Su mirada arrastro a mi cordura a una jaula y sacó a la locura a pasear, me hacía temerle y desearle al mismo, es una bestia sí, pero descubrí que yo también podía serlo. Acerqué mis labios a los suyos, hasta sentirlos rozándome, sin dejar de mirarle, la sorpresa se reflejó en su rostro y sentí una media sonrisa dibujarse rozando mis labios. Fue ahí cuando le pegué un puñetazo en el estómago.
- ¡A ver! ¡quién te crees que soy perro estúpido! Me has humillado, raptado, comprado como esclava y para colmo estás aquí, intentándo vete a saber qué conmigo?!?!!? Vete al infierno sabueso. - Chillé alejándome de aquella burbuja tan tensa.
Se giró encarando una ceja y mordiéndose el labio inferior. " No es legal, esa cara no es de este mundo." "¡Alejate! te está embrujando!" Habían dos partes de mi luchando en mi interior y yo no sabía a cuál seguir.
- Que vas a venir a pegarme? Soy una valkiria y puedo llamar a un rallo y ... -No pude acabar la frase, me empujó y me tiró al suelo con descaro, de un empujón, como si fuera un vikingo más. Me gustó la sensación, " sin barreras, sin filtros, furia sal de mi, hoy tenemos objetivo." . En el exterior, el tiempo cambió de forma drástica y unas nubes negras empezaron a apoderarse del cielo, volví a arder con furia y noté que me picaba la piel, pero esto era diferente a la última vez que me pasó, era adictivo, divertido, excitante y terriblemente delicioso.
- ¿Que pasa valkiria, te duele?- dijo con voz cantarina a dos pasos de mi.
Earqué una ceja y me levanté, le sonreí con suficiencia mientras me acercaba a él, mientras los truenos empezaron a dar banda sonora a la noche, haciéndome sentir magnética y poderosa.
- ¿No vas a aprender nunca perro? al amo hay que tratarlo con respeto, que no lo sabías?- susurré frente a su boca, como un veneno queriendo ser bebido.
Le mordí el labio con rabia haciéndole una herida, para luego lamer la sangre y hacerle sanar. Escuché cómo su cuerpo se estremeció y la bestia de su interior empezó a correr furiosa hacia el exterior. Cogió mi cintura y sin darme un respiro acercó todo mi cuerpo hacia él y me besó con ansia, nuestras lenguas bailaban una danza agitada mientras sus manos hacían arder la piel que tocaban de mi cuerpo así como las mías morían por necesidad de recorrer el suyo. Espalda ancha y desnuda, torso esculpido en un mármol duro y bello, con cicatrices y tatuajes extraños que lo cubrían casi por completo,los brazos de un dios y la cara de un ángel caído, aquello era a lo que me enfrentaba, a lo que mi cuerpo se enfrentaba. Me cogió de los muslos y me subió haciendo que me sujetara a su cintura y me empotró contra la pared que teníamos detrás. Yo no quería parar y él no iba a parar. El cielo fuera tronaba y llenaba la escena con luces intermitentes que iban y venían, mientras dentro de la casa de libraba otro tipo de batalla.
Me dejo de pie en el suelo y notaba mis propias gotas de sudor bajando por mi espalda mientras sus manos me desnudaban, quitándome el triste camisón que llevaba desde que le conocí. Mis músculos se tensaron y unas sensaciones extrañas se iban apoderando de mi ser, sentía miedo, ira, adrenalina, curiosidad, pero sobretodo sentía un calor en el bajo de mi vientre al que no podía decir que no. Él me miraba mientras el camisón me dejaba sin vista al pasarlo por encima de mi cabeza, lo apartó y quedé totalmente desnuda ante él, que me miraba con obsesión y diversión. Se divertía. Tenía la misma mueca divertida e irritante que cuando iba a matarme el anciano.
- ¿Hay algo que te haga gracia perro?- dije convencida enarcando una ceja.
No me tapé, los rayos dejaban ver mi cuerpo por fragmentos y segundos, al igual que yo veía su cara, bañada por una luz eléctrica y por una oscuridad opaca al mismo tiempo. Era el cielo y el infierno en uno.
- Es mejor de lo que nunca soñé, nunca he deseado tanto a una mujer como aquí y ahora, me tienes hechizado y me has maldecido con una adicción que no puedo refrenar en mi interior. Tengo sed de ti valkiria, aunque sé que si bebo, moriré, quedaré atado a ti y nunca querré nada más. -
Su voz era ronca y seria, pero ví sinceridad y miedo en sus ojos. Él tampoco entendía los sentimientos que nos abordaban cuando estábamos juntos, también los temía. Me acerqué a él, le di un beso leve y le acaricié la cara sin dejar de mirarle, sus pómulos marcados, sus párpados, sus labios hinchados y aún manchados de sangre, esos ojos a los que nunca temí y que me leían como un libro abierto, podría mirarle siempre y no cansarme.
- Somos dos mitades de un veneno, si bebes tu yo te seguiré sin dudarlo, aunque al otro lado nos espere la muerte. -sonreí con dulzura. - ahora sal de nuevo bestia, te echo de menos.
Se desnudó, incluso por los pocos momentos de luz que me dejaban ver los rayos, la bestia que me observaba como si de una presa se tratara era hermosa, líneas definidas, una piel marcada por la guerra y la tinta. Sus ojos chispeaban excitados, vía su cuerpo temblar de la adrenalina y su lengua humedecer sus labios. estaba listo para atacar, lo malo era que yo no pensaba ser atacada. Sino librar batalla.
- ¿Vienes hoy o mañana bestia?
Ahí fué cuando todo perdió sentido, su cuerpo se cernió sobre mí y los movimientos dejaron de ser obvios y limpios, no podía seguir sus manos ni podía controlar las mías, un instinto animal y primitivo fue dictando las órdenes en mi cabeza, nuestros cuerpos lejos de ser dos se convirtieron en una bruma densa y efímera a la que me agarraba desesperadamente para que no desapareciera nunca, me notaba húmeda y terriblemente excitada, me tocó en partes donde nunca pensé que podría sentir placer, llevándome a la locura y dejándome con un hambre voraz y eterna, le notaba duro contra mi estómago, era enorme y lo quería conmigo.
- Lo quiero todo de ti ya Björn. - susurré mirando su pecho.
Me levantó la cabeza para que le mirara a los ojos.
- Me acabas de llamar Björn. - En su mirada había alegría, aunque sus pupilas fueran completamente negras, ciegas de deseo.
- Eso es lo que hacen las parejas, creo, aunque no te emociones, te dejaré en cuanto acabemos y volverás a llevar correa.- ladeé la cabeza y alcé las cejas con chulería, sabiendo que era una mentira enorme.
- Valkiria, estamos apunto de beber, y cuando lo hagamos vamos a morir el uno por el otro hasta que el cielo caiga en llamas.
Y sin dejar de mirarme me subió a su cadera sujetando mi espalda con una de sus grandes manos y en una embestida limpia le noté conmigo en mi interior, gemí alto de placer y sorpresa y un rayo cayó al lado de la casa alumbrando toda la escena, me tocaba todo el cuerpo mientras con un ritmo suave acunaba mis caderas con las suyas, no pude evitarlo y empecé a moverme, tenía hambre, pero supe que nunca me saciaría y que moriría por él hasta que efectivamente, el cielo cayera en llamas. Los truenos, los rayos, mis gemidos, sus gruñidos, los besos, nuestros cuerpos bailando al unísono la danza más prohibida y más deseada del planeta, el sudor agridulce. Me agarré a sus brazos y aumente el ritmo, le vi reír en la base de mi cuello y me apoyó la espalda en la pared, alzo mis brazos y quede unida a él solo por la cintura y presionó, rudo y fuerte, sin piedad ni pidiendo misericordia, era rápido y duro, unos golpes deliciosos, y adictivos. Noté mil sensaciones acampadas en el bajo de mi estómago, iba a volverme loca si no me dejaba llegar a ellas, cada vez iba más rápido, las sensaciones aumentaron haciéndome temblar hasta que todo explotó, un huracán se apoderó de mi cuerpo y se extendió hasta mis pies y mis manos, gemi sintiéndome libre y notando como él se liberaba también temblando junto a mí. Descendió el ritmo de forma gradual hasta bajarme y dejarme de pie en el frío suelo, vacía y sintiéndome sola. Volvía a tener hambre.
Me dió un beso suave y me cogió de la mano llevándome con él hasta la cama grande y peluda, volvimos a sucumbir una y otra y otra vez, sin saciarnos, sin dejar de estar hambrientos el uno del otro, sin entender pero sin preguntar, sin hablar, solo alimentandonos sin saciarnos. Sentía a mi cuerpo necesitar más y más sin freno ni remedio.
Y como si fuera cosa del destino, me sentí en casa.
ESTÁS LEYENDO
Los Ojos De La Valkirya
RomanceFue una bestia, hasta que me di cuenta de que yo podía ser una bestia también.