Cosquillas comprometedoras

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Debía detenerlo, no podía dejar que se enterara. Lo tomé del hombro deteniéndolo, no era su casa y no iba a dejar que actuara de esa manera.

- ¿Eres idiota? - Pregunté enojado.- No es tu casa y ya te dije que hoy no estudiáremos.

Trataba de susurrar pero sabía que era malo haciendo eso, Armin llegó con cara de confusión. El pelinegro lo vio un poco confundido y una sonrisa se formó en sus labios, eso no era para nada bueno.

- ¿Qué pasa? - Preguntó el rubio algo confundido.

- Oh nada Arlet, sólo vine a acompañarlos para estudiar.- Dijo el bajito sonriéndole a mi amigo rodeando sus hombros con sus brazos.

- No es así, tu te vas. - Dije separándolo del ojiazul.

- Oh vamos, debo salvar el semestre y aparte te pago para darme clases así que me quedare.

Suspiré profundo sobando mi entrecejo. Esto no podía ser posible, probablemente la mente de Ackerman ya había procesado todo y no quería que por una tontería Armin se enterara.

- Por mi no hay problema.- Dijo Armin viendo al castaño.

Lo miré sorprendido diciéndole con la mirada que no pero a este no parecía importarle.

- Bien...- Suspiré resignado.

El pelinegro sonrió victorioso y entró a la cocina, miré a Armin quien sólo alzo sus hombros con una sonrisa.

- No es tan malo, aparte necesita salvar el semestre ¿no? - Dijo riendo un poco.

No podía enojarme con él, sonreí y asentí a lo que dijo, se veía muy tierno sonriendo. Entramos a la cocina sentándose en nuestros asientos que asignamos inconscientemente, suspire para comenzar a estudiar de nuevo, todo era incómodo, Ackerman ya lo sabía, estaba seguro que lo sabía en su mirada se notaba.

- Oye Jaeger, me entere que te gustan las...rubias.- Dijo con una sonrisa ladina.

Me paralice al oírlo, tenía que ser una broma no podía ser cierto, Armin me vio curioso como esperando una respuesta al comentario del de piel nívea. Trague grueso tratando de controlar los nervios.

- Cállate, no sabes nada de mi.- Conteste después de casi un minuto de silencio.

Este rió un poco mientras arqueaba una ceja sin quitar esa tonta sonrisa de sus labios ¡ahg! Como odiaba esa sonrisa.

- Oh vamos ¿te da vergüenza? Creo qué además de rubias tienen que tener ojos azules y ser de baja estatura ¿no? - Dijo viéndome con una mirada retadora, iba a golpearlo.

Lo miraba con molestia, siempre trataba de ser lo más sereno posible pero se trataba de mis sentimientos, algo que he guardado en secreto desde que murió mi padre y desde que me sí cuenta de lo que sentía por mi amigo, no iba a permitir que ese idiota arruinara mi muro.

- ¿Eso es cierto, Eren? - Preguntó Armin con una sonrisa.- Nunca me comentaste nada.

Dijo viéndome con curiosidad, lo mire algo nervioso negando como pude. No, yo ya había decidido jamás confesarle lo que sentía, en secreto estaba bien.

- N-no... Armin no le creas a este tipo, tu eres el único que me conoce.- Dije lo más creíble que pude, este asintió sonriendo, tal vez me había creído.

Aunque no mentía del todo, aunque no me conociera un cien por ciento si me conocía más que cualquier otra persona, después de mi mamá.

«...»

Después de lo ocurrido Armin se fue, por suerte habíamos estudiado lo suficiente como para sentirme seguro para el día del examen. Me senté en el sofá masajeando mi entre cejo, aún no me sentía del todo seguro de que el contrario no sospechara nada.

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