Ellos fueron soldados.
Tal vez más que eso.
Bucky despierta entre la oscuridad, perdido después de la caída de Hydra. Miles de recuerdos le acechan, persiguiéndole entre las sombras.
"Sollozaba de dolor, no comprendía nada, millones de imágenes pas...
Y llegamos al capítulo 11 con más de 5K leídos! Bueno disfrutad de este capítulo subido antes de tiempo. Una cosa me quedó clara en el anterior: Amáis a Joshua.
Y respondiendo a vuestra pregunta... No lo siento(?), no podéis adoptarle ja ja ja.
Volví a abrir los ojos, y con las manos temblorosas deposité a Joshua en el suelo. Su voz al igual que la de las demás personas en la sala se convirtieron en simples murmullos, opacados por gritos desconocidos. Empecé a sumergirme en algún recuerdo escondido en algún lugar recóndito de mi mente. Al igual que en las demás ocasiones, un temblor siguió a otro, la falta de aire en mis pulmones y la sensación de vacío. Dolor, un dolor martilleante que llegaba hasta el interior de mi cabeza.
Abrí los ojos, pero estos ya no me mostraron el Hall del edificio Stark.
Un coche parado en el arcén de una carretera. Observaba todo desde mi propios ojos pero no era capaz de reaccionar, como un intruso en mi cuerpo. Todo ocurría a una velocidad vertiginosa, luché por controlar mi propio cuerpo pero la sensación de inutilidad no tardó en llegar.
Porque aquello ya había pasado.
Y no había vuelta atrás.
Trozos, imágenes y sonidos inconexos se presentaban ante mí, mareandome más, si eso era posible.
Y esos gritos volvieron, suplicando por su vida. Un hombre y una mujer. Los sonidos desagradables de la gravilla bajo mis botas, un motor encendido y oscuridad. La luna observando inexpresiva desde el cielo la masacre que sucedería en breves instantes. Porque tal vez no lo recordase pero si sabía que nada bueno pasaría aquella noche.
Silencio. Seguido de un sollozo y una súplica.
Disparos que no era capaz de detener.
Y más silencio, seguido de una nota mental, que me haría temblar.
Misión: 105060
Estado: Finalizada
Objetivo: Howard and Maria Stark
No había vuelta atrás.
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Un golpe me despertó del trance, estaba tirado en el suelo después de haber sido golpeado por algo lanzándome a unos metros de distancia, chocandome contra una pared. No era capaz de despertar del todo. Y de nuevo gritos, pero estos procedentes del presente.
Imágenes borrosas, simples manchas en movimiento.
Parpadeé en varias ocasiones intentando enfocar sin éxito.
Una masa verde enorme, en medio de la gran habitación, y todos derrotados en el suelo.
-J.A.R.V.I.S!- Vociferó Iron Man por encima de todo.
Golpes, y de repente una planta enorme salió disparada, entre otras cosas. Y se estampó en la pared a milímetros de mi cara.
Pensé que me quedaría así, en un estado parecido a haber tomado algún tipo de narcótico. Pero un gruñido animal hizo reventar los cristales de la puerta y me giré en la dirección de este. La masa verde había cobrado una forma definida ante mis ojos.
-Está suelto!- Las dos mujeres se encontraban inconscientes en el suelo, al otro lado de la estancia.
-Solo necesito un minuto!- Steve y el moreno luchando contra aquello. Y Ojo de halcón intentando proteger a la pequeña niña que no dejaba de llorar. Miré hacia la puerta, ahora tapada por los escombros y la única salida congestionada por aquel ser.
-No tenemos un minuto Tony!-
Un chillido.
Un chillido infantil que me puso la piel de gallina antes de levantarme a toda prisa hacia aquella amenaza. Tan parecida a la de Steve, cuando se asustaba en plena noche antes de llegar a los ocho palmos de altura. Esos sonidos que desearías no escuchar nunca, o en mi caso no de nuevo. Porque te corrompían. Eran señales de algo en peligro, frágil, incapaz de defenderse.
Inocente.
Pero no por mi, ni por mi propia seguridad. Sino por la de aquel niño que intentaba liberarse del agarre de Hulk. En un primer instante sus ojos se mostraron azules y su cabello más rubio.
Debía proteger a Steve, al pequeño Steve. Su seguridad ante todo. La promesa a su madre en su último aliento.
Pero aquel chico no era él. Mi mente seguía jugandome malas pasadas. Debí de concentrarme unos segundos para ver de nuevo a la auténtica víctima.
-Alerta peligro. Alerta peligro.- Una voz metálica retumbó entre las pocas paredes que quedaban intactas, o al menos no derruidas del todo, formando montañas de escombro.
Corrí alertado hacia este. Esquivando todos los obstáculos, paredes rotas, cristales hechos añicos y una figura de metal que se encontraba inmóvil. Me lancé hacia la amenaza con un único objetivo en mente, y este no incluía ningún derramamiento de sangre de inocentes, sino un rescate.