·Un niño que creía·

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Previously on We were soldiers... 

(Lo siento pero me hacía mucha gracia, incluso me lo imaginé con la voz de Stiles ejem...Teen Wolf... ejem)

-Bucky como se te ocurre soltar algo así?!?!- Inquirió en el pasillo solitario, a lo que simplemente me encogí de hombros

-Enserio Buck, no sabes en los problemas que me metes...




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Agarré su mano preocupado. Buscando su mirada y cuando sus ojos azules se conectaron con los míos me aclaré la garganta y pregunté confuso.

-¿Estás enfadado Steve?- Como única respuesta negó varias veces con la cabeza y apretó nuestras manos entrelazadas con más fuerza.

-Vamos a dar un paseo, al menos ya tendrán tema de conversación estos días.- Dijo sonriendo de medio lado.

Mientras bajábamos por las escaleras, empecé a oír la voz de un hombre y risas infantiles(?). Hacía tanto que no las oía, no estaba completamente seguro si era únicamente mi mente de nuevo.

Tal alegres y suaves.

Seguimos nuestro recorrido hasta llegar a la entrada y encontrar a Barton junto a dos niños que no pasarían los 11 años de edad.

-Hey, chicos. Espero no llegar tarde a la comida.- Cogió a los dos niños y los alzó del suelo, con uno en cada brazo.

-Thor y Tony discutiendo.- Dijo simplemente Steve, levantando los hombros.

-Me tendré que dar prisa antes de que empiecen a volar los platos. ¿Están Wanda y Nat arriba? Estos dos enanos se quedarán esta noche con ellas.-

Me quedé mirando fijamente al niño, de ojos y pelo claro me observaba atónito. Escondido en el brazo de su padre.

-Ah bueno, que no los conoces Bucky. Este es Josh y esa la pequeña Nat.-

-Han crecido muchísimo Clint. ¿Cuántos años tienen ahora? - El rubio se puso de cuclillas mientras estos se ponían de pie. Librándose del agarre de su padre.

-Creeme mi espalda lo nota bastante. Diez y siete.- Me miró sonriente y divertido al ver el duelo de miradas entre su hijo y yo. -Tenemos a un pequeño fan tuyo.- Levanté la mirada para abrir la boca sin decir nada. ¿Fan? ¿Mío?

Se acercó a mí nervioso el niño.

-Hola, me llamo Joshua sargento, pero puede llamarme Josh.- Dijo entrecortadamente y empezó a jugar con sus dedos histérico.

-Puedes llamarme Bucky.- Dije sin más.

-Pue-do tocaarlo?- Señaló mi brazo biónico. Me agaché para estar a su altura y estiré el brazo. Se acercó con cuidado y con uno de sus pequeños dedos tocó uno de mis dedos para al final pasar la mano por mi bicep y acabar bordeando la estrella cuidadosamente. Sus ojos brillaban emocionados y no pude evitar sonreír.

Cuando al fin dejó de estar nervioso, rió alegre y empezó a pasar confiado sus dos suaves y finas manos.

-Y dime, ¿Por qué eres mi fan?- Intente decir lo menos frío posible, tendría que volver a acostumbrarme a hablar con otras personas, aunque aquello no me hacía mucha gracia.

-Fue un gran héroe, incluso sin la fuerza de Capitán América fue increíble. Además creo en las segundas oportunidades y usted se merece una. Nada de eso fue su culpa.-

Atónito sin poder contestar, sentí a alguien tocando y peinando mi pelo. Al girarme cuidadosa pero rápidamente vi a la niña concentrada, dividiendo y mezclando mechones de mi pelo.

Escuché unas risas y pude ver a Steve y a Hawkeye riendo por la situación a lo que en instantes se unieron Wanda y Romanoff.

-Tía Nat! Tía Wanda!- Gritó la pequeña castaña corriendo hacia ellas. Pero Josh seguía tocando mi brazo. Me sentía incómodo en esa posición de manera que me levanté cogiendo al niño con un brazo. Que parecía no inmutarse de nada.

-Bonita trenza, Soldado.- Rió divertida la pelirroja, a lo que simplemente le miré enfadado. Espera, había dicho trenza?

Suspiré y justo entró el que faltaba en escena, Stark. Bajó de dos en dos los escalones acomodándose las gafas. Y se situó junto a las mujeres, vanidoso, con esa actitud chulesca que le caracterizaba.

-¿Os apetece un helado?- Dijo con doble intención nos preguntó a todos. Pero mirándome directamente a mí, por encima de la montura.

-¿Helado? ¿Enserio, Stark?- Un día mataría a ese hombre. Ya tuve suficiente hielo en una vida.

Cerré los ojos al sentir un recuerdo, era como si me sumergiera en él, incluso con los ojos abiertos no desaparecía. No me moví ni un centímetro, estático en la misma posición.

Escuchando aquellos gritos asustados, que me rogaban por su vida pero por encima la pequeña voz del niño...

Creo en las segundas oportunidades

Nada de eso fue su culpa

Usted merece una.

We were soldiers {Stucky}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora