Ella se despertó aquella mañana de sábado a las 9, la brisa matinal tocaba suavemente sus mejillas, la tibia humedad de sus cabellos sobre la almohada, y esa taciturna expresión de suavidad y ternura condensadas, constituían un poderoso afrodisíaco para cualquiera, la escena de esa recamara era esencialmente bella, y por sobre todo extraordinariamente perfecta, no había un solo espacio en dicha habitación que no llevase consigo grabado, de forma marcante e inconfundible, como un rotundo sello, su instintiva delicadeza.
En medio de sus sábanas blancas, se disponía a darle la bienvenida al mundo, y es que a decir verdad, parece que todo el universo estaba esperando a que se despertara para poder verla y saberse felices de solo contemplarla desde la inmensidad de los astros.
Un pocos minutos más tarde entraría la cocinera con su desayuno, era una señora de unos cincuenta años, que había dedicado gran parte de ellos al servicio de la familia, y que con el paso de los años se había convertido en toda una institución dentro de la misma, ella misma había visto crecer.
Todos la habían visto crecer, sin embargo la soledad que la consumía era de unas proporciones gigantescas, su mundo poco a poco se había ido aislando, de a poco ella había crecido con las sobras del tiempo de sus padres, quienes por abusar del trabajo han dejado poco o nada de su tiempo para ella.
Ahora, sus metas y gustos estaban en otro mundo, lejos de la realidad, tan lejos como fuera posible, quizás allí estuviesen seguros....
Nadie la conocía realmente, sus gustos eran una incógnita en la vida de sus padres, y , lo más aberrante, ellos no se molestaban en averiguarlos, solo se limitaban a impulsar un caudal de dinero y así justificaban su ausencia, dándole la liquidez necesaria para satisfacer sus gustos, a pesar de que no sabían que eran.
Ella era inteligente y sagaz, había aprendido a cargar tras de sí el peso de su lápida de tristeza y soledad, su habitación contrario a lo que se pensaría, era del diseño más minimalista concebible uno tras otro, iba haciendo más monótonos los objetos de su habitación, es como si ella al pasar todas sus alegrías y emociones a otro mundo hubiese llevado sus gustos decorativos con ellos.
De paso, la habitación estaba pintada de un blanco tan cristalino que simulaba las paredes de un sanatorio mental, el único objeto en su habitación que ella había elegido, era el enorme ventanal del costado que daba lugar a un pequeño balcón desde el cual se veía un pequeño bosque que estaba al frente de la propiedad, ese era su lugar favorito en el mundo aquel pequeño balcón.
Considerando sus actividades, estas se reducían al cine, la lectura y el observar el bosque, y, obviamente, a las actividades correspondientes a su carrera, había escogido ingeniería, en parte debido a la influencia de sus padres, y en otra, debido a que le era un reto enorme a sus capacidades y eso la estimulaba a despertarse por la mañanas, ella solo tenía un sueño, encontrar un reto y perseguirlo, no para alcanzarlo, sino para quemar tiempo en el camino y así algún día cuando el reloj de sus días aquí en la tierra pierda su impulso, quizás se atrevería a cruzar el puente que la separaba entre su mundo y la realidad, quizás haría ese salto de forma anticipada en alguno de estos días, pero por el momento aún le quedaba un reto con el que consumir un nuevo sorbo del tiempo que le queda.
Su mundo era más puro que lo que cualquier imaginación humana hubiese podido idear, era sencillamente bello, no había una sola parte de ese mundo donde la sombra de la soledad se proyectase, y las condiciones en las que se vivía en ese mundo eran tan preciosas que nunca podría ser habitado por todos los humanos, ya que algunos no concebirían lo que vale la belleza, después de todo, existen mentes muy pequeñas, muy cerradas y por sobre todo muy limitadas.
Confieso que yo pertenecía a ese grupo de personas, mi mente no habría podido concebir su mundo de no ser por ella, después de todo mi mente era tan precaria que ignoraba siquiera el inmenso poder de la imaginación humana.
Escribo estas líneas para que quien lea la historia sepa quién era ella, a medida que siga narrando, iré mostrando aspectos que con el tiempo fui conociendo de ella, y que sólo yo descubrí, poco a poco, ustedes van a descubrir su maravilloso mundo, y en el mejor de los casos experimentarán lo que yo sentí,es decir, ser el Colón de un mundo mucho más venturoso e inmenso que la enorme y gloriosamente inmaculada América
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El Problema
Teen FictionEl problema es una historia que narra las disyuntivas de un estudiante universitario, en lo que quizás sea la etapa más estimulante al intelecto, en esta obra el protagonista va a poner en tela de juicio todas sus concepciones del mundo, un historia...