"Hora de entrenar" XXXVI

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(En la mañana siguiente...)

Abrió los ojos al sentir los rayos del sol en su rostro, y aun sin moverse, ve que Rose está de espaldas del otro lado de la cama frente a la ventana, agachada ajustándose las macabras botas con metal. Era la oportunidad de Kennay, no tenía su capucha puesta aun, los rayos del sol se reflejaban en su rostro impidiéndole tal visión, levantó su torso rápidamente para verla, pero asustada..., rápidamente se lo cubrió justo antes de poder verla y dijo – Escucha, si tratas nuevamente... mejor no trates, no sigas insistiendo en dejarte ver mi rostro, si sigues, te irá mal.

Rose se voltea y dice – Mal.

Al decirle eso, lo olvidó por completo, sabía que esta chica es una especie de psicópata la cual no tiene ninguna clase de pensamiento racional o emocional si empuña una espada, o cualquier otra cosa...

Se le había olvidado por completo el entrenamiento, se alborotó y empezaba a gritar acerca de lo tarde que estaban, buscaba su ropa y demás hasta que Rose dijo - ¡Para!, ¿Pero qué te sucede? – y Kennay le decía que perdieron mucho tiempo en la cama, que debían empezar y rápido.

Kennay advierte a Rose de la pérdida de tiempo que habían hecho al dormir tanto, mientras se cambiaba y se ponía su ropa

- ¡Ya para! ¿Qué tanto alboroto haces? – Kennay se detiene y dice – ¿Acaso estás loca? Deben de ser como las ocho de la mañana y aun no hacemos nada – Rose se acerca a Kennay y lo toma del cuello – Repite, di cualquier otro insulto, te doy el permiso por si te atreves.

- Rose yo...

- Pues calla y escucha (Se echa atrás y continúa en sus arreglos).

- ¿Y cómo es que se entrena con tal pérdida de tiempo?

- ¡Te dije que te callaras! (Volteándose bruscamente, y vuelve a su lugar ajustándose las botas) no tengo idea de como o cuando entrenan los humanos allá de dónde vienes, pero los Kais, Rusts, Nanojs, Squires, o la raza que quieras... apreciamos el sueño, y consideramos más conveniente tener una mente fresca y actitud en el entrenamiento despertando con el sol, en vez de estar preparado antes del alba y tener un aprovechamiento mediocre del entrenamiento, ¿Me oyes? Te levantaste demasiado temprano, apenas salieron los rayos del sol. Ya tienes nuevas reglas que respetar, y recuerda que siempre me levanto primero, pero para estar lista antes que tú y que no hagas cosas como ver mi rostro, pero ya equípate.

- Si... entiendo... cuantas razas...

Kennay continua vistiéndose cuando Rose dice - ¿Qué haces?

- Me visto... ¿no es lógico?

- No iras a verme entrenar, equípate con tu armar y armadura, con esa ropa te destrozaré.

- ¿Pretendes azotarme? Y ¿Qué armadura? No tengo eso...

- ¿No tienes una armadura? De por dios... ¿Qué eres...?

Rose se dirige al armario, y de entre su selección de equipo, selecciona una de sus armaduras más grandes porque el joven era más alto que ella. Era una armadura, quizás, más dura que cualquier otra que se pueda forjar en el planeta tierra.

La armadura tiene un aspecto plateado con un ligero azul índigo y se la entrega a Kennay – Ten, espero te sirva, fue un regalo y está hecho de aleaciones con el mítico Blidanio, no la destruiré, pero que sepas que la quiero entera, ¿entiendes?

- ¿Blidanio?

- Ash... es que no sabes nada literalmente, es como si tu vinie... bueno. Es un metal de color azul oscuro muy resistente, no como el Kairita, pero es un poco menos que un diamante.

- ¿Un diamante? Oh dios... que regalo

- Si regalo que a mí me hicieron, no yo a ti. Ponte tus botas, la de esa armadura no te sirve para nada, coge tu espada y bastón y prosigamos.

- No tengo botas...

- Quizás Terreon te dejo una cerca de la cocina o eso vi mientras comía, ve y póntelas.


Dant Kairus I: Travesía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora