Capítulo 4: Llega Maddy

676 46 2
                                    

Al igual que la última vez, Mauro parecía no recordar nada, actuaba con total normalidad, ya se había vuelto costumbre que los tres fuéramos por un café al salir de clases, Sandra siempre estaba entre los dos, nuestras conversaciones iban de lo más absurdo a lo más interesante y a lo más incómodo, casi siempre Sandra hacia un comentario fuera de lugar e insinuaba que nosotros éramos más que amigos, pero en aquellos momentos que nos dejaba solos, Mauro era diferente conmigo.

· A veces Sandra se descontrola - le comentaba a Mauro mientras me sentaba en el pasto.

· Pero es divertida - agrego mientras se sentaba a mi lado - ¿qué harás mañana?

· Iba a salir con Verónica pero creo que ya cambio de planes.

· ¿por qué?

· Conoció a un chico en la biblioteca y la invito al cine.

· Entonces ¿estas libre?

· Si.

· ¿quieres ir a ... - no pudo terminar su pregunta porque regreso Sandra,

· Bien chico estaba pensando en hacer el trabajo mañana - se sentó en frente de nosotros y me paso una botella de agua, era un buen gesto de ella, ya que me moría de sed.

· Mañana no puedo - dijo Mauro, mientras sacaba un cuaderno.

· ¿qué harás mañana? - pregunto Sandra y saco un paquete de galletas, mientras yo trataba de abrir la botella

· Tengo entrenamiento - tomo mi botella, la abrió y me la regreso - pronto empezaran los juegos, ¿no lo recuerdas?

· Lo había olvidado - empezó a comer una galleta - pero podemos estudiar luego de eso.

· Supongo que si - dijo perezosamente, yo tome un largo trago de agua y me disponía a cerrar la botella, cuando Mauro la tomo - ¿me invitas?

· Si - le conteste pero él no espero mi respuesta ya que estaba tomando de mi botella, Sandra me abrió los ojos y me sonrió divertida.

· Gracias, moría de sed - Mauro me regreso la botella y le robo una galleta a Sandra, pero antes de darle un mordisco le guiño un ojo el muy coqueto - ¿porque no vienen temprano y ven el entrenamiento?

· ¡Sí!, que buena idea - se alegró Sandra.

Nuestra conversación no duro demasiado, casi todo el tiempo era Sandra quien hablaba, mientras Mauro aprovecho para tomar mi mano tras la mochila de Sandra, yo no hice el menor intento de quitarla, pero no puede evitar que mi corazón latiera más rápido, su mano era cálida y se sentía bien, pero no duro mucho, ya que unos compañeros de Mauro lo llamaron, así que nos levantamos para irnos, él se despidió de nosotras, no sin antes darme un beso en la mejilla y colocar su mano ligeramente sobre mi cintura, Sandra estaba muy distraída burlándose de sus amigos que no se dio cuenta, pero difícilmente yo olvidaría aquel acercamiento, mis piernas eran gelatina cuando retiro su mano y se apartó, estoy segura que mi rostro estaba más que ruborizado.

Cuando regrese al trabajo encontré a André practicando con la freidora y a Paul jugando en la mesa con unas clientas, pero al verme se alejó lentamente y fue hacia la máquina de café, para cuando volví llevando el uniforme Paul luchaba con la máquina registradora, siempre lograba que se atorara, así que fui en su ayuda y juntos logramos arreglarla, él empezó a contarme una historia sobre un pato y su perro, pero no llego a terminar ya que una chica entro a la cafetería, era alta, respingada, con un cabello ligeramente rojizo, llevaba puesto un vestido casi infantil pero perfecto para ella, se quitó los lentes y dejo ver sus ojos verdes, con facilidad podía ser una modelo o una miss teen, hasta Paul se quedó embobado, él que estaba acostumbrado a tener la atención de varias chicas, era la primera vez que lo note desencajado, no negare que me dio algo de risa, pero no duro demasiado ya que la chica se nos acercó.

Quédate Conmigo ... Así De SimpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora