Me desperté sin saber dónde estaba, me desperté de un sueño plácido y reconfortante. No recuerdo qué soñé. Abrí los ojos esperando estar en el asqueroso camastro de la cabaña de mi perro pero para mi sorpresa desperté en el bosque, me incorporé con la cabeza un poco embotada, pero tranquila, me sentía ligera y cómoda. Anduve durante horas hasta que encontré un lago, llevaba un asqueroso camisón desde que me secuestraron, y la verdad, no sabía cuánto tiempo había estado durmiendo en el bosque,en general olía bastante mal y me picaba la piel. Me quité la ropa y me lave con dedicación y esmero, nadé y floté durante un rato, sin pensar en nada, hasta que recordé el rayo, el gusano y a el recien bautizado Bïjorn. Salí dando bandazos, tenía que volver y encontrarle, tenía que ver que estaba bien. " La espada no llegó a darle verdad? está vivo Ann, está vivo, debe estarlo, tiene que estarlo." Un impulso de protección me consumía mientras andaba, no sé que me hacía ir con tanta urgencia, pero debía hacerlo. Recuerdo el momento a borrones, como si lo hubiera soñado, pero sabía a ciencia cierta que era real, que había tenido un rayo entre mis manos, que maté a un hombre con él y que salvé a otro.
No sabía cómo volver a su casa, ande sin rumbo hasta que anocheció, cuando descubrí el claro, " desde aquí sé ir, no me alejé mucho, vamos..." me daba ánimos mientras seguía con el camisón hecho jirones y los pies llenos de llagas. Parecía una leprosa a las que no te puedes acercar si no quieres contagiarte. A lo lejos, tenue pero firme había una luz, la seguí sin pensarlo, sabiendo que podría ver una tumba allí dentro, o un perro asqueroso al que necesitaba ver bien, por razones del destino que desconozco. Frente a la puerta me quedé petrificada, no sabía si quería entrar y ver lo que me aguardaba detrás. " ¿qué harás si está muerto? ¿irás a buscar trabajo? ¿vivirás en el bosque como una ermitaña?... ¿y qué harás si está vivo? ¿ser su esclava y cocinar los filetes más jugosos con tus rayos? ¿le matarás como prometiste? Calla! no me lies. Entra." Abrí las puertas de par en par sin saber qué había detrás.
Para mi sorpresa, no solo estaba vivito y coleando, sino que estaba también el hombre del cuervo. Los dos sentados tan plácidamente bebiendo cerveza a palas mientras yo, como un animal perdido, buscaba la casa como una loca.
- Lo que me faltaba por ver! Perro sarnoso! yo pensando que estabas muerto y aquí estás, poniéndote borracho con el hombre calvo! me da igual que no me entiendas! te mataré algún día! - iba recitando sin pausa ni filtro mientras me acercaba a él y por el camino cogía el hacha de la mesa pequeña.
La alcé sin pensarlo, sin pensar en el señor del cuervo, que se limitaba, para variar, a mirar divertido la escena, evaluándome.
- ¿Perro sarnoso? ¿a quién diablos llamas tu perro sarnoso? ¿ Además la cuestión es, porque hablas mi idioma y porque puedo entenderte? ¿has estado estas semanas con un hombre verdad? ¿te enseñó él a hablarlo? - Björn apartó el hacha de un manotazo de forma brusca, con la mirada clavada en mí, lleno de ira y celos.
No le había visto así nunca, ni entendía por qué actuaba así conmigo. Me cogió con fuerza por los hombros y me acercó a él esperando respuesta. Yo no sabía en qué momento la conversación había dado tal giro, " yo iba a matarle.... qué está pasando?", no entendía nada.
- Qué estás diciendo bestia! eres tú el que habla mi idioma! Además, qué si hubiera estado con alguien, tu estabas aqui bebiendo con el señor éste sin más y yo llevo más de un día buscándote! Perro estúpido! - Chillé, casi rozando su nariz y sin conseguir zafarme de sus brazos.
No sé por qué le daba tanta importancia, no sé porqué me molestaba tanto verlo bien. No sabía la razón de mi enfado, o de esta sensación tan extraña hacia él. Lo único que sabía es que estaba enfadada, " dónde están esos rayos cuando los quiero" me repetía. Le miré fijamente. Él me miraba con furia, su respiración era agitada y sus labios estaban entreabiertos, el ambiente volvió a cargarse cuando nos miramos de esta forma tan intensa, sin saber porque, sin entendernos, pero sin poder evitarlo. Hasta que se rompió el silencio.
- ¿Así que es una valkirya, la mujer que ha vuelto loco a mi primogénito? - Dijo el hombre del cuervo acercándose, haciendo que el perro y yo nos separamos. Gracias.
Se acercó mirándome, con los ojos entrecerrados, de un azul perturbador. Yo le miré confiada, no sabía qué quería decir y no entendía muy bien lo de " volver loco a mi primogénito". Bïjorn se alejó y se volvió a sentar, dando un largo trago a su vaso y recuperando un ritmo normal de respiración nos miraba atento. Yo seguía callada, esperando.
- ¿ Pero... qué hace una Valkirya en el Midgard, porque no estás en el Valhalla bebiendo hidromiel con los dioses? ¿porque no estas con tu einherjar, cuidándolo y complaciendolo después de entrenar durante todo el dia con el ejército de Odín?-
Bïjorn gruñó mientras seguía bebiendo. El hombre del cuervo seguía hablando mientras me daba vueltas.
- ¿ Porque hace dos semanas, cuando llegaste no sabías hablar nuestra lengua, y ahora me miras reaccionando a cada cosa que digo, como si la entendieras a la perfección? - se puso delante de mí y paró de hablar.
No sabía si contar lo que realmente sabía, lo que realmente me paso cuando me fui , no conocía al hombre del cuervo, solo sabía que era el padre de Bïjorn. Freyja me dijo que confiara en ellos, aunque luego empezó a desvariar hablando de un tuerto y a tener una conversación de lo más extraña consigo misma "ese tuerto estúpido, no es digno de nosotras, algún día se dará cuenta" y demás. No sabía si obedecer.
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Los Ojos De La Valkirya
RomantikFue una bestia, hasta que me di cuenta de que yo podía ser una bestia también.