"Anciana perla negra" VII

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(Horas después)

Abrí los ojos y todo estaba oscuro con algunos pocos rayos de sol y hedía como no se puede imaginar y reaccione. Abrí la pesada tapa del depósito, lancé mi libro fuera y escurriéndome había logrado salir del depósito y caí en el suelo. Me dolía tremendamente en el interior de mi barriga y me provocaba nauseas.

Un personal de limpieza estaba reparando las tuberías rotas y me había preguntado qué diantres buscaba ahí y contesté que me habían hecho una broma, tiraron mi libro a la basura del aula y mientras recogían basura terminó aquí.

Le pregunté sobre la hora y me había dicho que eran las seis de la tarde, no podía créelo... tenía cinco horas dentro de un basurero digamos durmiendo. Esa hora significaba que no había nadie en la escuela, por lo tanto, ya no había buses y solo contaba con un dólar y necesitaba tres para poder llegar a casa en transporte público, entonces tenía que tomar un bus y caminar unos ocho kilómetros.

Empecé a caminar fuera de la escuela y tomar un bus. Tomé un bus y ya estaba, por fin, camino a casa. Estaba mirando fuera, estaba en mi hora preferida del día, las seis de la tarde, porque el paisaje es hermoso.

En una de las paradas, una señora mayor se sienta a mi lado, yo no quería, pero no había de otra. Increíblemente, no prestaba atención a mi alrededor, lo dice alguien que siempre tiene la necesidad de estar alerta ante cualquier peligro o irregularidad que ocurra, personas que entran y salen, a donde me llevan, como maneja el chofer para ponerme en posición ante cualquier imprevisto, entre otras cosas inconscientemente. Pero ese día estaba hipnotizado por el paisaje.

La señora que se había sentado a mi lado me pregunto que si no la saludaría, con una profunda voz anciana, y antipáticamente le dije hola y ella contesta:

- ¿Cómo te sientes hoy?
- Bien...
- ¿Bien?, claro, siempre se está bien, joven
- Si, algo así
- ¿Algo dices? Suenas a... inseguridad.

(Ella sonríe)

- No estoy del todo bien, ¿Comprendes?
-Lo sé, no siempre se está bien joven. Si fuera tan bella como el paisaje, estoy segura de que incluso me mirarías.

Por primera vez la miré, tenía la cara toda arrugada, pelo blanco, pero sus ojos... Parecían las perlas negras más brillantes y preciadas de todo el mundo, duré unos cinco segundos observando sus ojos.

- Pareces que ya si me prestas atención joven, eres un niño educado y siéndote sincera, no es como pensaba.

No la había ignorado en primer lugar porque me causo curiosidad, expresó lo que realmente pensó cosa que valoro demasiado como en mi compañero Jake, ella estaba en su razón y... ¿Qué podía perder? No la volvería a ver más nunca. Le había dicho:

- Mis disculpas, es cierto, no tuve un buen día, no estoy nada bien, y si, fui un mal educado. Lo siento...

Y otra vez empecé a ver el paisaje, no sabía que decir.

- Un mal día... ¿Y eso a quien le importa? Disculpe usted pero... ¿Acaso no tiene desde abordar el bus observando un paisaje único que no volverás a ver, como a mí?, razones más que suficientes para que este incluso sea tu mejor día, pero no hablemos de eso, sonó algo grosero todo lo que eh dicho.
- No hay cuidado... me han dicho y hecho cosas peores
- ¿Qué es lo que tanto miras o te llama la atención?
Sabía que decir, pero no sabía cómo hacerlo, quizás iba a entrar en explicaciones que suenan locura pero en fin, le dije:

- Es la Luna... se ve súper hermosa, no está de noche, sin embargo ella y el sol comparten el mismo cielo justo en este instante... se ve, no lo sé... como si fuera un planeta pero mucho más lejano y desconocido porque solo se ve una pequeña parte de ella y...
- Que interesante eres joven... ¿Pero por qué tanto interés en la luna...? ¿Qué le ves de especial...?
- No nos volveremos a ver ¿Verdad?
- Y ¿Por qué? La pregunta joven, es muy probable ya que...
- Pues escuche.

Y empezaba a alterarme un poco.

- No lo sé, cada vez que siento algo así como una emoción fuerte, sea cual sea... No me siento solo del todo, es como si al mirarla lo compartiera todo con ella, alegría, tristeza, preocupación... lo que sea. Es como... si en algún otro lugar del mundo alguna otra persona la mirara de igual forma sintiendo...
- Ya veo
- Pero espere
- No, no joven... te haré una historia antes de que te vallas, es sobre mi nieta.

Me había enojado un poco porque sentí cierta ignorancia y ella era quien quería que yo hablara, pero de igual manera le escuché.

- Mi nieta... me ha hecho historias muy similares, en cambio, ella mira la luna por diversas razones como las tuyas y también porque le da alguna clase de esperanza y motivación al mirarla...
- Exacto es...
- Pero espere joven.
(Ella sonríe y se contenta)

- Ella me contaba, que tenía una clase de... novio o súper amigo, quizás imaginario, digo quizás porque ella no lo conocía, sin embargo estaba segura de que tiene una fuerte conexión. Ella vive muy lejos de aquí, pero su pasión principal está en aquella Luna que tanto mira. Yo debo irme, aquí me quedo, fue un encanto haberte conocido. Noto que eres un poco... aislado, trata de hacer nuevas amistades, no todos los chicos que andan por ahí son tan diferentes a ti, no eres el único que piensa cosas fantásticas como tus pensamientos respecto a la Luna, siempre habrá más. Cuídate mucho, joven.

(Pica un ojo, sonríe y se va del bus)

No pude contestar... mientras ella hablaba, me hipnotice, es como si ella me conociera previamente, no entendía cómo demonios ella...

Dant Kairus I: Travesía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora