dijo bajando la vista y desviando la mirada. 

-- Pero yo no – dijo sin verla. 

-- Pero tuvimos… 

-- Me lo has repetido muchas veces. Sé que pusiste algo en ese café que preparaste, pero no tengo pruebas. – dijo Liam de forma fría. Taylor levanto la vista sorprendida – Yo no sé si fue verdad o no que tuvimos relaciones pero eso no quiere decir que yo te quiera o que tengamos alguna clase de relación. No quiero que me persigas. No serás ni la primera ni la última que tenga relaciones antes de casarse. 

-- Pero ¿y si quedo embarazada? – dijo Taylor con los ojos muy abiertos por la sorpresa. 

-- Eso lo veremos en su momento, porque simplemente no te creo – dijo Liam dándole la espalda. – Y cierra la puerta cuando salgas.

Taylor salió dando un portazo. ¿Cómo se atrevía Liam a decirle todo eso? ¿Cómo se atrevía a rechazarla? “¿No sería la primera en tener relaciones antes de casarse?” ¡No! y tampoco sería la última en quedar embarazada. Se dijo sonriendo mientras terminaba de bajar las escaleras para abordar su auto.

Sin que me amenacen, espero que Voten y Comenten.

Feliz mañana :*

Amor en Juego (Lirry & Ziall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora