El anciano mutó de forma estrepitosamente horrible a un puñado de piel caída y flácida que se balanceaba y agitaba en mi dirección mientras decía palabras y frases de las cuales yo entendía solo los espacios.
El anciano alzó el hacha en mi dirección. " Piensa Adrienne piensa" no me quedaba tiempo, no me apetecía morir hoy, pero el anciano aún llevándome 50 años era más fuerte que yo, y tenía el plus del hacha. "Piensa Adrienne piensa" miré a mi alrededor en busca de algo que usar para defenderme y lo único que encontré fue a los tres visitantes mirando curiosamente la situación, pero algo me hizo enfurecer a escalas que desconocía, la bestia sonreía. Sus ojos brillaban divertidos y expectantes, y en sus labios estaba la sombra de una sonrisa. Me puse hecha una furia, el anciano bajó el hacha y subí mis manos hacia ella haciendo que cayera en el medio y me liberara de las cuerdas que habían destrozado mi piel. No me lo pensé y fui hacia el bicho que osaba reírse al verme morir.
- No tienes derecho! No puedes secuestrarme, quemar mi casa, llevarme a otro lugar alejado de la mano de dios, donde me comparan con gallinas, y reírte de que vaya a morir en una misma semana! Estas enfermo! Bestia! - le escupí mientras iba hacia él mientras el anciano reaccionaba a mi milagrosa huida.
Me planté delante de sus narices y le di un puñetazo dónde sabía que estaban las heridas que le hice cuando me secuestró. Se dobló del dolor y soltó un sonido gutural que salía de su garganta, mi siguiente movimiento era darle un cabezazo aprovechando que se había doblado pero era demasiado grande y alto para llegar. Vi la sombra del anciano y me giré, el hacha se alzaba de nuevo y caía en mi dirección sin duda o posibilidad de evitarlo, levante la cabeza para morir rápido, pero la bestia aún doblada dijo algo mientras se recomponía. El anciano le miró sin comprender y bajó el hacha, me giré intentando entender la situación. " Quiere matarte él mismo Ann, nunca vas a cambiar, tu locura te ha llevado a la muerte" me torturaba a mi misma mientras me giraba. Para mi sorpresa el hombre del cuervo en la cabeza reía junto a la mujer, la cual me miraba con reproche y asombro. La bestia sacó unas monedas del bolsillo y sin mirar cuantas había se las dio al anciano en cual se asombro por la cantidad y se alejó haciendo reverencias. " acaban de comprarte, oficialmente eres una esclava. Por qué lo hace? No es uno de los jefes? No debería matarte de la peor de las formas por pegarle? Definitivamente no entiendo nada de esta cultura." con sus ojos clavados en mí, pero con la sonrisa convertida en una seria linea cogió mi muñeca, me ató las manos y me llevó con él tirando, como si de un burro se tratara.
Acabé en una de las casas más grandes que había visto por el camino, sin contar una en mitad de una plaza, la cual supongo que será la del hombre del cuervo. La bestia tiró de mi y me hizo caer al entrar, él cerró de un portazo y se alejó, dejándome ahí como si fuera un mueble. Se quitó la pesada capa y mientras dejaba las armas cuidadosamente en lo que parecía una mesa diminuta. Apareció una chica de muy bella con un vaso enorme de algo y se lo ofreció a la bestia insinuándose de forma exagerada. Él la aceptó con el semblante serio y se la bebió sin respirar. " La mujer feliz y el hombre de guerra... de esto voy a ser esclava? Si no fuera él sería perfecto. .. cualquier día va a matarme", por primera vez en mucho tiempo sentí miedo, de no saber cuando iba a morir, pero saber que sería inminente.
No sabía si tenía que moverme o quedarme ahí, ellos hablaban y me miraban de vez en cuando, de repente la chica enfureció al darle la bestia un montón de monedas " no debería ser feliz, como el anciano...?". Él hizo un gesto con la cabeza señalando la puerta "No eres su mujer feliz verdad? Eres...éras su esclava...y si tu te vas y yo estoy aquí. ..? NO. La chica pasó por mi lado y si las miradas matasen ya estaba escalando hacia el cielo, como plus me dedicó un golpetón en el hombro al pasar y cerró la puerta con furia.
- Que no tienes modales? Que coño te hacia feliz de ser esclava de esta cosa?- chille a la fría puerta.Me giré indignada, poniendo los ojos en blanco y pegué un brinco al ver que la bestia se había sentado en el suelo, frente a mi y me miraba de nuevo con la cabeza ladeada y el ceño fruncido.
- Co sa- dijo lentamente sin dejar de mirarme, después me dedicó una media sonrisa triunfal. La cual sinceramente le hacía parecer menos bestia y más humano.
No supe como reaccionar, me pilló totalmente desprevenida. Y solo supe hacer lo que mejor se me da, lo peor en cada momento. Me lancé encima de él tumbándolo de nuevo, como si fuera un ritual y le apreté la cuerda que unía mis muñecas en su cuello. Abrió mucho los ojos, cogió mi cuello con sus grandes manos y apretó. Apreté. Apretó. Me quedaba sin aire. Apretó. Solté. Sonrió. Y cuando quise darme cuenta estaba riéndome en voz alta ante lo estúpido de la situación. Me empujó a un lado para librarse de mí y se fue. Me puse de pié y vi que volvía con un cuchillo. " Ya está te ríes mostrándote humana y te mata. Mamá, papá, diría que os quiero pero no es así. Adiós mundo." Le miré a los ojos con dureza, no rogaría ni suplicaría a un perro, le sorprendió mi gesto, miró en cuchillo y me miró a mi. Creo que me leyó la mente, rió cansado, me corto las cuerdas mientras murmuraba algo con su estúpida media sonrisa desafiante, tiró el cuchillo y se fue a una cama grande y peluda que había en una esquina mientras hablaba y me señalaba un pequeño camastro en el lado opuesto. " No tienes dónde ir, no te ha matado aún, duerme esta noche, mañana pensaremos algo" decidí hacerme caso y escoger la opción sensata. Me tumbé, el fuego de la chimenea del centro hacia la estancia tenebrosa, con sombras diabólicas que daban forma a la noche. Los encontré entre las dunas que su cuerpo musculoso hacía en las mantas, el brillo de sus ojos mirándome. " No sé porqué me has salvado, no sé por qué no me matas, y no se por que en el fondo de mi alma sé que no me harás daño". Y me dormí acunada en su mirada.
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Los Ojos De La Valkirya
RomanceFue una bestia, hasta que me di cuenta de que yo podía ser una bestia también.