-No hay por qué sentirse nerviosa, madame- Harriet intentaba tranquilizarla mientras el carruaje avanzaba, pero era evidente que Lizbeth tenía mucho por lo que sentirse nerviosa y asustada. -Sé que es su primera vez lejos de casa, pero le aseguro que...
-Harriet, lo lamento- Interrumpió agobiada. -No puedo... asimilar aun que me esté ocurriendo esta desgracia, así que, por favor... sólo... no hablemos más del tema, te lo pido- Respiró profundo y continuó mirando por la ventanilla el nuevo mundo al que arribaba. -Seguramente estás acostumbrada a lidiar con... sus mujeres- Añadió irónica. -Pero para mí todo esto es inusual y me avergüenza hasta la más pequeña parte de mi conciencia- Harriet notó que la voz de la joven se entrecortaba al hablar.
-Mi señor es bueno, madame...
-Sí... claro- Murmuró sarcástica.
-Entiendo que usted se ha llevado una pésima mala primera impresión, quizá, de él, pero nadie en este mundo es perfecto y todos tenemos debilidades; algunos consiguen mantenerlas en secreto, otros se jactan de ellas. Y mi señor no está exento de tales tentaciones, madame- Lizbeth miraba, con expresión molesta, por la ventanilla del coche tratando de ignorar la conversación que establecía con Harriet. -Pero soy de quienes piensan que nuestros errores y debilidades no nos definen, y aun así estamos condenados.
Ya no se atrevió a decir ni una sola palabra más por el resto del viaje en coche; temía equivocarse irremediablemente en lo que pudiera decir respecto al Conde, le conocía poco o nada, pero prefería conservarse en el sentir de rabia y repulsión hacia él; escuchar a Harriet hablando positivamente del hombre que detestaba, podía ponerla vulnerable hasta cierta manera donde no encontraría marcha atrás. Su molestia era un impenetrable escudo del que no pretendía alejarse; ahora, solamente debía soportarlo hasta que encontrara la manera de volver a Inglaterra tan sana y salva como él le había prometido <<Espero que sea lo suficientemente bueno como para cumplir su palabra>>.
Un tanto después, el carruaje se detuvo, Lizbeth sintió temor de asomarse por la ventanilla para mirar afuera, su imaginación le jugaba sucio al traerle las más perturbadoras imágenes atroces sobre el sitio al que había llegado. Su corazón le galopaba contra su apretujado pecho, sintió que le costaba respirar a pesar de sus intentos por parecer calmada y serena frente a la criada que le habían asignado como acompañante.
-Hemos llegado, madame- Reiteró Harriet para una Lizbeth desconfiada, al instante que la puerta del coche fue abierta por un elegante criado que le ofreció su mano enguantada para que bajara sin problemas. Respiró profundo y salió de allí.
-Oh, Dios mío- Fue lo único que pudo balbucear al contemplar su alrededor, pero no pudo apreciar el tiempo suficiente.
-Bienvenida a Houmas House, Lady Knightley- Interrumpió su conmoción una voz femenina; miró a la figura frente a ella, justo a la entrada de la casona con impresionante fachada, y quedó confundida. -Usted debe estar acostumbrada a plantaciones más extravagantes, seguramente- Continuaba hablándole a ella.
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Adicto al amor | Michael Jackson
Fanfiction'Tendrás que reconocer que eres adicto al amor' [Original por SamaraGM]