8.

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  Media hora màs tarde me encontraba enfundada en aquel ajustado, corto, escotado y por ende, revelador vestido rojo.

Un juego de sombras sobre el parpado junto a una fina linea de lapiz negro, pestañas definidas y un color rojo en mis labios.

Me coloqué los altos tacones negros y me dejé ver ante Siete, dando una vuelta.

-¿Que opinas, Serrano?

-Estas para el crimen.-Sonrió ampliamente- Ahora escucha.- se puso de pie y se atrevió a acercarse a mi para tomarme las manos. - No puedes seguir llamandome Serrano. Aquí me conocen como Capuccio. ¿Vale? Julián Capuccio.

-Pero entonces por que...- me interrumpió.

-Po solia ser mi hombre de confianza. No puedo ser Julián Serrano para ellos ¿Va? Recuerda, no soy quien parezco. - entrelazó mi brazo al suyo mientras me conducia fuera, por un extenso pasillo. Lo que me terminaba de confirmar que el lugar era un lujoso hotel.- Sonrie y actua, no hables con extraños en mi ausencia. Todo irá bien - me besó la frente una vez que entramos en el elevador y oprimió el botón del primer piso.

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El salón era inmenso, las paredes blancas con unos finos decorados de pintura dorada le daban un toque aun más elegante al lugar. Además, parecia un hormiguero, podia ver a las mujeres vestidas de gala, igual que los hombres y los camareros ir de aquí para alla, llevando caviar entre sus manos.

Me detuve a los pies de la escalera antes de bajar. El temor se habia aporedado de mi cuerpo, y por mas que pudiese odiar a mi padre por ser quien era, no queria que por mi culpa o mejor dicho, por culpa de un Tomassi, su vida tambien acabase.

Estuve a punto de pegar la vuelta, cuando clavé mis talones para girarme sobre estos su mano finamente reposada en mi espalda me lo impidio, al levantar la vista su mirada color miel me transmitió una especie de confianza, y dejó salir una pequeña sonrisa de sus labios.

-Todo irá bien, Liebe. ¿Lo sabes, Verdad?- lo tomé sutilmente de su traje y lo alejé un poco del gentio que subia y bajaba constantemente.

-No puedes decirme que todo irá bien. Es una sala llena de mafiosos y no olvidemos mencionar que estoy aquí en contra de mi voluntad, además, claro, de estar secuestrada.

-Bueno, pero confia en mi ¿Va? Solo eso, no es tan dificil.- sonriò ampliamente como si todo fuese de maravilla, pero si no confiaba en él ¿Que otra cosa podia hacer? Cabe recalcar, que si el me 'Traicionaba' moriria, pero si no confiaba en él tambien.

Asentí con la cabeza y respiré profundo, nuevamente, su mano se posó en mi cintura y me condujo escaleras abajo, a paso lento, como si de cada movimiento dependiese nuestro destino.

Un centenar de miradas se posó sobre nosotros, y con la cabeza gacha me abrí paso entre la gente.

Julián se habia perdido, y yo me habia perdido en mis propios pensamientos.

Julián Serrano.

Asi se llamaba, el me lo habia dicho, al igual de que se hacia llamar Juliàn Capuccio aquí. Por ende, todo me llevaba a un solo punto, Julián era un infiltrado.

Pude divisar a Amanda, sobre un pequeño escenario con un vestido negro, en degradé y perlas negras, largo hasta el piso , pero de un escote pronunciado.

La vi fijo, algo me decia que ella queria mas que solo venganza por su padre, quizás hasta queria quedarse con el negocio de mi padre.

Al cabo de un rato, de aprovechar para desgustar comida de primera clase, la atención de todos se concentró en el pequeño escenario donde Amanda yacía, dado que esta, pretendia dar un discurso.

-Gracias a todos por estar aqui presentes. Como sabran, nos hemos reunidos mi madre Eleaonor -Apunto a una mujer con el pelo castaño un poco ondulado, por encima de los hombros que se encontraba detras de ella- Para presentarles, a una nueva integrante de nuestros negocios. Y adivinen nada mas ni nada menos, que una Sabatini. Nuestro querido Osvaldo Sabatini tiene una hija talentosa en cuanto a lucha, a si que bienvenida Oriana Sabatini.

Alcé mi copa, mientras el reflector me alumbraba, y la gente tambien se volteaba a verme, cerré los ojos aguantando la picasón que traia en estos. Algo dentro mio, no estaba bien.

-Sonrié, y haz de cuenta que es el mejor momento de tu vida. - su dulce voz resonó en mis oidos, y sonreí, ni mucho ni poco, una simple sonrisa- Tienes una hermosa sonrisa, Oriana.

La atención volvió a centrarse en Amanda, quien veia en nuestra dirección con el ceño fruncido y siguio dando un discurso que por supuesto no escuché.

-Lo mismo digo, Julián. - contesté a medida que me volteaba lentamente.

-Te llaman. - levantó la mano con su copa y con el dedo indice indico el escenario. Al fijarme en aquella direccion pude observar nuevamente las miradas puestas en mi, al igual que la sonrisa de Amanda - Ve a presentarte. Te acompaño- me tomó la mano y se abrió paso entre la muchedumbre hasta que llegamos a aquel escenario.

Fulminé a la pelirrubia con la mirada, y proseguí hasta situarme totalmente incomoda delante del microfono.

Fije mi vista entre la muchedumbre, quizás y conocia a alguien que pudiera informarle al bastardo de mi padre lo que ocurria y asi este por lo menos sospecharia algo, siendo si no que Ryan lo habia llamado.

Entonces, mi vista lo localizó. Me detuve totalmente asustada, y me sonrió. No podia negarlo, aunque no eramos muy unidos, amaba a Ryan por sobre todas las cosas, y tambien traia un cariño que no podia arrancarmelo del pecho, aun aborreciendolo... a aquel hombre que se situaba detras de él.

Mi padre.

-Yo...Bueno, soy Oriana Sabatini, si... - estaba nerviosa y tartamudeaba, hasta que el ruido sordo de un disparo me hizo reaccionar.

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Sky.

«Acorralada.» (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora