Capítulo 10: Como conocí a Maddy

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André

No entiendo que le pasa a Maddy, últimamente se está poniendo pesada, antes era divertida, pasar el tiempo con ella era...., ¿a quién quiero mentirle?, Maddy y yo habíamos pasado por el divorcio de nuestros padres, ella sabía cómo me sentía, me entendía mejor que nadie, en aquella época apenas y nos hablábamos, nuestros padres nos mandaron a un terapeuta, a ella porque casi vuelve loca a su madrastra, a mí porque no sabían cómo decirme que Jean venia en camino, era fácil para ellos mandarnos a terapia, como si el problema fuéramos nosotros, fue así como nos hicimos amigos, escapábamos de la terapia, yo tenía quince y ella trece, fui un mal ejemplo. Para cuando aprendí a manejar, ella aprendió a usar las tarjetas de crédito, yo me tatuaba algo y ella compraba cosas, su familia no me aceptaba y mi familia no la toleraba, en ese momento pensamos que si nosotros no podíamos obligarlos a estar juntos, ¿por qué ellos podían obligarnos a estar separados?, y fue justo así, sin tanta ceremonia, que empezamos a salir como pareja.

Al principio Maddy solo se divertía con extravagancias, sus locuras como las llamaba, la tarjeta de su papi nos sirvió para ir a tantos lugares y tantas fiestas, el auto de ... Morelli nos fue útil para llegar a donde queríamos pero, en algún momento, empecé a sentir que todo pasaba muy rápido, mis abuelos empezaban a preocuparse y yo empecé a notar sus canas, luego de lo que paso con Jean, le puse freno a mi vida y otro tatuaje a mi cuerpo, aun no tenía claro lo que debía hacer.

Me tomo un año aclarar mi mente, quizás debí decirle algo a Maddy antes de irme, para cuando volví, ella había cambiado, o quizás era yo quien no la veía igual, aun así ella decidió que retomáramos las cosas donde las habíamos dejado, yo solo seguí el juego, ella lucia tan dulce, casi una niña buena, era una gran actriz, podía agradar a cualquiera si se lo proponía, pero yo conocía su verdadera cara, lo intensa que podía ser, lo explosiva que era, a veces reía recordando cómo había dejado la sala del terapeuta, su papi tuvo que pagar unos cuantos billetes por esa gracia suya.

Tantas cosas vivimos juntos, que no quise ver lo que pasaba, un día cualquiera, ella se molestó conmigo, solo por tener la moto, luego se enfadó con mi ropa, detestaba mis tatuajes y se disgustaba con mis amigos, de la nada empezó a ir a fiestas de su familia, trato de llevarme con ella, pero no en la moto y no sin antes pasar por una tienda para que cambiara de ropa, su familia cambio conmigo, supuse que ella les dijo quién era ... Morelli, aun así sus miradas aun me reprochaban, hasta cuando ingrese a la universidad pensaron que bromeaba, sé que ella lo dudaba, pero luego del primer año, creyeron que lo dejaría, como pase segundo, al fin me tuvieron fe. Maddy parecía ser la de siempre, le agrado que fuera aceptado por su familia, o al menos eso parecía, ella era complicada, una actriz diciendo lo que los demás querían escuchar, pero estando conmigo volvía a ser real, nos divertíamos un rato y luego, odiaba mi moto, mi departamento, mi ropa, mi cama, mis amigos, cuando le dije que trabajaría en la cafetería pensó que al ser mi padrino el dueño, este me pondría de gerente, el día que se enteró que solo era un empleado, rompió un par de lámparas y el cristal de la mesa, lo que más odiaba era que le mintieran, quizás por eso sin querer no le dije que Dany, era Daniela, no era el mejor momento para darle más noticias, por eso casi me da un infarto cuando no la vi en la cafetería, pero ella nuevamente opto por el papel de actriz, diciendo lo propio, actuando prudentemente, nadie creería que esa joven, minutos después, rompería el espejo de mi moto, destrozaría mi departamento y asustaría a mi compañero de cuarto.

Recuerdo cuando pasábamos horas juntos, pero sin hablar, ambos necesitábamos calma en nuestras vidas, no negare que hubieron momentos de pasión, pero luego de eso no había nada, poco a poco esa nada fue creciendo, aquel día que destrozó mi departamento lo note, no teníamos ni una foto, ni un recuerdo, nada que indicara que habíamos pasado tantos años juntos, ¿qué es estar juntos?, fuimos dos cuerpos ocupando un mismo espacio, si es que fuimos algo. Los últimos meses ella parecía tan dulce y cariñosa, si es que había gente, si alguien nos miraba, en cualquier reunión ella tenía que ser la novia perfecta, pero en cuanto estábamos solos, sin miradas impertinentes, en es dos momentos ella estaba ausente, odiando mi moto, mis tatuajes y a mí.

Cuando la conocí, mi vida estaba de cabeza, con ella eso no parecía importar, pero ahora cuando me mira, me siento más basura que nunca, sé las cosas que hice, no necesito que su mirada me lo recuerde, nunca antes intento llevarse bien con mi familia, pero ese último año parecía tan interesada, que tuve que negarme, grito, pataleo, me golpeo, y solo me reí en su cara, sé que eso logra alterarla más, luego de aquella pelea, ¿cómo iba decirle que Dany fue conmigo a casa de ... Morelli?, eso causaría una tercera guerra mundial, pero tampoco podía mentirle. Nuestra relación tuvo altas y bajas, llena de gritos y peleas, de silencios, pero así nos entendíamos, al final del día no había reproches, terminábamos cansados y listos para enfrentar al mundo otro día más, después de todo, estábamos solos, cuando empezamos la relación, ella me pidió una sola cosa : "Pase lo que pase... Quédate conmigo", en aquel momento más que un pedido era una súplica, yo estaba solo igual que ella, mi vida era un desastre, yo era un desastre, una bomba a punto de estallar, una epidemia por expandirse, un tren descarrilado, ¿quién iba a quererme cerca?, cuando todos me dejaron, ¿quédate conmigo?, ¿a dónde iría?, claro que acepte, y ese "pase lo que pase" termino siendo una advertencia de lo que pasaría después.

Tenía que hablar con Maddy, desde hace semanas que no iba al departamento, ya casi ni contestaba mis llamadas, desde hace mucho dejo de subir a mi moto, ¿qué le pasaba?, hoy la llame para encontrarnos en el departamento, ella se negó, me dijo que estaría en la cafetería, lo cual era raro, algo tramaba, ella detestaba ese lugar, así que decidí esperarla en la entrada, pero no llego, creí que ella podría haber entrado antes, así que entre a la cafetería y Dany ni me vio, estaba preparando café, cuando le pidieron té, nunca la había visto tan distraída, ni tan feliz, ya antes la veía sonreír, tenía diferentes tipos de sonrisa, la cortes cuando saludaba o despedía a los clientes, la solidaria cuando Paul o Miriam se equivocaban, la espontánea cuando estaba con Vero, la cálida que le regalo a Jean, y ...la mía, aun no podía describir esa sonrisa, pero en esta ocasión su sonrisa era diferente, se sentó una mesa apartada y miraba su celular, luego suspiraba y perdía su mirada en la ventana, sus ojos color ámbar, sus labios rosa, su cabello estaba recogido en una cola, pero algunos mechones caían naturalmente sobre sus rostro, eso no parecía molestarle, pero era todo un deleite verla, tan etérea, podría pintarla en ese momento y colocar su retrato junto a la mona lisa y la gente tendría que elegir entre sus sonrisas.

Pase unos minutos viendo a Dany, pero pudieron pasar horas y no lo habría notado, por suerte Paul hacia mucho ruido y me regreso al presente, recordé a Maddy, el vidrio roto de mi moto y mi pobre departamento, todo lo que había hecho cuando conoció a Dany, en ese momento algo vino a mi mente, tenía que prevenir a Dany, aun no estaba seguro de lo que haría Maddy, pero si sabía que lleve a Dany en vez de a ella, estaba seguro que la pagaría caro.

Creo que confundí a Dany, hasta yo me confundí, no tenía claro que decirle, aquella llamada me salvo, así tenía tiempo para ordenar mis ideas, pero no tuve mucho tiempo, ya que Maddy entro, como de costumbre vio personas y se portó como la chica dulce que debía ser, me dio un beso largo en los labios, para poner celosas a las chicas del mostrador, se sentó frente a mi moviendo su cabello de un lado al otro para llamar la atención y que los muchachos pudieran apreciarla, verla tan fingida me causo gracia y reí un poco, sabía que le molestaría pero no haría nada con tanta gente cerca, opto por reírse también y se levantó, camino hasta mí, se sentó en mis piernas, sus brazos me rodearon y roso sus labios sobre los míos, se acercó a mi oído y me dijo en susurro "Necesito un favor", me miro esperando una respuesta, esos favores antes me habían costado caro, así que negué con la cabeza, pero ella no aceptaría un no, se paró, tomo mi mano y me llevo a la salida, lo más seguro era que discutiéramos donde nadie nos viera.

Quédate Conmigo ... Así De SimpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora