Capítulo 15: El cupcake

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Me entregaron los resultados de los parciales y me había ido súper bien, estaba contenta, André me ayudó mucho en el trabajo, hasta Paul puso de su parte, quería ir a contarle a Mauro, estaba segura que él compartiría mi felicidad, además moría de ganas de besarlo, estaba tan feliz con él, solo quería estar en sus brazos, aunque no éramos tan efusivos en la universidad, la verdad es que nos portábamos como amigos, estábamos la mayor parte del tiempo con Sandra, pero me llevaba a mi casa y salíamos a pasear, el tiempo que pasábamos juntos era especial, sus labios eran mi lugar favorito, pero para él ya no era suficiente, cada vez que podía sus manos recorrían mi cuerpo, pero siempre lo detenía, no me parecía el momento, y a él comenzaba a molestarle, aun así disfrutaba el tiempo con él, no podía esperar para verlo pero, tenia algo que hacer antes.

Primero debía ir a la cafetería, ya había quedado con Vero, así que me puse mis audífonos y puse algo de música, camine alegremente pensando en mi querido Mauro y le iba a mandar un mensaje, pero en ese momento lo vi al otro lado del jardín, estaba caminando con una chica del salón, no muy alta, cabello negro, con flequillo, creo que se llamaba Karina o Camila, no recuerdo bien, esa chica siempre nos quedaba mirando cuando estábamos en el salón, Sandra me dijo que esa chica siempre se le pegaba, pero que nunca hubo nada entre ellos, aun así no le pregunte a Mauro porque él no parecía ni conocerla, me incomodaba, no eran celos o quizás sí, pero verlos juntos ahora, era extraño, parecían estar discutiendo, seguían caminando por la vereda y no faltaba mucho para cruzarnos, ¿debía saludarlo?, ¿pasar de largo?, no me quedaba claro, Mauro me vio y su rostro era serio, le dijo algo a la chica y ella se molestó más, yo me pegue al lado contrario y pase a escasos metros de ellos, sin querer escuchar nada, mi corazón se sentía pesado, mis manos estaban sudando y que él no me saludara o que no se detuviera me molestaba, en eso escuche un silbido y a alguien gripar mi nombre, me quite el audífono y mire a mi alrededor, me gire y era Mauro, se había quedado parado solo, donde nos habiamos cruzado, me sonrió y su rostro era otro, camino hasta a mí.

•¿Por qué no saludas? - me dio un beso en la mejilla.

•Pensé que estabas ocupado - mi tono me delataba.

•¿estas celosa? - se dio cuenta y parecía gustarle, paso su brazo sobre mis hombros y empezamos a caminar - no tienes motivos, Camila y yo teníamos un trabajo en grupo y yo solo le reñía por no traer su parte, si la sacan del grupo no es mi problema.

•Ahh... y ¿dónde se fue? - su calor me reconfortaba

•No sé - me dijo con desgano - estaba más interesado en ti.

•Qué bueno, así debe ser siempre - me detuve y él me quedó mirando - iba a llamarte para decirte que....adivina.

•Mm mm..... ¿quieres un beso? - sonrió y me robo un beso justo ahí.

•No, bueno si - pase mis brazos tras su cuello y le devolví el beso - eso y que pase mis parciales.

•Qué bueno - me volvió a besar esta vez se tomó su tiempo, como si estuviéramos en competencia - debemos festejar.

•Si, salgamos esta noche - sus manos estaban en mi cintura y me acerco más a su cuerpo, su perfume era muy agradable, sentí sus labios en mi cuello, mi hombro y nuevamente en mis labios.

•Te recojo a las 7 - sus ojos verdes eran mi perdición, solo acentí y le di otro beso, pero el reclamó más, abrí mis labios para dejar que su lengua se diera gusto, parecía querer comerme en ese momento, no me dejaba ni respirar, solté un ligero gemido a lo que él lucia satisfecho y le dio tregua a mi boca.

La guerra de besos termino con Mauro como ganador, él debía ir a clases y yo a la cafetería, así que tomamos nuestro camino sin despedirnos, suspire por un buen rato, nuevamente estaba feliz y ahora podía seguir escuchando mi música y llegar con Vero, por el camino iba pensando en Mauro, ¿dónde iríamos hoy?, entre a la cafetería como siempre y fui a dejar mis cosas donde siempre, ¿que raro?, me pareció ver a Paul sentado en una de las mesas, pero recordé que no era mi turno, había ido a ver a Vero, que tonta soy, esto de estar enamorada me hace perder la cabeza, regrese y vi a Paul sirviendo café y a Vero sentada en la mesa de siempre, me reí de mi misma y fui con ella.
•¿hace mucho que llegaste? - deje mis cosas en la silla de al lado.

Quédate Conmigo ... Así De SimpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora