"Revelación" XIX

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Al día siguiente Kennay abre sus ojos, estaban ambos en el ático y mira a Terreon quien leía un libro, y este era el libro que le había obsequiado a Kennay.

-¿Has estado leyendo? (Sonríe)

-Casi completo... me siento horrible Terreon demonios mátame.

El joven se sentía aun peor en cada aspecto posible, su corazón por alguna razón palpitaba rápido y sentía mucha ansiedad.

-¿Acaso estaba corriendo durmiendo? ¿Qué me ocurre? Joder...

Libera tu energía por la ventana... - ¿Qué dianches? - ¡Hazlo! – Y rayos eléctricos salieron por la ventana y el joven se sintió muy débil. - Terreon ¿Qué me ocurre?

Su maestro ríe y le lanza un guante – Tanta felicidad con esta... - El joven respira tratando de olvidarse por unos segundos lo ocurrido el día anterior - ¿Y esto?

-Es... un guante... Evitará que muera por tus descargas eléctricas

-¿Pero y de donde ha salido? no tiene lógica, ni sentido.

-Kennay... ¿recuerdas tus clases de ciencia en la que hacías lo que no debías? Al derramar esos químicos, los cuales aún desconozco, por tu uñas entró y por alguna razón los microorganismo que poseían ese compuesto se alojaron allí, lo más seguro en un cierto tiempo estos desaparecerían. Claro que antes del plazo tuviste el inconveniente con los policías que te dispararon con sus pistolas eléctricas y esas células, madres, se sobre cargaron y formaron un núcleo eléctrico... ahora mismo estas... produciendo corriente eléctrica en tu interior pero... si te sobrecargas tú mismo te puedes... suicidar.

- Ahora soy un jodido generador eléctrico... no tiene sentido.

- Sentido no tendrás que mueras sin querer, ponte ese guante, evitaras que nos mates. Podrá regular tu electricidad y solo saldrá a tu petición, pero si no lo tienes, como paso unos segundos antes, te sobrecargaras, perderás el control y si no sabes que hacer... morirás.

- ¿Hasta cuándo?

-Kennay, en un tiempo todas tus células tendrán un núcleo eléctrico, no lo sé... no te aseguro nada. Tienes tu espada ¿Verdad?

- Si... pero no cambies el tema

- Búscala y dámela

- ¿Qué? Jamás... tú me la diste y la amo, por favor no vengas a cagarlo todo, por fis...

- No te dejaré vacío.

Terreon se dirige a la habitación del joven y el mismo le sigue, Kennay toma su espada, la entrega a Terreon y suben nuevamente al ático. Terreon se pone tembloroso... - Hey... maestro, ¿Te sientes bien...? – Los ojos del maestro se aguan y sonríe – Todo está perfecto Kennay, tus padres... estarían orgulloso de que continúo sus órdenes –

-¿Qué ordenes?

- Kennay, te haré una revelación, esta vida no es suficiente para ti, tienes demasiado que demostrar, tu corazón está a su tope de honor, hasta ahora,... hay que aprovechar.

El joven se conmueve, a excepción de su madre... nadie le había dicho tan bellas palabras – Ten – Y el maestro pasa su espada y un bastón al joven.

-Tendrás ambos, tu decidirás cual usar. Kennay este bastón yo no lo puedo usar y te seré directo y sin censura, alguien que ha arrebatado vidas no es digno de él, por lo tanto, no me sirve. Este bastón fue un obsequio del Legendario Amenish, y me fue otorgado por una gran hazaña, pero tú con él, harás más de lo que eh alcanzado a hacer.

- Me confundes... ¿Qué endemoniado bastón dices que es?

- Párate Kennay, es tu hora, tus padres no estaban seguros, no querían, pero no podían negarte algo tuyo.


Dant Kairus I: Travesía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora