Capítulo VI: Una invitación inesperada

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Al cabo de un tiempo los rumores de que cuatro personas, entre ellos el Torbellino y el Caza Dragones, habían derribado un acorazado de guerra y matado al treintavo y al veinteavo general de bajo rango del Imperio Clok, comenzaron a expandirse rápidamente, y llegó a oídos del emperador Falck, quien a cargo del imperio del mismo nombre, había declarado la guerra inmediatamente a Clok luego de que comenzará a conquistar planetas, y ahora veía una oportunidad clara en esas cuatro personas.

-¿Por que la sangre de los trolls es tan difícil de limpiar?- preguntó Hunk.
-¿Te has dado cuenta de que el filo de tu katana es rojo de fabrica?- respondió Einar aguantando la risa.
-¡No te creó!- exclamó Hunk mientras se reía, con un tono extraño.
-Malas noticias.- interrumpió Mathew la risa de todos mientras sostenía un mensaje digital en la mano.- Me han entregado esto cuando volvía a la nave, es un mensaje encriptado del Imperio Falck.
-Desencriptalo.- dijeron Jack Hunk y Einar al unísono.
-Estoy en eso.- respondió Mathew.- Es... una invitación del emperador.
Los cuatro palidecieron, al cabo de unos segundos Hunk preguntó.
-No... ¿no hemos matado a nadie del Imperio Falck verdad?
-Que yo recuerde no.- contestó Jack.
-No creo que nos inviten a su capital por matar a su gente.- dijo Einar seriamente.
-Tienes razón.- dijo Hunk.- Bueno... iremos, preparen sus cosas.
-¿Se han dado cuenta de que tenemos un polizón?- dijo Jack mientras de preparaba para desenvainar sus katanas.

Había una extraña criatura sentada encima de las cajas con suministros, era humanoide, pero su cabeza asemejaba la de un cuervo, completamente negro, con dos ojos redondos amarillos, estaba vestido elegantemente, con un smoking negro, pantalón y zapatos negros, sombrero de copa negro, y un monóculo en el ojo izquierdo.

-No hace falta que ataques.- dijo la criatura.- ¿así que decidieron ir?- río maliciosamente y luego susurro.- La fiesta se avecina, tengan cuidado con la oscuridad, cuatro torres podrían caer.
-¿Quién eres?- preguntaron todos.
-Solo soy un mensajero.- dicho esto la criatura río fuerte y maliciosamente, y luego desaparecio.

Luego de relajarse y digerir lo sucedido encendieron el motor de la nave y se dirigieron hacia el planeta Werpen, capital del imperio Falck. Al entrar en la atmósfera recibieron una transmisión desde el planeta que decía:
-Diríjanse al aeródromo del Palacio principal, la reunión empieza dentro de cuatro horas, no lleguen tarde y... es una reunión formal, nada de armaduras.- luego de eso la transmisión se cortó.
Al aterrizar los cuatro bajaron de la nave, fueron recibidos por un soldado de brillante armadura dorada, en el brazo llevaba sujeto un casco en forma de halcón, el símbolo de los Falck.
-Buenas tardes, sean bienvenidos al Palacio Principal de nuestro Imperio, yo soy Gunther, jefe de la Guardia de protección del emperador, acompáñenme.- dijo con un tono bastante amable.
-Buenas tardes.- respondieron en conjunto los cuatro.
-Hunk el Torbellino.- se presentó Hunk estrechando su mano.
-Einar el Caza Dragones.- se presentó Einar haciendo el mismo gesto.
-Mathew.- se presentó Mathew.
-Jack.- se presentó Jack.
-Un placer conocerlos.- dijo Gunther mientras caminaba en dirección al Palacio con los cuatro invitados siguiéndole.
Al entrar al Palacio vieron una enorme sala principal, decorada con alfombras rojas, cuadros de los antiguos emperadores, tres grandes mesas repletas de alimentos y un trono ubicado detrás de estas, donde se ubicaba el emperador, vestido con una armadura dorada al igual que Gunther, pero mucho mas adornada en oro, a la cintura llevaba una espada que en el pomo lucia un halcón, el emperador estaba sin su casco, y dejaba ver sus orejas terminadas en dos puntas, era un Grag, un tipo de elfo poco común, de piel ploma y cabello negro, al ver a los invitados se levantó.
-Sean bienvenidos a mi Imperio.- dijo emocionado.- ¿Pero que hacen con esas ropas tan dañadas? Les traeremos ropas formales de primera mano.- dijo mandando a un empleado quien desapareció detrás de una puerta y volvió a aparecer al poco tiempo, con ropas.
Luego de cambiarse de ropa, los cuatro vestían de negro, smoking negro, pantalones negros, Hunk había metido el final del pantalón en la caña de unas botas negras que le entregaron, al poco tiempo de vestirse los llamaron. El emperador mando a desalojar la sala principal, sólo estaban ellos cinco.
-Antes de comenzar la fiesta les diré el por qué los he invitado.- dijo el emperador Falck con un tono amigable.
-¿Fiesta? El mensaje decía reunión.- dijo Mathew un tanto alterado.
-Exacto, esta es la reunión, la fiesta empezará luego, iré directo al grano, necesito su ayuda, como ya saben, declare la guerra al Imperio Clok hace varios años, y ustedes han derribado un acorazado con dos personas importantes dentro, les pagare bien si se unen a mi ejercito.- el tono de su voz se puso un tanto malicioso al decir la última frase.
-Somos cazarrecompensas, no pertenecemos a ningún Imperio, el incidente del acorazado ocurrió por que los soldados de Clok tenían una cabeza a la que le habíamos echado el ojo.- dijo Einar seriamente.
-Entiendo su situación... pero... esta oferta no se puede rechazar.- susurro el emperador.
Einar, Hunk y Jack sujetaron sus armas con fuerza.
-Oh no, calma, calma, no es necesario derramar sangre, observen.- dijo el emperador mientras llamaba a un sirviente que traía una especie de portátil.
El portátil tenía un vídeo de un planeta completamente destruido, se veían cadáveres de mujeres y niños, soldados de Clok marchando mientras azotaban esclavos, ciudades destruidas, fuego en todas partes, un escenario apocalíptico.
-¿De donde viene ese vídeo?- pregunto Hunk impaciente.
-¿No lo reconoces? Es tu planeta de origen, el de todos, es la Tierra.- dijo el emperador elevando el tono.
El rostro de los cuatro palideció, no habían estado en la Tierra desde hace años, Einar alarmado pidió un momento al emperador y se fue a conversar con los demás un tanto más alejados.
-Esto cambia todo, tengo amigos ahí... o al menos los tenía, voto por que ayudemos a Falck, pero no seré parte de su ejército.- dijo Einar acelerado, como si se le escapara el aire.
-Roderick....- susurro Hunk.- Apoyo a Einar, ¿Ustedes?- dijo con entusiasmo.
-No se ustedes... pero yo no nací en la tierra, el emperador debe mejorar sus fuentes de información.- dijo Jack sonriendo.- Pero por ustedes... apoyo a Einar también.- asintió con más entusiasmo que Hunk.
-Yo tampoco nací ahí, pero esto es por mi hermana.- dijo Mathew fríamente.
-¡Decidido! Emperador, aceptamos su oferta pero no seremos parte de su ejército, lo ayudaremos por el momento, al menos hasta vengar lo que queda de la Tierra.- dijo Hunk elevando la voz.
-Bueno... peor es nada, además es tiempo más que suficiente, el regidor actual de la Tierra es Miluk, el décimo comandante de mediano rango, sería un suicidio que fueran ahora, pero podéis ayudar de otras maneras... que serán de su agrado.- dijo el emperador con una sonrisa.
-¿Qué maneras?- preguntó Hunk.
-Se los diré más tarde, ahora disfruten, en cinco minutos la fiesta comenzará.- dijo el emperador mientras tomaba una copa de vino.
-No creo que una fiesta luego de esta noticia sea lo mejor...- dijo Mathew fríamente.
-¿Y que caso tiene estar triste? Si comenzarán a llorar ahora no cambiaría la situación actual del planeta, disfruten antes de que les de su misión.- dijo el emperador seriamente.
Dicho esto las puertas principales se abrieron y entraron los invitados, la familia del emperador, algunos soldados de elite, las personas más adineradas del Imperio, todos muy entusiastas y felices, comían, cantaban y bailaban, por su aspecto cualquiera diría que eran unos adinerados que no se divierten nunca por miedo a ensuciar sus ropas, pero incluso el padre del emperador había dejado su smoking en el asiento para sacar a bailar a su esposa. Todos celebraban la Unión del Imperio con los cuatro cazarrecompensas, que al cabo de un tiempo se unieron a la fiesta, Einar demostró tener dotes innatos de bailarín pese a verse tan grande y pesado, Hunk y Jack demostraron que sus estómagos no tenían fondo comiendo sin parar, Mathew sólo se limitaba a conversar con algunas damas que le parecían atractivas.

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