Pluma negra

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A tientas, por una oscuridad que era digna de admirar caminaba yo.
Vacío, pero, ¿Qué es realmente el vacío? Porque aún vacío siempre hay algo que lo llena, en este caso, el silencio.

Un silencio ensordecedor sucumbía mis sentidos al deambular por la oscuridad que alumbraba la noche.

"¿Dónde estoy?" Susurro, pero se pierde en la cavidad de mi garganta. No hay sonido alguno que llene este espacio, siquiera mis honestas palabras.

"¿Hay alguien ahí?" No, no lo hay. Sola, completamente sola, no hay nada ni nadie que acompañe a mi persona.

Un aleteo, tal vez de pestañas, no lo sé. Mi vista se pierde entre tanto vacío.

De pronto, siento como algo me cubre; ¿Será el dolor? ¿Será el silencio?

Me siento protegida, y eso es lo que importa. No por una armadura, tampoco como soldado tras trinchera.

Protección cálida, como los brazos de una madre o un manto de plumas que me abrazan.

Ya no me fío de mi vista, pero sí de mi tacto. Algo suave y oscuro me roza la espalda.

Todo cobra sentido en un momento, mis propias alas color carbón me abrazan, dándome seguridad. Rememorando todo aquello perdido en este vacío tan lleno de muerte.

Llegando a mi más máximo apogeo en esta espiral de fatalidad.
Brindándome calor en esta nada infinita y gélida.

Cartas de socorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora