Alemania Nazi | 1942 (Parte 1)

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Bucky dejo salir un grito de dolor mientras que una mano enguantada lo agarraba por su cabello sucio y lo arrastraba por el barro manchado de sangre hacia el grupo conexo de prisioneros. Él alcanzo un poco la mano y le clavo sus uñas solo para ser soltado y que su cara cayera de frente contra el lodo. Él se puso de rodillas y observo por unos segundos hasta que fue golpeado por la cantonera de un rifle en su pómulo.

Él gruño y colapso a los pies del nazi; inconsciente. El nazi mantuvo una mirada de disgusto mientras colgaba el rifle en su hombro y empujo el cuerpo inerte de Bucky con su bota manchada de sangre. Él olfateo y escupió en el barro antes de mirar a otros dos nazis.

—Ayúdenme a llevar al maldito americano con el resto —ordeno en alemán, señalando a Bucky.

Los dos nazis agarraron sus armas y marcharon hacia allá, doblándose para pasar un brazo bajo el hombro de Bucky y poder levantarlo sin esfuerzo entre ellos, las botas se arrastraron mientras terminaban de moverlo hacia el grupo de prisioneros. Lo dejaron caer al suelo y observaron a los otros hombres jóvenes agachados en un círculo, saboreando el agotamiento y miedo en sus ojos inyectados de sangre.

Los prisioneros eran lo que había dejado atrás el Regimiento número 105 y 107. Ellos fueron forzados a retirarse cuando los Nazis los vencieron y Bucky se había doblado el tobillo durante la retirada causando que lo capturaran junto con un puñado de otros soldados. Había sido en una gran granja en donde la batalla tomo lugar, el pasto se estampo hacia abajo contra el suelo y la tierra se barrió para convertirse en barro. Cuerpos de ambos partidos estaban plagados por toda la parcela y los Nazis tenían que llevarlos a la casa de campo abandonada ya que en la parcela de cultivos se encontraban los rezagados.

—¡Átenlos! —Ordeno en alemán el nazi que había noqueado a Bucky. Él se dio la vuelta y desapareció por el porche hacia la casa de campo, obviamente siendo el que estaba a cargo de los sesenta nazis.

Bucky volvió en si justo cuando los pies de los soldados alemanes se acercaron con una cuerda y armas preparadas, sus ojos llenos de odio hacia los prisioneros. La cara de Bucky palpitaba y punzaba terriblemente, un dolor insoportable florecía en su sien y pómulo mientras que el joven hombre junto a él le daba un codazo en su caja torácica. Bucky observo y reconoció a uno de sus camaradas, pero con ese pequeño alivio vino una profunda culpa.

—¡Todos arriba! —Se dirigió un nazi con veneno y un gran acento.

Bucky lucho con sus pies y se inclinó pesadamente a su izquierda, incapaz de caminar con su tobillo torcido. Él apretó su mandíbula y forzó a la bilis bajar por su garganta cuando el terrible dolor en su cabeza y cara la trajo. Bucky giro junto a los otros prisioneros y cojeo todo el camino, entrecerrando sus ojos mientras trataba de enfocarse en mantenerse derecho.

Prisionero de guerra | Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora