Capitulo 8

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-Oh, un encantador lugar, sin duda alguna. Supongo que fue usted vecino de Shakespeare- Bromea con sutileza, lo que le hace sentir más cómodo a William.

-La casa de mis padres está... unas calles arriba de donde ha vivido nuestro dramaturgo favorito y el de Su Majestad, claro.

-Eso no me lo habías mencionado, William- Comentó Janet que continuaba aun con ellos.

-Pues yo...

-¡Oh, aquí vienen!- Y de pronto los dejó para pararse junto a la puerta, tomando del brazo a su madre que agitaba con nerviosismo evidente su abanico. Lizbeth quedó confundida pero siguió atendiendo a William.

-Disculpe, ¿le he visto antes, Sr. Thompson?- Preguntó, y él sonrió. -No ha comprado ningún sombrero naranja, ¿cierto?- Añadió con ironía.

-He comprado uno, Lady Knightley, pero seguí su consejo y dejé que el sombrerero me empacara uno más elegante- Lizbeth sonrió sonrojada. -Lamento no haberme presentado en ese momento, Mi Lady, pero usted... salió apresurada y no me dejó explicarle...

-Descuide, Sr. Thompson, no tengo ningún problema con eso ahora porque la suerte ha estado de nuestro lado esta noche, hemos coincidido otra vez.

-Vaya que sí ha sido un milagro, porque sinceramente, Mi Lady, me ha atormentado todo el día- Dijo sonriente.

-¿Yo?- Preguntó desconcertada.

-Sí; porque tampoco pude saber su nombre ni... si iba a volver a verla después- Su timidez al pronunciar atrevidamente las palabras correctas, hicieron que Lizbeth se sonrojara aún más de lo que ya estaba por estar en presencia de un hombre tan apuesto como el Sr. Thompson. Bajó la mirada, entonces, sonriendo cautivadora. -Lo lamento, la he incomodado...

-Sí; lo ha hecho- Contestó tranquilamente sonriendo y William también sonrió sonrojado

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-Sí; lo ha hecho- Contestó tranquilamente sonriendo y William también sonrió sonrojado.

Mientras ambos charlaban amenamente, por la puerta de entrada regresaba el Conde Jackson, acompañado por una peculiar y atractiva dama que le tomaba del brazo. Lizbeth percibió aquella extraña aparición en el recibidor, y sin poder evitarlo, quedó aturdida y con tantas preguntas formulándose en su mente.

-Descuide, Mi Lady, usted sigue siendo la más bella de la noche- Murmuró William luego de distinguir el desconcierto de Lizbeth. Sonrió.

-Es muy bonita- Comentó con sinceridad. -Y elegante... debe tratarse de alguien importante, supongo.

-Lo es, sí. Bueno, su padre es primer ministro en Francia, ella es su adorada hija Lady Marie.

-Lady Marie- Balbuceó Lizbeth, sin poder dejar de contemplar la escena de Katherine y Janet recibiendo con alegoría a la invitada de honor; y el Conde Jackson, parecía encantado con ella también.

Adicto al amor | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora