• Capítulo 4 •

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Las clases ya habían terminado y yo iba camino a mi hogar. Sabia que a mi padre le pagaban el día de hoy pero lo mas probable era que fuera a emborracharse. También había la posibilidad de que estuviera en casa.

"Se enojara al ver los moretones"

Mi ojo ardía y con el veía algo borroso, no es la primera vez que sufro algo así

"Y no sera la última"

Iba por uno de los caminos de tierra, rodeando pastizales secos y grandes prados. A lo lejos había una gran mansión que habían estado construyendo e instalando de todo. Sabia que tarde o temprano los dueños llegarían a vivir.

"Cuanto daría por tener una casa tan grande"

El viento soplaba con ferocidad, moviendo mi cabello de una forma agitada. El día había comenzado soleado, pero en este momento las nubes negras comenzaban a llegar desde el horizonte, prometiendo una tormenta.

Las pequeñas piedras comenzaron a temblar bajo mis pies, me di vuelta y logre ver como un Mini Copper S se acercaba a paso medio. Me aparte de teniéndome para dejar pasar al coche, pero cuando estaba pasando a mi lado se detuvo.

"¿Quien era? ¿Me haría daño?"

La ventana comenzó a deslizarse, dejando a la vista a un chico rubio y ojos azules. Me sorprendí al ver a Mikaela.

-Hola...- me miro tratando de recordar mi nombre

-Y...Yūichirō- me avergüenzo al notar que mi voz sale tartamuda.

El me mira notando mi incomodidad, abre la puerta y baja del coche, me tense y retrocedí. Al ver mi reacción se detiene mirándome algo confundido.

-Oye no te haré daño

Me negué a mirarlo, solo asentí y comencé a retroceder, camine rápido para alejarme lo mas posible de el, comenzó a llamarme pero lo ignoré. Tenia miedo de lo que me haría. No confiaba en el. A cambio el se acercaba a gran velocidad, por lo que me di vuelta para verlo correr.

Puse mis manos en frente de mi en forma de protección. Comencé a retroceder a medida que el se acercaba a mi.

-N..no me hagas nada.. Espera hasta m..mañana en la escuela para go..golpearme- dije mientras retrocedía.

"No te dejes vencer Yuu"

Su rostro mostraba confusión, note como su mirada se dirigía al moretón que tenia en mi ojo y comprendió todo. Me miraba fijamente con aquellos ojos azules, mostraban compasión y lástima. Dio un paso a mi con lentitud e inseguridad. Al ver que no me movía avanzo otro paso.

-No te haré daño Yūichirō. No retrocedas

Lo mire nuevamente y volví a bajar la mirada quedándome quieto mientras el se acercaba nuevamente. Paso su mano sobre mis moretones provocando que cerrara los ojos con fuerza.

"Tengo miedo"

-No.. no hagas eso.. por favor

Sentí su mano alejarse y el retrocedió para darme espacio. Abrí los ojos para verlo.

-¿Donde vives? Podría llevarte a tu casa

Negué con la cabeza

-No.. no estoy lejos- mire hacia donde estaba mi casa

-Veo que no vives tan lejos de mi, cualquier cosa puedes ir a mi casa- apunto hacia la mansión a lo lejos.

Lo miré, se notaba que era un niño rico. Asentí y sin despedirme camine a mi casa.

No volví a pensar en el encuentro que había tenido con Mikaela después de clase, recordé la forma que evite su mirada. Justo ahora estaba encerrado en mi habitación intentando ocultar los moretones. Me miraba en el pequeño pedazo de espejo que había recogido cuando mi padre me había lanzado contra el espejo que era de mi madre. Había pensado en usarlo para defenderme, pero no podía hacerle daño.

Cuando termine mire la mansión de los Hyakuya. Las luces estaban encendidas.

"¿Como seria estar en una casa tan grande?"

Baje la mirada al pensar en aquello. Escuché la puerta de entrada abrirse con fuerza, sabia que el había llegado.

-¿Tan temprano?- susurré para mi mismo.

Ya debería de haber terminado la comida, me en cogí, tenia miedo de lo que fuera a pasar.



•Sálvame•[Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora