Alguien debería revisar las normas de este juego porque no me parece nada justo que tú vayas armado con una sonrisa capaz de disparar cien balas por minuto y causarme la muerte más bonita de todas, y yo sólo tenga estos borradores y un escritorio abarrotado de ellos.
Es increíble que lleve tanto tiempo buscando alguien de colores para que acabase con todo el monocromatismo que me rodea, que hasta se me ha llegado a olvidar que mis propias manos son pinceles, que de mis ojos nace un arcoiris después de ahorgame en un mar de lágrimas y que mi boca roja ha dejado más manchones color sangre que la Segunda Guerra Mundial.
Me regalaste besos con fecha de caducidad demasiado próximas a mi propia muerte. Me da una putada eso de querer tanto y a la vez tan mal. Ahora todo es insustancial, como una noche sin versos y besos con los ojos abiertos.
Es una gran putada saber que mi próxima cicatriz llevará tu nombre.
