Ángel/a

Malas situaciones, malas soluciones

—¿Te peleaste con una podadora, Ángela?

—¡Pero si es Dora la exploradora!

—¡Vilma! ¿Donde dejaste a Shaggy y a Scooby Doo?

—¡Ya cállense, los odio!

Eso se había convertido en el pan de cada día cada vez que llegaba a la escuela después de la trasquilada de la que fui víctima en la escuela de belleza de la hermana de Tammy.

—Solo ignóralos, Angie —me consolaba mi amiga aunque podía ver que también se quería reír.

—¡Porque mi vida tiene que ser tan triste!

—Eres una dramática —bufó Erick mirandome frunciendo el ceño mientras yo golpeaba mi cabeza contra la mesa en la cafetería.

—¡¿Dramática?! —exclamé limpiando mis mocos y la baba que caía de mi boca —¡Soy la burla de todo el mundo!

—Haces que me sienta mal por eso —Tammy respondió cabizbaja. —Fue mi culpa por llevarte con mi hermana...

—No le hagas caso Tammy —dijo Erick consolando a mi amiga. Si, sólo a mí amiga, a mi que me lleve el diablo —Está exagerando. Ni que ella fuera el centro del universo.

—¡No estoy exagerando! ¡Todos se la han pasado mirandome y burlándose!

—Eso no es verdad —respondió mi amigo indiferente señalando a un chico a unas mesas de distancia de nosotros.

Voltee limpiando mi nariz con una servilleta para ver a ese chico rubio y raro. Era su cuarto día de clases y aún seguía comiendo sólo. Tampoco hablaba con nadie en las clases y noté que se iba caminando sólo después de la escuela.

—No es como si él fuera un entrometido después de todo —oí decir a Tammy mientras yo seguía viendo extrañada a ese tipo.

Siempre con el ceño fruncido, apenas y conocía su voz y, a decir verdad, no le había visto sonreír ni una sola vez desde que llegó aquí. Y eso que estaba en mi clase donde últimamente todos se la pasaban riendo a causa de mi nuevo look.

Las clases terminaron tan aburridas como siempre y salimos en dirección al autobús, cuando un grupo de chicas de último grado nos acorralaron a mí y al resto de los alumnos antes de llegar a nuestro destino.

—¡Hola chicos! —decía muy animada una chica rubia y voluptuosa (que envidia) de la cual no conocía su nombre.

Ella junto a sus otras cuatro acompañantes empezaron a repartir papelitos de colores entre nosotros.

—¡No pueden faltar!

—¡Será el evento del siglo!

—¡Inviten a todos sus amigos!

Las chicas hablaban y reían con voz chillona y fastidiosa mientras repartían las invitaciones y se fueron de ahí así como llegaron.

—¿Solamente yo siento que perdí algunas neuronas con las risas de esas tipas?

—¡Oye! De vez en cuando es agradable que se te acerquen ese tipo de chicas... —me respondió Erick riendo.

—¡¿Y que tipo de chicas somos nosotras?! —preguntamos al unísono Tammy y yo.

Erick no contestó, sólo subió riendo al autobús que acababa de llegar.

—¡Oh, por Dios! —apenas me senté junto a Tammy cuando ella nos sorprendió a mi y a Erick con esa expresión de asombro. —¿Ya vieron esto?

Ambos miramos la invitación de Tamara que las chicas le habían dado hace un rato. Cabe destacar que yo tiré la mía justo después de que me la dieran.