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Todas y cada una de las palabras que salían de tu boca eran sinónimos de poesía; eso, sin decir que tenías catorce primaveras en las pestañas que cumplieron más deseos que cualquier diente de león estandarizado. Y eso de que cuando sonreías transformabas lo monocromático en un arcoiris de colores que hasta los daltónicos eran capaces de ver. Que eras. Que existías. Y a mí me encantaba la manera que tenías de hacerlo.

Vehemencia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora