Capítulo 32.

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Un escalofrío extraño me recorrió todo el cuerpo de manera incómoda. Todos mis músculos se tensaron al escuchar aquellas palabras que seguían reproduciéndose en mi cabeza, y uno de ellos, en especial, se contrajo más que cualquier otro. Me di cuenta de que era todo mi brazo derecho, que estaba medio extendido hacia el chico de ojos azules, donde, esperanzado, su mano continuaba sosteniendo la mía. Esta última se encontraba temblando, de hecho.

Mi ceño se había fruncido de forma confundida y la boca la tenía entreabierta, por la sorpresa que seguía sin poder creer aún. El corazón se me subió a la garganta y me la trabó; me impedía pronunciar palabra alguna. Ahora que lo pienso, tampoco la tenía, en ese caso.

Comencé a analizar la situación en mi pequeña mente de nuevo.

¿Él acababa de hacer qué cosa?

Carraspeó de forma sonora su garganta y esbozó una sonrisa nerviosa.

¿Qué dices, amor? —preguntó, impaciencia noté en su voz.

Estaba completamente en shock. Es lo único que puedo decir.

—A-Ah... —intenté hablar— Yo... P-Pues, yo...

Lo detallé ahí, de rodillas, con sus ojos brillando, pidiendo mi mano, de rodillas, esperando ansioso por un "sí", vi la mesa y la cena romántica que había preparado, para pedir mi mano... Sí, sé que ya lo mencioné.

Pero, ¡él de verdad estaba de rodillas ante mí pidiendo mi jodida mano!

¡Qué demonios!

Eso debía ser un sueño, debía serlo. No podía ser cierto, en lo absoluto.

—¡Auch! —exclamé, en cuanto sentí el fuerte pellizco que me había hecho en el brazo que seguía en dirección a él.

—¿Bryana, estás bien?—dijo con preocupación.

Se levantó -por fin- y se posicionó en frente de mí. Tomó mi mentón con una de sus manos y lo dirigió hacia él mientras colocaba mechones de cabello detrás de mi oreja.

—No, digo sí. Bueno, no —hablé más rápido de lo que creí—. Yo... Me siento...

—¿Halagada? —sonrió de medio lado.

—Aterrada.

Enarcó una ceja y frunció el ceño ofendido.

—¡Digo, sorprendida!—corregí al instante— Sorprendida, sorprendida. A eso me refería.

Me miró sin estar convencido y entonces me levanté de mi silla también, esperando tener las piernas capaces de funcionar como debían.

—Lo siento, esto me ha tomado muy imprevistamente...

—¿Y...—me tomó de ambas manos y entrelazó sus dedos con los míos. Se acercó hasta estar muy cerca de mí y me dedicó una mirada profunda—...aceptas?

Me puse nerviosa. Debo admitirlo. Más de lo que debía.

Jessie realmente estaba hablando en serio, iba muy en serio con esto. Yo no podía creerlo ni un poco,  aún menos llegaba a considerarlo y así aceptar en casarme con él.

Sólo es Trabajo. | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora