Novela dedicada a todas las piezas del cubo.
Sí perteneces a otro fandom eres completamente bienvenida.
[...]
Madison es una chica de 18 años, un poco rebelde pero, centrada en sus estudios.
Sebastián es un chico de 20 años que sólo piensa en tenerl...
Me quedé en shock. Nadie me había dicho esas palabras tan bonitas. Contuve la respiración por unos 3 segundos, lo miré a los ojos y estaba apunto de hablar, pero, me interrumpió.
-No me digas nada aún. Quiero que te sientas segura de lo que estabas a punto de decirme.- Sonrió y arrancó el auto.
[...]
Llegamos al lugar. Salió, cerró la puerta y corrió dando la vuelta al auto para luego abrir la puerta dónde yo esparaba sentada del otro lado. Tomó mi mano para que saliera del coche. Caminamos unos pocos metros para llegar al portón. Buscó entre su bolsillo y sacó unas llaves.
Sebastián empezó a forzar la chapa del portón, las llaves no entraban completamente.
-¿Qué pasa?
-No se puede, no es la llave.- respondió con la cara de idiota con la que me enloquece.
-¿Que hacemos ahora?
Sebastián:
Miré la barda que estaba a los lados de la puerta y voltee a ver a Madison con cara picara.
-¿Qué? No, no Sebastián, estas loco si crees que yo me pasaré por la barda.
-Vamos, confia en mi.- reí un poco mientras le estrechaba mi mano. Ella asintió.
Una vez arriba de la barda el miedo de Madi empezó a notarse.
-Sebas, Sebas... No me sueltes porfavor, que no se te ocurra soltarme.
-Eso nunca, tranquila.- Sonreimos. Ella confiaba en mi. -Okay Madi, ¿Estas lista?... Quiero que a la cuenta de tres saltes conmigo.
-uno- tomé un poco de aíre.
-Dos- exhalé y Madison apretó muy fuerte mi mano.
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-¡TRES!- Saltamos de la barda.
Caímos en unos arbustos, no parabamos de reirnos a carcajadas y Madison no paraba de decirme que era un idiota.
[...]
Madison:
Miré a mi alrrededor, todo era hermoso. Enfrente de nosotros estaba una cabaña y al lado de ella una enorme alberca. El lugar era demasiado grande.
[...]
Nos sentamos en el pasto. Comimos un poco y después de haber esperado un rato, nos metimos a nadar.
Sebastián se acercó a mí, juntó nuestras frentes y tomó mi cintura.
-¿Recuerdas esto?
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-¿Como olvidarlo?- Mi mirada estaba completamente perdida en él.
Unió nuestros labios en un profundo beso. Jalé con dulzura su labio inferior cuando estabamos a punto de separarnos.
[...]
Salimos de la alberca. Estaba en ropa interior.
-¡Qué hermosa eres!
-Lo dices porqué estoy en ropa interior.- sonrei de lado.
-Lo digo porqué me nace decirlo, porqué es verdad, eres realmente hermosa.
[...]
Después de unas horas se hizo de noche y empezó a lloviznar.
Salimos del lugar por el portón. Sebastián me mintió, no tuvimos porqué saltear la barda, sí eran las llaves.
Antes de entrar al auto pisé mal y resbalé, caí en los brazos de Sebastián, pero no como en las películas, estabamos a nada de tocar el suelo.
Sebastián me miró fijamente a los ojos y salió de él la palabra más hermosa de todas.
-Te amo.
Sonreí.
-Te amo mucho más.- Estaba completamente segura de lo que había dicho.
Nos besamos y las gotas de lluvia caían sobre nosotros.
