No movió ni un músculo, su mirada me agujereaba el alma reflejada en mis ojos, la ahora diminuta habitación se cargó con una tensión que desconocía, y sentí mi cuerpo temblar. Volví a escuchar a la mujer " deja que te guíe". No permitiría aquello.- Mi misión es matarte y luego escapar, perro. - solté.
Me levanté, le di un golpe flojo en el hombro y salí por la puerta decidida, escuchando su risa de fondo, como si me hubiera entendido. No se muy bien a qué fui fuera , pero necesitaba estar lejos de él.
El frío fue lo primero que me dijo que volviera, un frío tan cortante que mis músculos decidieron no funcionar. Me obligue a andar y a calentarme, la nieve era apenas visible entre la vegetación, ya era primavera. Me sumergí en el bosque, guiada por un impulso irracional, como un conejo que busca su madriguera, el cielo avecinaba tormenta y los rayos empezaban a verse a lo lejos. Mis pies descalzos avanzaban sin rumbo pero como si supieran donde iban hasta acabar en un pequeño claro, me pare allí, bajo las pequeñas gotas de lluvia que empezaban a caer, levanté el cuello y abrí la boca para cazarlas. Fue entonces cuando escuché a alguien acercarse, me giré esperando que fuera la bestia, pero era otra cosa, era una especie de hombre, muy descuidado, un perro sin duda, pero este no me haría reír, ni me enseñaría palabras. Se acercaba a mi sin pausa, yo me choque contra un árbol al retroceder de espaldas, el gusano cogió mis muñecas, las subió, y las cogió con una mano mientras me decía cosas con la mirada perdida en mi cuerpo. Noté que me levantaba el camisón y recordé mi infancia, y el año siguiente a ello en el que cada noche juraba que no me volvería a pasar. Tenía un nudo en la garganta, nadie vendría por mi, estoy sola, como siempre he estado. Hasta que mi cerebro reaccionó solo, el nudo desapareció y chille tan alto su nombre como pude. El señor rió, y dijo algo con el nombre de la bestia mientras negaba con la cabeza, por el contexto entendí " para qué iba a venir Bïjorn por ti?" o algo así. No podía moverme, me besaba por el cuello de forma asquerosa, yo me concentré en la tormenta, en los pequeños rayos que escuchaba sobre mi, no quería sentir. Entonces escuche mi nombre, alguien me llamaba, abrí los ojos como platos " no estas sola, grita!" pensé brincando por dentro. Grité, grité alto y claro, temblando pero con fuerza, el gusano tapó mi boca y me di un buen golpe en la cabeza contra el tronco, notaba su mano subiendo por mi muslo, me daba arcadas. Y apareció, entró en el claro como una exhalación mirando en todas direcciones, calado hasta los huesos del agua que ya no eran gotas, sino una tormenta, buscó hasta que se encontró con mis ojos suplicantes. Y apareció la bestia que vi por primera vez, su cara se endureció, vino hacia mí sin mirarme, mirando al gusano, el cual por mi cara se giró y le vio venir, me tiró al suelo y se colocó en defensa con una espada. Yo caí al suelo, la cabeza me sangraba y me estaba mareando, me levanté, buscando el modo de ayudarle, ellos chillaban " que hay, que puedo hacer? Joder que inútil.". No encontré nada a mi alrededor, así que me usé a mi misma, corrí hacia el gusano y me lancé contra él subiendome a su espalda y agarrando su cuello. No sirvió de mucho, pero le volvió más lento, la bestia me miró dedicandome un gracias con sus ojos. Y ese fué el fallo, ese segundo, vi la dirección de la espada del gusano y supe que si llegaba a su destino mi perro moriría. La bestia siguió mi mirada y vio lo mismo que yo, pero sabía que no lo haría lo suficientemente rápido.
Me puse furiosa, lo vi todo muy lento, me picaba la piel, me enfadé haciéndome arder por dentro, y chille, pero chillé con rabia y fuerza, y un agudo demasiado alto, un chillido largo y cargado de ira, cuando de repente me alcanzó un rayo. El gusano cayó bajo mis pies como un amasijo de carne picada, pero yo quedé de pie, me picaba la mano y había mucha luz, " tienes un rayo en la mano Ann" lo solté de forma instintiva, como sin entender lo que estaba viendo, y me dejó con una adrenalina que no había experimentado en mi vida, me hormigueaba el cuerpo entero. La luz volvió a ser normal pero olía a carne quemada, me moví y me dí con el pecho de la bestia. Me miraba totalmente desconcertado y asombrado como si hubiera bajado un ángel.
Y de repente me besó. Me cogió el mentón y unió mis labios a los suyos sin pedirme permiso, sinceramente se lo hubiera dado, me sentía bien y libre, poderosa. Le devolví el beso con rabia, cogí su trenza y tiré, así como el hacia con mi pelo, con una de sus manos. Sabía a cerveza, sus labios se movían haciendo arder la piel que tocaban, sus manos se deslizaron hasta el bajo de mi espalda haciéndome temblar. Le cogí de la nuca y me separé. Me miraba con devoción y solo le dio tiempo a decir una palabra antes de que me fuera a través del bosque.
- Valkirya -
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Los Ojos De La Valkirya
RomanceFue una bestia, hasta que me di cuenta de que yo podía ser una bestia también.