«Lo llamo y le digo que todo era mentira o no lo llamo y dejo todo como está», esas eran las dos opciones que tenía Luke, para nuestra desdicha escogió la segunda.
Al momento que el rubio llegó a su casa, subió corriendo a su habitación y se tiró a su cama. No quería ver ni hablar con nadie.
Su mamá había intentando hablar con él y hacer que viniera, fallando en el intento, así que llamó a la mamá de Michael diciéndole que fuera a su casa.
—¿sabes que está pasando? Me tiene preocupada todo esto—había dicho Liz a Karen. Ella negó—. Llama a Michael y dile que venga, no podemos permitir que todos estos años de intentar que ellos tengan un relación se desvanezcan.
Karen aceptó y llamó a su hijo, él se negó claramente pero ella tenía algo que hacía a Michael aceptar inmediatamente. Y corriendo por todas partes en vez de tomar un taxi llegó lo más pronto a la casa de Luke.
Karen abrió la puerta.—¿qué quieres, ma?
—pasa— la rubia se hizo a un lado para que el chico pudiera entrar.
Michael obedeció. Adentrándose a la acogedora casa. Divisando a Luke recostado en un sillón para tres personas boca abajo. Sintió su corazón contraerse. Lo extrañaba.
—Hasta que llegas, Michael.
Fue el saludo que le propinó Liz al teñido. Este le dio una media sonrisa. Luke levantó sólo un poco su cabeza para mirarlo.
—toma asiento—pide Karen a Michael, tomándolo por los hombros y obligándole a sentarse.
—¿qué esta sucediendo?—pregunta Liz mirándolo a ambos con ojos desconcertantes.
—nada.—responde seco Luke.
—¡no mientas, Luke!—grita Liz, Luke calla. Michael lo mira inexpresivo—. ¿qué esta sucediendo entre ustedes dos?
—Luke ya no quiere ser mi amigo—Admite Michael en un susurro, Karen y Liz se miran sorprendidas y Luke se levanta sentándose—. No sé qué he hecho para que rompas nuestra amistad. Tal vez no he sido el mejor amigo, lo he intentado, sabes que no soy perfecto. Soy un fracasado desastre. Y me duele todo esto, porque enserio te quiero y, simplemente quiero que todo vuelva a ser como antes, ¿es por Mary?—Michael dice todo tan rápido que apenas pueden entender lo que dijo las personas presentes. Luke negó ante su pregunta—. ¿entonces? ¿por qué no quieres ser más mi amigo?
—Porque duele, Michael. Duele ser tu amigo, duele ver cómo eres feliz con otras personas que no soy yo, duele ver que te enamoras, duele ver que le entregas tu corazón a alguien y no soy yo el que lo recibe. Duele—Luke se levanta y se va corriendo hacía su habitación. No queriendo ver o escuchar a nadie.
—¿qué esperas, Michael? Ve por él.
