Adios

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Solo sigue adelante, hay que detenerlos...

Brass cubrió la boca de Nuria con delicadeza, no debían hacer ningún ruido y si lo hacían estaban perdidos, más ahora que estaban pasando bajo de ellos. Se encontraban arriba de un árbol, ocultos entre las muchas y grandes hojas, había batallado un poco en subir a Nuria junto consigo y ahora le dolía horrores el costado derecho, tal vez un posible desgarre.

Los pasos de quienes los habían estado siguiendo desaparecieron en la distancia, eran malditamente rápidos y eso era lo que le preocupaba, ¿Qué tipo de entrenamientos les habían puesto a esos humanos para ser así de agiles? Esos tipos en verdad daban un poco de miedo, la forma en que se seguían levantando aun cuando los había golpeado con todas sus fuerza... eran escalofriantes.

Sintió a Nuria temblar contra sí, le descubrió la boca, abrazándola y pegándola lo más que pudo a su cuerpo, estaba llorando en silencio, podía sentirla temblar. No había nada de malo que se derrumbara en ese momento.

- Los niños, Brass, los niños. –susurro Nuria entre sollozos, cubriéndose la cara con las manos.

- Ellos estarán bien, saben cuidarse. –le susurro contra la piel dañada del hombro, hizo una mueca al ser el causante ya que cuando la subió no fue nada delicado.

- ¿Qué hay de Deo? –giro la cara hacia él.

- Es fuerte, tiene una idea de lo que piensan hacer. Así que nuestro deber ahora es ir a la Reserva y contarles todo, antes de que ataquen.

- ¿Qué tal si ya atacaron? –la respiración de Nuria se volvió trabajosa.

- Van a batallar, se quedaron varios de la zona salvaje y créeme, no son para tomarlos a la ligera.

- ¿Qué hacemos ahora?

Brass frunció el ceño antes de tomarle el mentón a Nuria entre sus dedos, girando un poco más su rostro y perdiéndose en la ahora tormenta de emociones que aquellos ojos mostraban, era realmente hermoso. Podía leerlos: miedo, confusión, deseo, odio, rabia, alegría...

Que emociones tan embriagadoras, sonrió al ver que no las ocultaba, no podía hacerlo en el estado que se encontraba y eso lo agradecía a todos los dioses que existieran, porque jodidamente le gustaba ver emociones en ella. Acerco sus labios a la suave piel de aquellas mejillas y planto un suave beso. Inhalo profundo, solto el aire lentamente y le acaricio la piel con la punta de la nariz, poco a poco el cuerpo de aquella humana se relajó contra el suyo.

- Por ahora esperaremos un poco más, no creo que estén tan lejos y cuando bajemos de aquí tendremos que correr, no importa que escuchemos; debemos correr.

- De acuerdo, ahora: suéltame. –esa última palabra lo hizo hacer una mueca, ¿Por qué debía ser tan cerrada?

- No.

- ¿No?

- Si lo hago caerás y estoy seguro que no quieres eso, ¿o sí? –Nuria soltó un bufido, pero aun así podía leer la verdad en sus ojos; el brillo de humor en ellos. Con un poco de molestia, claro.

- ¿Y ahora qué hacemos?

- Deberás dormir.

- No creo poder hacerlo, siendo sincera. –acerco su mano a él, tocándole el hombro e hizo una mueca.

- ¿Qué ocurre?

- Tuviste sexo con Natasha, eso ocurre. –susurro con los dientes apretados. –Venias y pedias perdón, pero te ibas a revolcar con otras. Espero y...

Brass (Nuevas Especies 9)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora