Capítulo #54

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Narrador en tercera persona:

Camila había pasado, como siempre, casi todo el día en el hospital haciéndole compañía a Kendall.

–¿Estás segura que no quieres que me quede? Puedo ayudarte con tus cosas –dijo Camila.

–No hace falta, mi mamá me ayudará –Kendall le sonrió desde su camilla.

–Quisiera poder quedarme... –Camila hizo un puchero y agachó la cabeza.

–No quiero que tengas problemas con tus padres, ya es algo tarde –dijo Kendall con su voz leve.

–Está bien –Camila se puso de pie, sonrió un poco y se acercó más a la camilla –¿Podré verte mañana? –Camila tomó la mano de Kendall.

–No lo sé... No podré salir estos días.

–¿Cuánto tiempo crees que estés en casa? Extraño tenerte en la escuela.

–No mucho tiempo, sólo tengo que reponerme un poco más y estaré de vuelta.

–Bueno... Te veo pronto.

Camila se acercó a Kendall y plantó un tierno beso en sus labios, se dio la media vuelta y se dirigió a la puerta pero antes de que saliera de la habitación, Kendall la detuvo.

–Camila...

–¿Sí? –preguntó cuando volteó a ver a Kendall.

–¿Puedes ir a casa, después de clases?

–Esperaba que me lo preguntaras –sonrió– Claro, saliendo de la escuela iré a visitarte.

Camila se devolvió hasta el lugar en donde estaba Kendall, la tomó de las mejillas y volvió a besarla, pero esta vez permanecieron más tiempo.

–Te quiero, Kendall –le dijo en cuando se separaron.

–También te quiero –Kendall sonrió un poco.

Nuevamente Camila se dio la vuelta, dirigiéndose a la puerta, dándole una mirada rápida a Kendall, sonriéndole para después por fin salir de la habitación.

Cuando Camila se fue, Kendall volvió su mirada al famoso reloj de la habitación, perdida en sus pensamientos, preguntándose qué fue lo que hizo para merecer a una persona como Camila, quien se preocupaba por ella como ninguna otra persona lo había hecho, Camila la hacía sentir especial...

Después de unos cuando minutos, la madre de Kendall entró a la habitación con algo de ropa en sus manos, junto con una enfermera.

–¿Lista para salir? –preguntó la enfermera amablemente, dándole a Kendall una última revisión.

–Como no podrás imaginarte –sonrió.

–Te traje algo de ropa –dijo Susi– Cuando salgamos de la habitación sólo firmaremos la dada de alta y nos podremos ir a casa.

–Está bien... –contestó Kendall mientras que la enfermera revisaba su brazo.

–Como sabrás tu brazo fue lo que más se dañó, así que, el doctor me indicó que te avisara que tendrías que cuidarlo a pesar de tenerlo enyesado –le indicó la enfermera.

–Créame, así será –Kendall dijo segura.

–Bueno... Al parecer todo está bien –le regaló una sonrisa a Kendall y después puso su vista en la madre de ella –Cuando firme la dada de alta, le darán la fecha en la que su hija tiene que venir para revisar su brazo y así poder quitarle el yeso.

–Está bien –contestó Susi.

–Bueno, me retiro... Cuídate mucho Kendall, espero que mejores –dijo la enfermera.

Ella, mi problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora