Holis, espero que hayan paso un buen fin de semana. A partir de este cap la historia se pone buenisima, asi que los que ya odian a Taylor preparense para odiarla aun mas (xD).
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Gracias.
att: la Gerencia..... xD ok no, disfrutenla.
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CAPITULO 12
El ir y venir de los meseros en aquel lujoso restaurante del centro no paraba. Unos entraban y otros salían por aquella puerta cargando en sus charolas las órdenes de los comensales.
Frente a una de las enormes ventanas de aquel lugar, en una mesa de sillones redondos una pareja de jóvenes reía alegremente sin prestar atención al resto de la gente que inundaba el lugar a esa hora de la noche. Siendo sábado, era natural que un sitió como ese estuviera lleno.
-- ¡No puedo creer que tu prima sea como me dices Emma!
-- Es eso y más Clement – dijo la rubia con burla – Ella es capaz de cualquier cosa.
-- ¿Pero pagarle a una de las porristas de Williams por incluir el nombre del mariscal de campo de su equipo para ella comprarlo? Se me hace difícil de creer.
-- No es lo único que ha hecho y no creo que se quede de brazos cruzados ahora que fue Liam quien lo compró – dijo Emma dando vueltas al líquido de su copa.
-- Me intriga saber como fue que él capitán de Brown logró pagar tanto dinero por él, después de todo, está becado – Emma sonrió con malicia – ¿Por qué sonríes de esa forma? – dijo percatándose de esto.
-- Que mal observador eres mi querido – dijo entre risas – ¿No te diste cuenta de que mi primo le dio el dinero a una chica para que lo dejara en el bolsillo del abrigo de Liam? Creo que sabía que el orgullo de Liam no le permitiría aceptarlo si él llegaba y solo se lo daba.
-- ¿El coach Piers? - dijo Clement con asombro – Pero ¿qué interés puede tener en ayudar a Styles o a Payne?
-- Yo no sé que interés pueda tener mi primo en ese asunto, pero lo que si sé es que él se enteró de los planes de Taylor, si no, ¿por qué le dio todo ese dinero a Liam?
-- ¿Por qué tu prima quería humillar a Harry Styles? – preguntó Clement curioso.
-- ¡Oh!, tú lo sabes mejor. ¿No has estado siguiendo a esos dos desde que comenzó el semestre?
-- ¿Yo?, ¿siguiéndolos? – dijo Clement haciéndose el ofendido.
-- Por supuesto que los has estado siguiendo. Esas fotografías del diario no salieron por casualidad. Así que no te hagas el inocente conmigo – dijo Emma segura.
-- Está bien, es cierto, los he estado siguiendo, pero entonces… - dijo Clement estudiando el asunto – ¿Tu prima esta celosa de Styles?
-- ¡Exacto! Ella está obsesionada con Liam, él es el primero que se le resiste y eso su orgullo no puede soportarlo. No creas que está enamorada, solo tiene el capricho de quererlo a su lado para ganárselo a Harry y no dañar su record de conquistas - Emma soltó la carcajada
-- ¿Y quién va ganando? – preguntó Clement, Emma solo alzo una ceja mientras movió su copa hasta sus labios para contestarle.
-- ¿Tú quién crees? – dijo dando un sorbo a su bebida.
-- Harry Styles… - dijo Clement sonriendo.
-- Sí, Harry hace tiempo que le ganó a Taylor, pero ella no quiere aceptarlo – aseguró Emma.
-- ¿Por qué estás tan segura de ellos? – Preguntó no del todo convencido – No se ha hecho público que salgan juntos. Tampoco se les ha visto de la mano o besándose. – Emma volvió a reír – ¿O sí? – Dijo Clement viéndola reír – ¿Eso fue lo que viste?
-- Mi querido Clement, no siempre estás en el lugar correcto. Yo si los vi besarse, aunque el pobre de Liam se desmayó – dijo riendo después de eso.
-- Dios – expresó con asombro poniendo ambos codos sobre la mesa para poner su rostros entre ellas – No cabe duda que no estoy donde debería estar. Esa noticia hubiera puesto de cabeza a las dos universidades.
-- Sin duda – dijo Emma sin interés.
-- Debió ser muy duro para el capitán de Brown el que el mariscal del equipo rival lo besara – dijo sin descubrirse el rostro.
-- Nada de eso, según me informé, solo fue falta de comida y exceso de ejercicio.
-- ¿Tu prima que dijo cuando lo supo? – dijo Clement descubriéndose el rostro para ver a Emma.
-- No dijo nada porque no lo sabe. No se lo dije.
-- ¿Por qué no? Después de todo es tu prima.
-- Puede que sea mi prima, pero ella siempre me ha tratado como si yo fuera una sirvienta. Así que por que ahorrarle penas si me divierte ver las tonterías que hace. Por eso mismo le avisé a Liam de sus planes para con Harry en el festival, sabía que iría a tratar de salvarlo de esa humillación y no me equivoqué.
-- ¿Tu le avisaste sobre la subasta?
-- Sí, le lancé una piedra por la ventana con los planes de Taylor escritos. – Clement se recargó en su asiento riendo a carcajadas.
-- No cabe duda que ustedes dos son todo un caso – dijo sin parar de reír.
-- Escucha, espero que todo esto que te estoy diciendo no lo vayas a publicar en el diario – Clement se enderezó en su silla dejando de reír para verla fijamente.
-- Esto es entre tú, yo… Y esto – dijo colocando la mano sobre su pecho, a la altura del corazón. Emma solo sonrió.
El repiqueteo de un teléfono celular los distrajo. Emma volteó hasta su bolso al darse cuenta que el sonido venía de allí dentro. Metió la mano y sacó el aparato para ver el número de donde le llamaban.
-- ¿No vas a responder? – preguntó Clement al ver que Emma solo observaba la pantalla del aparato.
-- Es ella…Y estoy pasando un rato muy agradable contigo como para que me lo arruine.
-- Quizá es algo importante – dijo Clement
-- Para ella todo es importante, no importa la hora que sea.
-- Pues entonces deberías o contestarle para que deje de molestarte o apagar el aparato, pero en cuanto lo enciendas ten por seguro que volverá a sonar
-- Tienes razón, voy a contestarle. – dijo Emma presionando la tecla verde para tomar la llamada.
-- ¡¡Emma!! ¿Dónde demonios estás? Estoy en tu casa desde hace media hora y no te has dignado venir – escuchó la voz de Taylor que le gritaba.
-- El que tú no tengas vida social no quiere decir que yo tampoco la tenga – contestó con enojo Emma – En estos momentos estoy ocupada y no puedo atenderte.
-- No te atrevas a colgarme porque soy capaz de ir a buscarte a cada restaurante y discoteca a las que sueles ir - Emma guardó silencio ante la amenaza. Una vez se lo había hecho, le había colgado la llamada y Taylor apareció en la disco en la que estaba con un amigo y la sacó casi a rastras solo para contarle lo bien que le había ido con su última conquista. No podía colgarle porque sabía de lo que era capaz.
-- ¿Qué quieres? – dijo después de un rato.
-- Necesito que me ayudes, Liam se llevó a Harry a vivir a su casa.
-- ¿Que Liam hizo qué? – dijo Emma levantando la voz un poco. Clement levantó y vio que Emma le hacía una señal para que ambos escucharan lo que Taylor estaba diciendo.
-- Sí, ese maldito de Harry consiguió que Liam lo llevara a vivir con él, pero no voy a permitirlo. Estoy pensando en una forma para sacarlo de su casa mañana mismo y para eso necesito de tu ayuda. Ya hice mis averiguaciones y se por qué el papá lo corrió de su casa. Ven y ayúdame.
-- ¿Pero qué clase de ayuda? ¿Quieres que vaya y le ruegue que se vaya de casa de Liam? – dijo en son de burla.
-- ¡No seas idiota! Eso no funcionaría. Tiene que ser algo definitivo, algo como lo que sale en esa novela que saqué de tu bolso.
-- ¡Taylor! ¡Como te atreviste a revisar mi bolso! – dijo con enfado
-- No te enojes, después te devuelvo la novela. Quiero que vengas ahora mismo para planear bien las cosas – ordenó.
-- No, esta vez yo no te voy a ayudar, hazlo tú sola – dijo Emma.
-- Vamos ¿qué es lo que quieres por tu ayuda? Te doy lo que me pidas. – Emma se quedo en silencio observando a Clement, quien metió la mano en su bolsillo derecho y sacó las llaves de su auto. Emma entendió la indirecta.
-- Muy bien, quiero tu auto – dijo Emma sintiéndose insegura, sabía que Taylor no renunciaría tan fácilmente a su auto convertible rosa.
-- ¿Mi auto?
-- Así es, quiero tu auto – dijo Emma ya más segura al saber que no iba a aceptar.
-- Muy bien, pero ven ahora mismo y el lunes iremos a hacer el cambio de propietario.
La comunicación se cortó sin darle tiempo a reaccionar. Tanto Emma como Clement se quedaron observando sin dar crédito a lo que acababan de escuchar.
-- En verdad tu prima es capaz de todo – dijo por fin Clement.
-- Te lo dije – sentenció Emma.
-- Más vale no tenerla de enemiga, se nota que es peligrosa.
-- Lo sé – dijo metiendo su celular a su bolso – entenderás que debo irme.
-- ¿Me permites llevarte? – preguntó Clement al ver que Emma se ponía de pie de la mesa
-- Eres muy amable, pero es mejor que ella no se entere de que nos vimos – dijo sonriendo para después acercarse y besarlo sutilmente en los labios – fue divertido, muchas gracias.
-- De nada – dijo sonriendo – espero que nos volvamos a ver.
-- Tenlo por seguro – dijo Emma dándose la vuelta para caminar rumbo a la salida.
Clement se volvió a sentar en el lugar que ocupara junto a Emma mientras escuchaban la conversación con Taylor y subió su mano para tocar su corazón.
-- Si linda, esta conversación fue entre tú, yo y… Esto – dijo sacando una pequeña grabadora en forma de pluma que descansaba sobre el bolsillo de su camisa a la altura del corazón.
Emma subió al taxi que la llevaría hasta su casa mientras observaba por la ventana la entrada del restaurante y sonreía.
-- Ay Clement, sé que todo lo que te dije sobre Taylor tarde o temprano lo vas a usar. No te quedarás con esa información y a mí me harás un gran favor – dijo para sí misma mientras se recargaba en el asiento trasero y el auto partía del restaurante.
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Ya era tarde cuando dio la vuelta al picaporte de su puerta. Había salido con la idea de dejar todo arreglado para Harry. Por lo menos estaba satisfecho de haber podido ayudarle con su situación económica.
Al abrir la puerta esperaba ver las cosas de Harry en la sala o quizá regadas por el departamento, pero al entrar lo único que vio fue la pesada mochila negra aun sobre el sillón de la sala. Parecía no haberse movido de su lugar.
Cuando le ofreció irse a vivir con él a su departamento, lo había hecho de corazón, porque sabía que Harry estaba deprimido por lo que le había hecho su padre y esperaba que con esa propuesta pudiera hacerle olvidar su tristeza. No le gustaba ver esos ojos con la sombra de dolor que le había visto en el hospital. No sabía hasta donde podían haberle llegado sus palabras. Quería decirle como se sentía. Intentaría decírselo esa misma noche… Si es que se decidían las palabras a salir de su boca.
Abrió la puerta de su cuarto y solo vio la luz de la pequeña lámpara encendida, todo se veía en su lugar, las cosas de Harry no estaban por ningún lado.
Se acercó de forma lenta hasta la cama. Podía percibir el aroma de Harry en el ambiente, quizá estaba acostado en la cama. Pudo ver un bulto negro del lado izquierdo de la cama, justo del lado que le había dejado el día en que su padre lo había golpeado y le había impedido irse. Dio la vuelta al lado de la cama para verlo más claramente bajo la luz de la lámpara.
Ahí estaba, profundamente dormido.
Sintió como un estremecimiento le recorría el cuerpo al verlo boca arriba usando solo unos boxers blancos y la playera que traía puesta esa tarde. A pesar de hacer frío afuera comenzó a sentir como el calor inundaba de nuevo su cuerpo, como si fuego comenzara a correr por sus venas… Se sentía como se había sentido en la tarde cuando habían comenzado a besarse, estaba comenzando a excitarse de nuevo.
Se dio la vuelta para entrar al baño, necesitaba calmarse. Minutos después salió de bañarse usando un pantalón de pijama y una playera blanca. Sacó otro juego para Harry, tendría que prestarle ropa hasta que se decidiera ir a su casa. ¿Por qué no habría ido? ¿No se quedaría con él? Aunque de ser así no estaría ahora dormido en su cama semi desnudo.
Parecía que Harry no había sentido el movimiento ni el ruido del agua, por que seguía plácidamente dormido. Se recostó a su lado para verlo fijamente. Su piel blanca brillaba con la pálida luz de la lámpara.
Que vueltas da la vida. Cuando había pensado que él no existía para nadie, apareció ese individuo de ojos verdes para cambiarlo todo.
Se acercó lentamente hasta sus labios. No quería despertarlo, por eso solo deposito un suave beso sobre esos labios que se encontraban entreabiertos por la respiración de su dueño.
Pero era tanta la tentación de seguir probando que no sintió cuando los brazos de Harry subían hasta su cuello para responder al beso dado. Harry había despertado y dejaba que la lengua de Liam viajara dentro de su boca mientras él le acariciaba la espalda de forma suave.
La lengua de Liam en su boca le hacía estremecer y lanzaba corrientes eléctricas por toda su espina dorsal, haciéndolo temblar de pies a cabeza.
Rompieron el beso cuando se hizo necesario el aire, pero Liam no lo soltó. Harry sonrió al verlo.
-- No me di cuenta cuando volviste – dijo tratando de recuperar el aliento.
-- Regrese hace rato – dijo viéndolo fijamente a los ojos – pero no quise despertarte.
-- ¡Hasta te bañaste! – dijo Harry levantando la mano para sacudir los mechones húmedos de Liam que caían sobre su frente.
-- Tu también lo hiciste, tu cabello aun está húmedo – dijo Liam al observar manchas de agua en la almohada donde descanzaba la cabeza de Harry – ¿Por qué no fuiste a tu casa por tus cosas? – preguntó Liam de forma seria. Harry se incorporó en la cama sentándose con las piernas cruzadas para verlo.
-- Quería hablar contigo antes de traerlas.
-- ¿De qué quieres hablar?
Harry levantó la vista para ver la mirada de Liam. Se sentía nervioso de preguntar. ¿Qué pasaría si Liam le decía que solo serían compañeros de habitación? Pero ese beso que acababa de darle… ¿No le estaba diciendo que las cosas eran serias?
-- Cuando me ofreciste quedarme aquí… Em… ¿Por cuánto tiempo será? – preguntó aun nervioso.
-- Por el tiempo que quieras – dijo Liam sin vacilar – aun que debo advertirte que no tengo planeado pasar toda mi vida en este departamento.
-- ¿No?
-- No, quiero una casa, aunque mientras no termine la carrera no me molestaré en buscarla.
-- Y si me quedo aquí… Em… ¿Como qué me quedaría? ¿Como un simple compañero de habitación? ¿Como un amigo que se quedará por un tiempo? ¿Como tú… Tú… Pareja? – dijo Harry sonrojándose totalmente de forma nerviosa y apartando la vista de Liam.
Liam sintió que el corazón comenzaba a latirle de forma acelerada. Ya lo había pensado y no sabía cómo decirle que lo quería a su lado siempre. De nuevo las palabras se negaban a salir de su boca, por más veces que le ordenaba a su cerebro contestar a la pregunta, las palabras se negaban, simplemente se negaban.
Se incorporó en la cama para quedar de frente a Harry y estiró la mano para tocar su rostro. Harry levantó la vista al sentir el tibio contacto de la mano de Liam sobre su barbilla.
-- Quiero que… - comenzó diciendo Liam, pero las palabras se volvieron a atorar en su garganta – Que… Que…
¿Por qué era tan difícil decir lo que sentía?
Estiró los brazos para abrazarlo a su cuerpo con fuerza. Esperaba que con ese abrazo pudiera trasmitirle todo lo que sentía. Harry correspondió al abrazo de forma instantánea.
-- Te amo – dijo Harry a su oído.
-- Este ha sido un día muy pesado, ¿por qué no dormimos un poco? – dijo Liam finalmente.
¿Por qué no le decía que también lo amaba? ¿Era tan difícil decirlo?
Sí, eso debía ser…
Acostumbrado a no expresar sus sentimientos debido al abandono de sus padres y posteriormente obligado a seguir un régimen militar, era natural que no pudiera decir palabras cariñosas a las personas que quería.
-- Lo entiendo perfectamente – murmuró recostándose a un lado de Liam.
-- ¿No quieres ponerte un pijama para dormir? – dijo señalando el juego de pijamas que estaba en la esquina de la cama.
-- Si no te molesta, preferiría quedarme solo con los boxers. No estoy acostumbrado a dormir con pijama – dijo sacándose la playera y arrojándola sobre uno de los sillones que estaban a un costado de la cama.
-- No me molesta, pero… - dijo sin poder separar su vista del cuerpo semi desnudo. ¿Cómo era posible que comenzara a reaccionar de nuevo solo al verle?
-- ¿Pero?... – preguntó Harry volviendo a acomodarse a su lado.
-- Si queremos dormir, deberías ponerte algo – dijo de forma sería, Harry soltó la carcajada.
-- No quiero – dijo pasando sus brazos por el pecho de Liam haciéndolo estremecer.
Sintió como la mano de Harry se introdujo por en medio de los botones del saco del pijama para tocar su piel haciéndolo estremecer nuevamente ante ese simple roce. Su mano comenzó a moverse en forma circular masajeando su pecho haciéndolo aguantar la respiración.
-- Harry… - dijo Liam soltando el aire que había contenido por un momento y deteniendo la mano con la suya.
-- ¿Si? – dijo Harry.
-- ¿Esta vez no me vas a dejar a la mitad? – Harry soltó la carcajada de nuevo.
-- Espero que a esta hora no venga Eleanor o alguien más a interrumpir.
Harry subió hasta los labios de Liam para besarlo. Primero de forma sutil, solo uniendo sus labios a los de él en un beso que solo deseaba que quedara allí, pero Liam comenzó a urgirle a abrir su boca. Rápidamente había aprendido a besar de una forma deliciosamente excitante. En cuanto la abrió, la lengua de Liam entro para comenzar a saborear la suya.
Las manos del capitán de Brown subieron por todo su torso acariciándolo suavemente hasta llegar a su espalda, dejando deslizar sus dedos por cada una de las cicatrices que en ella se encontraban de forma delicada mientras hacía más profundo el beso, haciéndolo cada vez más intenso. Sentía como si sus manos tuvieran vida propia al dejarse guiar por el cuerpo perfecto que tenía casi encima de él.
-- Harry – un gemido ronco e inconsciente escapo de la garganta del capitán de Brown.
Colocó de forma firme las manos sobre los hombros de Harry para separarlo un poco. Su cuerpo comenzaba a mostrar las huellas de la pasión en él por que comenzaba a sudar, a pesar del frío de afuera y que dentro la calefacción no estaba muy alta.
La agitación les embargaba a ambos, el aliento caliente de ambos chocaba sobre la piel de cada uno.
-- ¿Eh… Liam? ¿Pasa algo malo? – preguntó Harry jadeando al verse reflejado en esos ojos que le miraban oscurecidos por la pasión.
-- Nada malo, pero creo deberíamos ir más despacio… – dijo casi en un suspiro. Harry sonrió levemente y hundió su cabeza en el espacio entre su hombro y su cuello
- Lo entiendo – susurró en su oído. Comprendía que Liam estaba acostumbrado a tener todo bajo control, a saber qué hacer y cómo en cada aspecto de su vida y esto era definitivamente algo nuevo para él. Debería darle algo de tiempo para sentirse cómodo y abrirse totalmente.
Liam cerró los ojos al sentir la respiración rítmica sobre su cuello. No podía seguir adelante sin decirle lo que sentía por él, no se sentía correcto de esa forma. Una vez que Harry supiera que él también lo quería, podrían disfrutar de ese sentimiento plenamente.
-- Te amo – murmuró Harry suavemente en su cuello para luego recostarse sobre su pecho
Sabía que ese era el momento de decírselo, le tomó un par de minutos armarse de valor y por fin pronunciar esas palabras que tanto se habían negado a abandonar su boca.
-- Harry te amo – pronunció por fin.
La única respuesta que recibió fueron los ronroneos de Harry causados por la respiración rítmica que el sueño le provocaba.
-- No puede ser… - dijo Liam en voz baja observando a un Harry completamente dormido.
Estiró la mano y subió la sabana que había caído al suelo por los movimientos de ambos y cubrió a Harry y a sí mismo con ella.
-- Quizá la próxima vez – se dijo a si mismo besando de forma sutil los labios de Harry para luego caer profundamente dormido.
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Clement seguía pensando de que forma podía utilizar toda la información que Emma le había dado. Todo el tiempo había pensado que la noticia estaba en los jugadores de Brown y Williams.
¡Pero que tonto había sido!, ¡la mejor noticia estaba en la jefa de porristas de Brown!
De ahora en adelante no la iba a perder de vista. La noticia de que el capitán de Brown y el mariscal de Campo de Williams estaban enamorados ya dejaba de llamar la atención. A nadie le sorprendería verlos juntos, se podría decir, gracias a él. Lo mismo pasaba con el capitán de Williams y el pateador de Brown.
Tomó su tarjeta de crédito de la mesa y se dispuso a partir. Había pasado mucho tiempo desde que Emma se había marchado y él había decidido quedarse un poco más para pensar un poco.
Se levantó de la mesa tomando su gabardina para salir del restaurante. Caminó unos pasos cuando escuchó que alguien le llamaba.
-- ¡Clement!
Clement volteó siguiendo la voz de un hombre que estaba sentado en la mesa que estaba detrás de ellos. Sabía que lo conocía de algún lado, pero no lograba recordar de dónde.
El hombre sonrió al percatarse que el chico hacía esfuerzos por recordarlo.
-- ¿Puedo hablar contigo antes de que te vayas? – preguntó. Clement caminó hasta la mesa para ponerse delante de él.
-- ¿Lo conozco? – preguntó ya cerca de él.
-- Me conoces si has leído mi novela, pero de todas formas me presento – dijo el hombre poniéndose de pie y extendiendo la mano – Me llamo Connor Low – Clement se sorprendió y rápidamente extendió la mano al hombre alto que tenía frente a él.
-- ¡Ah! es un honor conocerlo señor Low, claro que he leído su novela, es excelente – dijo Clement estrechando la mano del Connor.
-- ¿Entonces puedo hablar contigo un momento? – dijo Connor haciéndole un ademán a Clement para que tomara asiento.
-- Será un placer. – dijo sentándose en la silla frente al hombre mayor.
-- No pude evitar escuchar parte de la conversación que tenías con la chica rubia que salió – dijo Connor haciendo que Clement se sorprendiera – El comportamiento de la prima de esa chica me recordó un poco a un personaje en mi novela. ¿No lo crees? – dijo clavando sus ojos azules en Clement.
-- Sí, ahora que lo menciona, Taylor se parece un poco a esa chica que planeó todo en su novela. – secundó Clement a Connor.
-- Estoy buscando inspiración para escribir la segunda parte de mi novela.
-- ¿En verdad? – dijo Clement incrédulo.
-- Sí, y me pareció interesante la historia de esos jugadores. ¿Cómo dijiste que se llamaban? – dijo pensando – Ah si, Liam Payne y Harry Styles.
-- Así es – dijo Clement.
-- También escuche que Piers Morgan ayudó a esos chicos a que la prima de la niña que salió no lo comprara en una subasta.
-- Taylor es hermana del coach Piers - dijo Clement.
-- ¡Ah! – Dijo sorprendido Connor Low – eso es mucho más interesante. Pero dime, ¿qué interés tiene Piers en ayudar a esos chicos?
-- No sé, ni Emma tampoco, pero supongo que algo tendrá que ver el que el coach también sea gay, al igual que Harry Styles.
-- Le recordará su historia – murmuró Connor Low, pero Clement alcanzó a escuchar.
-- ¿Qué historia tiene el coach Piers? ¿Usted la conoce?
-- Sí, la conozco muy bien. Yo era amigo de Simon y de Piers cuando estábamos en la universidad. Yo jugaba en Williams como pateado, Piers era el capitán del equipo y Simon era tacler de Brown en la misma fecha. Digamos que yo era el mejor amigo de Piers en aquel entonces.
-- Entonces usted debe saber como comenzó la pelea entre los dos – afirmó con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
-- Sí, lo sé y puedo contártela si haces un trato conmigo – ofreció Connor.
Los ojos de Clement no podían disimular la sorpresa que las palabras del novelista le provocaban. Nunca se hubiera imaginado conocer al mejor amigo del coach Piers y que este pudiera contarle lo que había hecho que él y el coach Simon se odiaran tanto. Se apresuró a preguntar por el trato para saber si le convenía o no.
-- ¿Cual trato?
-- Me contaras toda la historia de esos jugadores. Todo, desde el principio y yo te contaré el motivo por el que Simon y Piers están enojados.
-- ¡Fantástico! – dijo Clement disponiéndose a contar la historia que había comenzado en el campo de football americano de Brown.
Aunque si Connor le hubiera preguntado a Liam, este podría haberle dicho que todo había comenzado seis meses antes de eso, desde el primer día que lo vio parado esperando cruzar la calle para ir a ver a su abuela al centro de descanso.
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Esa mañana Louis había llegado temprano a casa de Eleanor, necesitaba hablar con ella. Tenía unos minutos de haber llegado y cada vez que se acercaba a la puerta para tocar al timbre, se retiraba sin animarse a llamar.
Estaba haciendo más frío que el día anterior y el vaho salía de su boca al estar respirando de forma acelerada por el nerviosismo. El frío le había hecho llevar guantes, pero eso no le salvaba de traerlas heladas. No sabía si realmente se debía al frío o a los nervios.
Volvió a caminar hasta la puerta y extendió de nuevo la mano para tocar al timbre pero justo antes de apretarlo retiro la mano de forma nerviosa.
-- ¡Maldición! – se volvió a repetir a si mismo apretando su cabeza entre sus manos – solo es una tonta chica. ¿Por qué me siento tan nervioso?
Estiró de nuevo la mano y comenzó a tocar el timbre de forma repetitiva. Una vez y otra vez y otra más sin obtener respuesta.
-- ¡Esa maldita chica no está! – gritó pateando el suelo con el pie.
Pero apenas se dio la vuelta para irse, vio que un taxi se paraba frente a la casa y una chica bajaba del lado contrario del auto con un sweater ligero, el mismo que le había visto el día anterior. Un momento, no solo era el sweater del día anterior, ¡ERA LA MISMA ROPA!
Caminó con sumo enojo hasta el taxi, ¿con quién demonios se había quedado el día anterior para que llegara a esas horas y con la misma ropa?
-- ¡CALDER! – gritó Louis haciendo que Eleanor levantara la mirada al tiempo en que abría la puerta del taxi del lado contrario al que había bajado.
-- ¡Hola muchacho!
Louis se detuvo de golpe al ver que el papá de Eleanor bajaba ayudado por la chica. No se veía bien. El hombre parecía enfermo. ¿Eso quería decir que ella se habría quedado con él toda la noche y por eso no se había cambiado?
-- Permítame señor – dijo Louis acercándose a toda prisa y ayudándolo a caminar – ¿Qué le paso? – preguntó Louis intrigado, mientras Eleanor se acercaba para abrir la puerta de su casa.
-- Una amenaza de infarto, realmente tuve suerte de salir de esta – dijo el hombre mientras caminaba de forma lenta con ayuda de Louis – Mi niña se quedo a cuidarme toda la noche.
-- ¿Y Harry? – preguntó Louis.
-- No lo sé – dijo el hombre de forma seca.
Eleanor encendió la calefacción de la casa y acomodó la cama de su padre mientras Louis le ayudo a acostarse. En ningún momento ella lo había visto o dirigido la palabra. Parecía que ella estaba muy enojada con él y no la culpaba, después de todo se habían besado y él había salido huyendo como un cobarde. Si todo hubiera sido un juego, simplemente se hubieran reído, pero no, sabía bien que no era ningún juego y estaba decidido a decirle.
-- Cariño – dijo el hombre a Eleanor cuando ella se acerco a él – ¿Puedes dejarme solo con tu amigo?
-- Pero papá – intentó protestar
-- Quiero hablar un momento con él a solas.
Eleanor volteó a ver a Louis a los ojos, en su mirada se veía el enojo, paso a un costado de él con la cabeza altiva. No, definitivamente no solo estaba enojada, estaba MUY enojada con él.
-- Muchacho siéntate – le dijo a Louis. Él camino hasta el lugar que el hombre le indicaba – parece que están enojados – dijo el hombre a Louis. Él levanto la mano hasta su cabeza para rascarla.
-- Si, eso parece – dijo Louis de forma seria – pero espero que las cosas queden arregladas después de que hable con ella.
-- Yo también lo espero, porque quiero pedirte un gran favor – Louis lo observó con curiosidad.
-- Si está en mis manos, cuente con él.
-- Sé que lo está. Quiero que te hagas cargo de ella si algo me pasa – dijo el hombre de forma triste.
-- ¿Qué? – dijo Louis sin entender.
-- Sí, mi salud no es del todo buena, el médico me lo dijo. Estoy propenso a otro infarto y este si puede ser mortal. Si eso pasa no quiero que Eleanor esté sola. Sé que te importa mucho, lo he notado.
-- N… No… Eso… No es… - intentó decir Louis con nerviosismo, pero el hombre sonrió.
-- Vamos muchacho, no te apenes. Tienes mucho tiempo viniendo a mi casa y te he estado observando desde entonces. Las peleas que solías tener con mi hija eran una forma de llamar su atención. Te he de confesar que me ha costado mucho trabajo no soltar la carcajada cada vez que ustedes discutían, pero de antemano sé que te importa Eleanor. También sé que fue contigo con quien ella se quedó cuando le pegué por accidente…
Louis se levantó de golpe de la silla en la que había estado sentado escuchando todo lo que le decía el hombre. ¿Cómo se había enterado? Se suponía que Harry iba a decir que estuvieron con un amigo y no que se había quedado con él.
-- No te voy a reclamar nada, conozco a mi niña y confío en ti. Si te preguntas como me enteré, no fue por ese tonto que tengo por hijo, él debió decírmelo, fue por un vecino que tiene un pariente viviendo en tu mismo edificio, él la vio llegar el día de la tormenta a tu casa, porque a él le pescó en ese lugar la lluvia.
-- No pasó nada, ella se quedó en la recamara y yo en el sillón – dijo Louis totalmente sonrojado.
-- Ya te lo dije, confío en ella y en ti, por eso mismo quiero que la cuides cuando yo no esté… Ya que no puedo contar con Harry.
-- ¿Por qué no? Harry es una persona muy responsable, el podría cuidar de su hermana si a usted le pasara algo.
-- No, estás equivocado. Harry es… Es… - dijo el hombre tratando de evitar decir la palabra, pero al final lo consiguió – Es gay y eso lo hace un irresponsable…
-- ¡No sabe lo que está diciendo! – Dijo Louis con enojo levantando la voz haciendo que el hombre se sorprendiera – La condición de Harry no lo hace más o menos responsable. Lo que importa es su forma de ser… Y él es responsable, es confiable y uno de mis mejores amigos. Me ha ayudado mucho desde que los conocí y desde que entré al equipo de football americano. Tanto él como Zayn han sido los únicos que me han apoyado en todo.
-- Pero Harry…
-- Harry puede ser gay, eso quiere decir que le gustan los hombres. Bien por él, no se engaña ni engaña a las personas que están a su lado, pero eso no quiere decir que deje de llevar pantalones para hacerse cargo de sus responsabilidades, como lo son esta casa y su hermana. Si lo quiere ver así, porque estoy seguro de que su hija es lo suficientemente independiente como para mantenerse sola. Ella es inteligente, es valiente y dentro de unos años terminará la carrera con la que puede trabajar y sostenerse por si misma.
-- Tienes razón – dijo el hombre con una sonrisa – Me gustas para yerno.
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Se sentía tibio, magníficamente abrigado. No quería abrir los ojos porque se sentía protegido. La sensación tan placentera en todo su cuerpo no quería alejarse. Podía recordar cada caricia, cada beso proporcionado por él a su cuerpo, a sus labios, a todo su ser.
Ese calor que proporcionaba otra piel sobre sus brazos, ese aliento caliente que le embriagaba y golpeaba de forma suave su propio rostro haciéndolo sentir amado, a pesar de que nunca se lo hubiese expresado con palabras.
Abrió de forma lenta los ojos pestañeando un par de veces. Se sentía tan tremendamente bien que no quería despertar y darse cuenta que todo había sido un sueño. Por fin terminó de abrir los ojos topándose de lleno con una mirada canela que le miraba fijamente.
¿Cuánto tiempo llevaba mirándolo de esa forma, mientras le abrazaba de forma tan posesiva?
-- Buenos días – escucho la voz de Liam que le hablaba.
-- Buenos días – dijo con la más luminosa de las sonrisas.
-- ¿Te sientes bien? – preguntó Liam apartando los mechones largos de cabello que caían sobre su rostro para verle.
-- ¡Magníficamente bien! – dijo Harry con una sonrisa.
-- ¿Iremos a ver a tu abuela él día de hoy? Porque si es así ya se está haciendo tarde – dijo Liam. Harry desvió la vista de forma triste. – ¿Qué sucede? – preguntó sin entender el cambio de actitud de Harry.
-- No creo que sea conveniente ir a ver a mi abuela… Terminaría por decirle que papá está mal y eso podría acarrear problemas a su salud. Sería mejor que le llame a la doctora y le diga lo que sucedió. Ella me dirá que tan conveniente es que vaya, pero lo que si voy a hacer es ir a ver como esta papá – dijo Harry volteado a ver a Liam.
-- No entiendo como lo quieres tanto después de cómo te ha tratado – dijo soltando a Harry del abrazo en el que lo había mantenido y dándose la vuelta en la cama para ponerse de pie – Eres demasiado bueno, tanto que rayas en lo tonto.
-- ¡Liam! – dijo Harry abrazándolo por la espalda, evitando que se pusiera de pie.
-- Quiero que entiendas que las cosas no siempre fueron así. Fueron muchos los años buenos que pasamos juntos como para olvidarlos por unas cuantas cosas malas. ¿Por qué olvidar todo lo bueno? Es mi padre y lo es porque así se ha portado. Me cuidaba cuando enfermaba, me llevaba a la escuela y me ayudaba con las tareas, incluso fue él quien me enseñó a jugar football. No me pidas que olvide todo eso, porque nunca lo voy a hacer.
Liam se soltó del abrazo y se volteó hacia él para tomarlo entre sus brazos. No, él jamás había conocido todas esas cosas buenas.
-- No, no te pido que lo olvides. Dichoso tu que tienes todos esos recuerdos – dijo abrazándolo fuertemente.
-- Quiero ir a casa por mis cosas. Después pasaré a ver a mi padre al hospital. ¿Quieres acompañarme? – preguntó viéndolo. Liam negó con la cabeza.
-- Arregla tus cosas y pasa a ver a tu padre, después vienes aquí y ambos vamos por ellas a tu casa para traerlas
-- ¿Qué vas a hacer? – preguntó con curiosidad
-- Tengo que hacer un par de llamadas muy importantes – dijo viéndolo a los ojos – Necesito arreglar algunas cosas lo antes posible.
-- ¿Tiene algo que ver con lo que hiciste anoche? – preguntó dudoso.
-- Sí – dijo.
-- ¿A dónde fuiste?
-- ¿Confías en mi? – preguntó Liam de forma sería.
-- ¿Qué pregunta es esa? Claro que confío en ti – dijo Harry con una sonrisa luminosa.
-- Entonces no me preguntes que hice o que voy a hacer. Lo sabrás a su tiempo, te lo aseguro –
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Louis salió de la recamara del papá de Eleanor sumamente sonrojado, no esperaba que el hombre le dijera que le gustaba para yerno. Solo faltaba que la molestia de Eleanor sintiera lo mismo que él.
¿Qué sentiría ella por él?
¿Repugnancia? No, eso no podía ser, ya que ella había sido la que levanto su rostro para que la besara.
¿Odio? No, sus ojos eran tan trasparentes que no cabían en ellos el odio. Mucho menos en su corazón.
¿Molestia? Si, ella estaba molesta con él, pero la molestia podría pasar después de que él se disculpara.
Por lo menos estaba seguro que no era tan grave lo que ella pudiera sentir por él.
Caminó por la casa buscándola, debía estar en algún lado. Y la encontró en la cocina preparando el desayuno para su padre. Olía delicioso y su estomago comenzó a protestar por ello. Debido a que había gastado todo el dinero en la subasta del día anterior no había tenido dinero para comprar cosas para la cena y el desayuno.
-- Ele… - iba a decir pero se interrumpió - Calder
Eleanor volteó para verlo, se encontraba parado en el marco de la puerta de la cocina con la vista baja y totalmente sonrojado.
-- ¿Qué quieres? – dijo regresando su vista a lo que hacía.
-- Necesito hablar contigo – dijo.
-- ¿Y qué estamos haciendo? ¿Bailando? – dijo con sarcasmo.
Parecía que su hermano y ella eran algo parecidos. Los dos usaban el sarcasmo para defenderse de algo que les molestara. ¿Cuál sería la mejor forma de lidiar con eso antes de que terminaran peleando como siempre? ¿Ir directo al grano? Si, quizá eso era lo mejor… por el momento.
-- Lo siento, no debí salir así ayer – dijo de forma segura viéndola.
-- ¿Y por qué te disculpas? Seguramente tenías cosas que hacer y lo de ayer solo fue un tonto juego. Disfrutaste de tu compra y te fuiste, así debió ser – dijo sin voltear a verlo.
-- ¡No, no debió ser así! – Dijo Louis dando un paso dentro de la cocina pero Eleanor seguía con su trabajo – ¿Puedes dejar eso y voltear a verme? – Eleanor soltó el cuchillo y volteo.
-- Bien, ya te estoy viendo, ¿ahora qué quieres? – dijo cruzando los brazos viéndolo.
-- Quiero decirte que… Que me gustas – dijo nervioso.
-- ¡Ah! ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me ponga feliz por eso y que corra a tus brazos? – dijo de forma molesta. Louis solo la observó sin decir nada, parecía que las cosas no iban nada bien – Y seguramente te gusto como te gustan la mayoría de mis amigas – aseguró Eleanor de forma indiferente. ¿Eso parecían ser celos? Quizá las cosas no estaban tan mal…
-- No, tú me gustas de verdad, como no me gusta ninguna otra.- se apresuró a decir Louis - A pesar de tu pésimo carácter… - completó comenzando a acercarse de forma lenta.
-- ¡Yo no tengo un pésimo carácter! – dijo Eleanor a la defensiva bajando los brazos sin moverse de su lugar.
-- Y a pesar de que siempre tratas de ganarme – dijo dando un paso para acercarse más a ella.
-- Y generalmente lo logro – dijo comenzando a sonreír.
-- Y que eres una molestia que siempre trata de decirme que hacer – volvió a acercarse quedando a solo un paso de ella.
-- ¿Te quejas porque me preocupo por ti? – dijo Eleanor levantando la vista para verlo, ya que estaba muy cerca de ella.
-- Yo nunca me queje de eso – dijo Louis levantando su mano libre para tomar el rostro de la chica, ella no lo rechazaba… Estaba a un paso de lograrlo. Si la besaba y ella no le respondía con una bofetada entonces podría considerarse que lo había logrado.
-- ¿Louis?… - preguntó Eleanor sin dejar de verlo.
-- Esto nunca fue un tonto juego… Fue una tonta realidad.
Eleanor cerró los ojos al sentir como los labios de Louis se cerraban sobre los suyos e instintivamente levanto los brazos para cerrarlos sobre el cuello de él. No estaba soñando, después de todo Louis si le correspondía. ¿Cuánto tiempo había deseado eso? Desde el primer día en que lo conoció en el salón de clases le había gustado, pero él nunca había notado su presencia, no hasta que supo que era la hermana de Harry, fue entonces que él había comenzado a molestarla y ella a defenderse, pero eso no había evitado el que le siguiera gustando. Por eso había convencido a la profesora de que los pusiera juntos en el equipo y fingía que ella estaba tan molesta como él de estar juntos. Realmente ella estaba encantada con eso.
-- Te quiero pequeña molestia – dijo Louis dejando deslizar un dedo sobre la mejilla de la morena cuando se separaron.
-- Y yo a ti enorme idiota – dijo Eleanor sonriendo mientras Louis cambio su cara a una seria.
-- ¿Por qué me dices así? – dijo Louis con el seño fruncido.
-- ¿Por qué me dices molestia? – dijo Eleanor poniendo ambas manos sobre su cintura y contestando de igual forma que el chico.
-- No me contestes con una pregunta – sentenció Louis.
-- ¡Tú tampoco lo hagas!
-- ¡El hecho de que seas mi novia no te da derecho a comportare así conmigo!
-- ¿Novia? – dijo Eleanor sorprendida.
-- Si, ¿creías que me gaste 500 solo porque si?
-- ¡Aaaaayyyy, eres imposible! – gritó Eleanor dándose la vuelta para seguir cocinando el desayuno.
-- Pero no puedes negar que me quieres – dijo Louis asomado por su espalda para ver que cocinaba.
Eleanor comenzó a reír dándose la vuelta con el cuchillo en la mano haciendo que Louis retrocediera un poco con las manos en alto a la defensiva, incluyendo la del brazo vendado.
-- ¿Quieres aprovecharte de mí? – dijo riendo Eleanor.
-- Quizá solo un poco – dijo Louis acercándose a ella para volver a besarla al mismo tiempo en que estiraba la mano por detrás de ella para robar un poco de la comida.
-- ¡Louis! ¡No te atrevas a robar la comida antes de que este lista! – dijo Eleanor al darse cuenta de lo que hacía dándole un manotazo en la mano.
-- ¡Ay! – Dijo sacudiendo la mano – ¿Quieres que me quede manco con ese golpe? – dijo fingiendo enojo.
-- ¡Que exagerado eres! Y si no quieres que te vuelva a pegar, espera hasta que el desayuno esté listo. ¿Que acaso no desayunaste en tu casa? – dijo regresando a su tarea de cocinar.
-- No. Ni he cenado ni desayunado, por eso tengo hambre. – se justificó.
-- Pues deberías haber comido algo – sentenció Eleanor.
-- Lo que pasa es que me quede sin el dinero de mi beca de este mes – dijo Louis
-- Deberías dejar de comprar tonterías y alcohol, así te rendiría mas el dinero – dijo Eleanor molesta.
-- ¡No me lo gaste en eso! – dijo Louis molesto a su vez.
-- ¿Ah no? ¿Y entonces en qué te lo gastaste? – dijo ella volteando a verlo.
-- En ti – dijo sonrojado viéndola fijamente.
-- Oh Louis. ¿Ibas a pasar hambre por mí? – dijo ella acercándose a él para tocarle el rostro sonrojado.
-- No, iba no, ¡voy a pasar hambre!
-- No, no lo harás, vendrás a casa todos los días a comer y a cenar. No te digo que a desayunar porque si llegas tarde a clases todos los días es porque no te levantas temprano. Pero si lo haces, también puedes venir a desayunar.
-- ¿Eh? ¡Eso me suena a matrimonio! ¿Quieres que me vaya acostumbrando? – Eleanor volvió a reír.
-- Nunca cruzó por mi cabeza eso, pero si prefieres no comer por un mes…
-- ¡No!, si acepto venir. ¡Muchas gracias! – se apresuró a contestar con la mas amplía de las sonrisas. No cabía duda que le encantaba esa chica.
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El aroma a café recién preparado mezclado con el aroma a comida inundaba el departamento que compartían Liam y Harry. Ambos se habían bañado y ahora terminaban de desayunar en la pequeña barra que separaba la cocina de la sala.
-- Mientras te bañabas llamé a la doctora y ella cree que no es conveniente que vaya ahora a ver a la abuela. Le va a decir que estoy en exámenes, al fin y al cabo cree que estoy en la universidad y como se supone que tú eres mi padre, pensará que ambos estamos en exámenes, no se sorprenderá de que no vayamos.
-- Está bien – dijo Liam terminando de desayunar.
-- Regreso en un rato para ir por las cosas a casa – dijo Harry poniéndose en marcha para salir, pero justo en la puerta Liam lo detuvo por el brazo.
-- Afuera hace frío – dijo tomando la campera de Brown que descansaba a un lado del sillón donde estaba la mochila de Harry – llévate mi campera – Harry la tomó y comenzó a reír.
-- ¿Sabes lo que significa que traiga tu campera puesta? – Liam solo se encogió de hombros – le estás diciendo a toda la comunidad estudiantil que estamos juntos. ¿No te importa?
-- No, yo no tengo a nadie a quien rendirle cuentas. Que digan lo que quieran, al fin y al cabo no les estamos mintiendo – Harry sonrió mientras Liam se acerco a él.
-- Te estaré esperando – dijo tomando a Harry por la nuca para besarlo. Harry pasó sus brazos por el cuello de Liam para regresarle el beso.
-- No me engañes mientras no estoy – dijo Harry riendo mientras se daba la vuelta para bajar las escaleras del segundo piso.
Liam entró al departamento de nuevo y se dirigió hasta la recamara. Tomó el teléfono y marcó el número. Sabía que a pesar de ser Domingo podría encontrarlo.
-- ¿Hola? Fisher al habla – escuchó del otro lado del auricular.
-- Soy Liam Payne
-- ¡Señor Payne!, esto si es una verdadera sorpresa, he estado esperando su llamada desde hace tiempo, desde que cumplió 18 – dijo en tono de regaño.
-- No tenía pensado reportarme – dijo Liam de forma fría.
-- ¿Por qué muchacho?
-- No tenía intenciones de reclamar nada, por lo menos no ahora, pero las cosas han cambiado y quiero saber qué debo hacer.
-- Bueno, solo debes firmar unos papeles y tendrás lo que tus padres te dejaron. Solo quiero saber algo
-- ¿Qué cosa?
-- ¿Nos seguirás considerando como tus abogados en el futuro?
-- No veo por qué no. Han hecho un buen trabajo y no tengo quejas.
-- ¡Fantástico!, entonces el lunes podemos vernos para que firmes los papeles. Le hablaré a tu tío para ponernos de acuerdo.
-- Yo lo haré, no se moleste. Nos vemos el lunes en la tarde en sus oficinas.
-- Muy bien, hasta entonces.
-- Si, adiós – dijo Liam cortando la comunicación.
Sin colgar el auricular marcó otro número que se sabía de memoria. ¿Cuántas veces lo había marcado antes? Tantas que el número se había quedado grabado en su memoria desde que solo era un niño.
Una voz chillona contestó a su llamada, esa voz que tenía más de un año de no oír.
-- Laboratorios GY – contestó la voz arrastrando cada palabra.
-- Buenos días, comuníqueme al departamento de investigación con el doctor Harold Payne.
-- Lo siento joven, pero es domingo, ¿usted cree que aquí viven los científicos?
-- Si señorita – dijo Liam fastidiado.
-- ¡Oigame!, si el doctor estuviera aquí no lo recibiría. Él no contesta llamadas.
-- Contestara la mía, soy Liam Payne.
El sonido del teléfono que caía hasta el suelo y se azotaba contra él se dejo escuchar. Unos segundos después la misma voz chillona contestaba algo apenada.
-- Lo… Lo siento… Lo siento joven Payne, no sabía que era usted, como hace mucho que no llamaba a su tío… Pero en seguida lo comunico, espere un segundo.
Liam escuchó la música en esperar que regresaba el conmutador mientras esperaba que su tío le contestara.
-- Liam, muchacho, que milagro que me llames, ¿dónde diablos te habías metido? – Escuchó la voz rasposa de su tío del otro lado de la línea – hace un año que no sabía nada de ti, ni siquiera has cobrado tu fideicomiso.
-- Estoy estudiando en Brown desde hace un año, pero si hubieras querido saber de mi me hubieras encontrado. Fisher lo hizo – dijo de forma fría.
-- ¡Ese lame botas! – Dijo con fastidio el hombre – pero bueno, ¿A qué debo el honor de tu llamada? ¿Vas a venir a hacerte cargo de tu herencia?
-- No, por lo menos no ahora, seguirás con el mismo cargo que ocupabas desde que murieron mis padres. Has hecho un buen trabajo y sigo recibiendo los reportes mensuales del manejo de la empresa por internet. Un amigo los ha revisado y no ha encontrado nada irregular en ellos.
-- No soy un ladrón muchacho. Solo he cumplido con la tarea que me dejo tu padre al morir y si tú quieres que siga en el puesto, seguiré haciendo mi trabajo de la misma forma hasta que vengas a ocupar la presidencia de esta compañía.
-- Eso no será pronto, sigo siendo demasiado joven para dirigir una compañía tan grande.
-- Pero yo te ayudaré a llevarla por buen camino. No te dejaré solo. Algún día deberás ocuparte de esta parte de tu herencia.
-- Lo sé, pero primero quiero terminar mis estudios. El lunes hay que ir con Fisher a firmar unos papeles con respecto a la herencia.
-- Muy bien, allí estaré. Me dará gusto verte después de tanto tiempo.
-- Sí, gracias.
Liam colgó la llamada sin decir nada más. Su tío no se sorprendería de eso, estaba acostumbrado a la forma de ser parca de él.
Había decidido, hacía un año, que no cobraría su herencia para cubrir sus estudios. Quería mantenerse por si mismo con la beca y demostrarse que podía hacerlo. Lo hizo bien por un año, pero ahora necesitaba ese dinero para pagar la escuela ya que la beca se la estaba dejando a Harry. No le dolía, al contrario, le hacía sentirse bien que alguien que la necesitaba más que él la pudiera aprovechar.
Pero ¿cómo reaccionaría Harry cuando se enterara que él era rico? Nunca le había mencionado que sus padres al morir lo nombraron heredero universal de su fortuna. Esta incluía la gran compañía farmacéutica GY, encargadas de fabricar y distribuir medicamentos del tipo genéricos intercambiables. Esa herencia no solo incluía la compañía farmacéutica, también incluía la sede en Estados Unidos y Australia, las propiedades y el dinero en varios bancos que sus padres habían logrado reunir en los años que trabajaron juntos y no era una cantidad despreciable.
La compañía había logrado crecer en manos de su tío, el albacea de su herencia hasta cumplir la mayoría de edad. Por eso confiaba en él. No le gustaba llamarle para que autorizara el retiro de la mensualidad de su fideicomiso, por eso quería mantenerse solo y lo logro por un año.
Nunca paso por la cabeza de nadie que él tuviera tanto dinero. Nadie parecía darle importancia a un estudiante becado y que viajaba en bus. Y Taylor que pensaba comprarlo con un puesto en sus empresas… Empresas que valían una décima parte de lo que valía la de sus padres.
Nunca había querido saber nada de su herencia, pero ahora la necesitaba por Harry, la utilizaría para protegerle, para darle todo lo que necesitara.
Por él… Solamente por él.
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Amor en Juego (Lirry & Ziall)
Hayran KurguLiam Payne, un gran jugador de fútbol americano en la universidad de Brown se enamora a primera vista de una chica, a la que vio una mañana en la parada del bus. Después de buscarla tanto tiempo se da por vencido y decide seguir concentrado en el j...