Justo al salir por la puerta de clase, me choqué con alguien.
Levanté mi mirada a esos ojos de búho, aún más impresionantes de cerca.
- Maggie - murmuró.
- Rubén - susurré en respuesta.
Sus finos labios rosados, se curvaron en una pequeña sonrisa.
- Esperame después, poetisa.
Asintió, y me apuré a mi siguiente aula.
(***)
Vi una cascada anaranjada de pelo relucir por el sol.
Agaché la cabeza y me acerqué al banco.
- Hola - saludé tímido.
Ella levantó la mirada hasta toparse con la mía.
Nos quedamos mirándonos un rato en silencio.
Maggie era bonita de cara. O así la veía yo.
Sus labios finos y alargados. Nariz recta y puntiaguda, para nada gruesa. Pómulos marcados adornados con pecas, al igual que su nariz.
Y sus ojos. Más amarillos que verdes. Pestañas alargadas y dos pecas en el costado del izquierdo; una arriba de otra.
- Ejem - tosió incómoda -. ¿Para qué querías que te esperase? - me preguntó.
- Quería conocerte - le contesté rascándome la nuca incómodo.
- Créeme, no quieres - aseguró recogiendo sus cosas.
- ¡Si! - exclamé deteniéndola.
- ¿Por qué? Hay mejores chicas por ahí. Mírame, soy de una estatura medio baja y no especialmente delgada. Los atributos femeninos no crecen ni por delante ni por detrás. Mis gustos no son los de una chica respetable, madura e inteligente.
- ¿Te gustan los helados? - le pregunté cuando termina de hablar.
- Eh... Si - respondió con más tono de pregunta.
- ¿La pizza?
- Si...
- ¿Patinar con skate?
- Si.
- Pues ya hemos quedado para mañana sábado a las cinco de la tarde. Y no es una pregunta, así que no hace falta que me contestes o protestes. Hasta mañana, poetisa.
- Está bien - suspiró resignada -. Hasta mañana, cafeína.
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Poetisa «r.d.g»
NouvellesMe enamoré de una poetisa Así rimar Amor con amor Evitando dolor *** Todos los poemas escritos aquí son 100% originales. Esta historia ha sido escrita by: mec @_maitechu