Le gustabas, me había enterado de que el gustaba de ti.
Tenía ganas de llorar, sentía una presión en mi pecho como si hubieran arrancado una parte de mi.
Un vacío que no sabía cómo llenar.
Con el corazón roto y fingiendo alegría me acerqué a él y le dije:
—Has roto mi corazón— me miró confundido susurrando un "¿por qué?" —No sé si se pueda reparar, probablemente no. Esto no se arregla con un trozo de cinta adhesiva— toqué mi pecho en la parte en la que está mi corazón —Yo no lo quise así— reí mostrando mi dentadura casi perfecta, nada es perfecto.

Un Secreto, Una Amistas Y Tres Corazones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora