Capítulo 14

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=)

Capítulo 14

Miedo.

Ese sentimiento que produce puro terror y disconformidad en una persona que, generalmente, está asociado con el dolor. Ya sea físico o mental.

Y en este caso eran ambos.

Una caída libre de veinte metros hacia el mar no era algo a lo que no se debía temer. El agua era demasiado turbia para ver si el arrecife era lo suficientemente hondo para que se zambulleran libremente. Podrían salir lastimados.

Pero lamentablemente eso no era a lo que Lucy sentía miedo. Sino a volver al mar después de tantos años, tocar agua salada. 

Volver a tener su cola de syki.

Estaba tan aterrada y nerviosa que, en esos pocos segundos de caída libre, su cerebro se apagó, poniéndola en un profundo sueño. Un mecanismo de defensa ante el estrés emocional que sufría últimamente.

 Todavía agarrando la mano de su prometida, Derek la protegió con su cuerpo al entrar al agua helada. 

 Ya dentro, soltó todo el aire de sus pulmones y empezó a utilizar sus agallas para respirar. Parpadeó una vez y los párpados transparentes internos taparon ambos ojos, permitiéndole ver sin la necesidad de parpadear. Las membranas entre sus dedos empezaron a crecer, y se sacó las medias y los zapatos para darles espacio. Ya se podían ver las escamas  color azul Francia en toda la extensión de su piel. 

 Con el peso muerto de toda su ropa mojada y de Lucy, Derek nadó lo más profundo que pudo antes de quitarse la camisa. Con su mano izquierda, ató los zapatos dentro de ella y lo puso debajo de una gran piedra, asustando unos cuantos peces que habitaban ahí. 

 Con toda la delicadeza del mundo, sostuvo a la Guardiana con ambos brazos. Su cabellera del color de la noche flotaba al rededor de su rostro dormido y pálido. Se fijó en su estado. Los dedos palmeados ya estaban, así como las escamas color plata y las agallas funcionando correctamente. Pero faltaba una cosa. Su cola de syki. 

 Su pantalón de gabardina seguía en perfecto estado, cuando en realidad tendría que haber estado roto por las costuras de adentro. Derek desató rápidamente las zapatillas negras y las ató a otra piedra. Sacó las medias y pudo ver que los pies de Lucy eran como los de el. Palmeados.

 Con mucha desesperación, revisó sus signos vitales. Todo estaba bien, solo se había desmayado.

  Sus movimientos eran ralentizados por el agua salada, pero eso no le evitó sacudir a su Guardiana con mucha fuerza. Seguía sin despertar. ¿Que iba a hacer? 

  Calculó todas las variantes y el rango de error si se quedaba más tiempo esperando a que los cazadores se vayan. Era muy posible que Lucy estuviera herida, debía llevarla a algún lugar.

  Con el atado de camisa y los dos pares de zapatos en un hombro, y su prometida en el otro, nadó con mucha rapidéz hasta el ''Domus Auxilium'' más cercano. En latín, 'hogar de ayuda', el domus auxilium eran pequeñas y discretas instalaciones sykis a lo largo de toda costa que diera hacia el Océano Pacífico. Se podía llegar a través de una serie de laberintos bajo tierra, o más bien por acuíferos* subterráneos que facilitaban el acceso de todo syki en necesidad. 

  Al llegar, uno debía avisar mentalmente a quien estuviera a cargo y explicarle su situación. Aunque por el simple hecho de ser syki te debían dar comida, refugio, ropa, y hasta una identidad humana para salir a la superficie. 

Syki, una historia de sirenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora