VII

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Después de vacaciones de junio (porque lo anterior solo eran charlas comunes y breves) sólo hablábamos un poco en el descanso, él se dedicaba a vender dulces en el colegio, y a mi siempre o casi siempre me daba uno que otro dulce, era genial... No teníamos sino buenas charlas, y si se presentaba alguna oportunidad, la aprovechábamos.

Recuerdo que hubo una ocasión en la que, al acabar el descanso debía llevar un computador al auditorio y le acompañé. Recuerdo que nos besamos, y teníamos ese miedo de que alguien se asomara, pero era divertido... Ay, sus malditos y adictivos besos.

También hubieron un par de veces en que mi casa se encontraba sola y que un "te extraño" bastaba para decirle que tenía las puertas abiertas para recibirle, por que me encantaba.

Y todo fue excelente. Una hermosa amistad llena de bobadas y sexo... Sí, muy hermosa... Nos contábamos todo, absolutamente todo, al menos lo más chistoso de nuestras vidas y uno que otro secreto...

Era perfecta.

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