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- Aguantaste.

- Tú más, llegaste a la mitad de éste. Yo solo unos pocos pasos sobre el suelo.

- Sin desmayarte - objetó.

- Muerto de miedo sin poder soltarme al llegar a suelo firme - añadí.

- Bueno, nuestros caminos se separan. Nos vemos mañana, a ver a qué arduos enfrentamientos nos someten.

- A mi me quedan las arañas.

- Claustrofobia - me dijo ella, antes de irse por la calle opuesta a la mía.

Poetisa «r.d.g»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora