Capítulo 2

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Desperté frenéticamente y sentándome de golpe, soltando grandes jadeos, luego empecé a dar grandes inhalaciones tratando de tranquilizarme y que mis pulmones se llenarán completamente hasta que estos reventaran de aire. Sentía la necesidad de hacerlo ya que creía que si no lo hacía terminaría por ahogarme de nuevo.
Cerré los ojos poniendo mis manos sobre mi rostro como si así desapareciera ó terminara este, el que yo supongo era un pésimo sueño, que me estaba atormentado, cuento hasta diez y retiro mis manos así abriendo de nuevo mis ojos.

Miro alrededor tratando de reconocer el donde me encontraba, esta no era mi habitación, ¿dónde rayos se suponía que estaba? Esta bien no hay problema, me miro las manos y estaban más pálidas de lo normal, subo mi mirada por estas viendo y analizando lo que traía puesto, trató de levantarme de donde me encontraba para poder verme mejor y casi caigo al suelo dejando que una manta color crema tejida se deslice hacia este, así que me vuelvo a sentar y me agachó para recogerla y ponerla a un lado mío, doy un gran suspiro y lo intento de nuevo esta vez lograndolo. Me admiro y traigo puesto un tipo se blusón para dormir que se utilizaban en la época victoriana de un color blanco con un poco de encaje en las mangas a tres cuartos y listones finos de color azul.

Estando ya de pie me pongo a caminar alrededor de la habitación, el piso era de madera, tenía un color cafe chocolate al igual que los muebles, ó más bien libreros, estos contenían libros de todos los colores, gruesos y supongo tipos. En medio de una pared que se encontraba justo en frente de donde se encontraba la puerta había una chimenea, esta se encontraba prendida como si no hubiesen descuidado el fuego. En medio del techo caía un candelabro de cristal el cual iluminada la habitación debajo de este había una alfombra blanca la cual estaba pisando, donde yo me encontraba dormida era un sillón estilo barroco de color rojo y negro, en frente de este había un diván del mismo color que al parecer sobre este estaba mi ropa perfectamente doblada y mi mochila, entre estos había un pequeño escritorio con un tintero, a cada lado del sillón había mesitas, en una de ellas había una lámpara de noche y la otra era un poco más grande y encima de esta había una bandeja al parecer de plata con una tetera, un plato y una taza de porcelana, me acerco a esta y veo que también había una pequeña carta que decía:

"Disculpe si le he causado alguna molestia trayendola aquí después de salvarla pero me pareció lo mas adecuado después de ver su estado, no quiero que piense que soy un atrevido al encontrarse vistiendo sólo un camisón, no podía dejarla así y tuve que cambiar su ropa después de eso la he puesto a secar para que cuando despertara está estuviera seca y pudiera vestirse de nuevo.
También he preparado un té de lavanda para que entrará en calor y se relajará un poco, espero lo tome.
Puede retirarse cuando guste, no tengo prisa de que deje la residencia.
Y por último espero que me perdone si he cometido alguna ofensa en contra suya."

¿Qué acaso había viajado al pasado? El hombre que haya escrito esta carta hablaba, en este caso escribía, de una forma muy propia y conservadora.
Decidí hacerle caso y tomar el té, no confiaba mucho y tampoco era nada ingenua, pero por Dios ¿qué clase de loco te salvaría para después de eso envenenarte con un té? Así que decidí arriesgarme.

Tome la tetera y serví un poco en la taza, aun salía humo del líquido que olía delicioso y parecía como si hubiera sido acabado de hacer ya que al tomarla en mis manos estas se calentaron de inmediato y hacia que tuviera una sensación agradable, me senté en el sillón para tomar mi té, lo hice despacio, en sorbos pequeños, tratando de deleitar mi sentido del gusto.
Lo termine, nunca había probado algo igual, así que me levanté, me dirijo al diván y empecé a ponerme mi ropa, mientras me ponía mi ropa me percaté que esta tenía un aroma a violetas, era un detalle que nunca nadie habia tenido conmigo.

Termine por vestirme y tome mi mochila para poder ver que hora era, recuerdo que había salido de casa a las 11:30 pm y ahora eran las 5:05 am. Tenía que apresurarme si quería dormir por lo menos algunas horas, hoy era domingo y mis padres no tenían un horario en específico para levantarse en los domingos, tanto podrían levantarse a las ocho como al medio día.
Volví a poner mi teléfono en mi mochila y me la coloque por completo en la espalda con ambas correas en cada hombro.

Abrí la puerta y este conducía a un pasillo con una alfombra roja delgada por en medio de este, todo era de madera y del mismo color chocolate, por mi lado derecho sólo había una puerta igual a la que había abierto, a mi izquierda seguía mi camino así que seguí caminando por ahí a mitad de este había una mesita con un florero y rosas. Todo estaba impecable, no había una pizca de polvo a la vista ni al tacto.
Camine hasta donde empezaban unas escaleras que supongo llevarían a la siguiente planta, en frente de estas había una gran puerta con cortinas blancas y cristales que se habría en dos, así que sólo abrí una y al salir la cerré detrás de mi. Estaba en un gran pórtico y muy bonito a decir verdad si le dieran una remodelación, ya que este no se parecía en nada a la casa de adentro.
Baje las cinco escaleras y camine hacia enfrente un metro para poder apreciar bien la mansión, esta se encontraba totalmente descuidada por fuera, con enredaderas en las ventanas y la pintura levantada.

Seguí mi camino bajo la luz de la Luna, este estaba empedrado, sólo camine dos minutos cuando llegue a la reja en la que había dejado mi bicicleta. Empuje la reja y se abrió lo suficiente para poder salir, tome mi bicicleta y emprendi mi viaje a casa.
Llegue a las 6:20 am aproximadamente, subí escalando hasta mi ventana y me puse a dormir.
Mamá y papá se levantaron a las once en punto más ó menos y me dejaron dormir hasta medio día, supongo tenía suerte, bueno recordando estuve a punto de morir y fui salvada por alguien misterioso que me trató igual que una princesa.

Cuando me levanté salí de mi habitación al pasillo y luego baje las escaleras para ir hacia la cocina a comer cereal, pero en cuanto pase por la sala mi madre llamó mi atención.

-¿Querida? Que bueno que despiertas-oh, acaso se ha dado cuenta- Raquel llamó hace un rato y pregunto que si te podía ver- casi muero- y le dije que podía venir a comer, ella aceptó así que ella llegará a las dos de la tarde- terminó de decir para volver a poner su vista en la televisión.

¡Oh genial! Raquel vendrá y tendré que contarle todo, ella me dirá "te lo dije" y me regañara por casi morir.

-¡Oh mamá! Eso será genial- dije por fin para irme a la cocina y comer cereal.

Abrí una de las puertas de la alacena y saqué el cereal, lo puse sobre la barra, me dirigí al refrigerador, saqué el cartón de leche y lo puse junto al cereal, fui hacia la platera, saqué una cuchara del cajón y un plato hondo de una de las puertitas, regrese a la barra de la cocina y me dispuse a "desayunar" cereal a las doce y media de la tarde. Al terminar el poco cereal que me serví puse las cosas en su lugar y me encargué de lavar lo que había usado. Me dirijo a mi cuarto, tomo una toalla y mis sandalias para dirigirme al baño y darme una ducha caliente, la lluvia artificial es de un buen agrado pero no soy de las que se queda mucho tiempo en esta. Cuando salgo me pongo un short de mezclilla y una blusa de tirantes holgada junto con unos converse gastados color negro. Sólo aguardo a que ella llegue.

Llega después de una hora y al parecer mis padres sólo quieren descansar y ver un poco de televisión así que compran pizza, a diferencia mía que de Raquel me dejan comer lo que sea en mi cuarto, asi que cuando la pizza llega nos servimos y vamos a mi habitación y nos disponemos a comerla mientras espero por la pregunta del millón que hará que ella me grite.

-¿Y se puede saber como te fue ayer?- pregunto expectante.

-No fue la gran cosa- respondí mirando hacia la ventana.

-¡Oh vamos! Se que escondes algo. ¡Sueltalo! ¡Dime que es!- soltó con cierta picardía, siempre me hace confesar.

-Bueno... tome el camino que llevaba a la mansión sin quererlo- cerré un ojo y espere el regaño.

-¿Qué? ¿Acaso estás loca? ¿No sabes que ese camino trae mala suerte? ¿Qué esta embrujado?- me dijo, mas bien me gritó, levantándose de su lugar y cruzandose de brazos.

-¡Son puros cuentos! Además yo no diría- le sonreí completamente a lo que ella sólo me miro con los ojos como platos, supongo que pensando que pensando lo peor.

-¡Brighid Swan! Confiesa todo ahora- terminó por decir demandante.

Almas EntrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora