Capítulo 9

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Apenas era mitad de semana y ya necesitaba un descanso, más que nada para recuperar mi fuerza emocional, estaba resultando ser muy inestable, esta mañana desperté y me encontraba sola, ni siquiera Gade que se había quedado a dormir aquella noche se encontraba, cosa común en mi vida, pero me sentía mal de haber despertado así, por primera vez me sentía un poco incómoda de no estar acompañada de nadie en casa y termine de hacer todas mis tareas rutinarias de mala gana.

Me paseaba por los pasillos del instituto reflexionando al respecto, tenía una hora muerta a mitad de día y en vez de estar haciendo la tarea en biblioteca de las clases anteriores me dejaba hundir por mis propia mini miseria ¡Ay de mi, que enfrenda!
Una mano me tomó por el hombro, no tenía humor para lidiar con alguien, pero cuál fue mi sorpresa al voltear y ver a Gade frente a mí.

-¿Qué sucede?- le cuestione.

-Supuse que querías hablar- respondió, esta vez se miraba serio.

-¿Hablar del por qué esta mañana desperté y tú ya no estabas?- no se porque pero eso me había hecho sentir enojada.

-¿Qué?- el pobre chico se miraba sorprendido y ansioso.

Estaba por empezar a gritarle pero vi la razón por la que Gade se encontraba en ese estado, había unos cuantos espectadores alrededor de nosotros, al parecer yo había gritado eso último llamando su atención. Me puse completamente roja como una cereza y quise salir de ahí, tome a Gade por la muñeca y empecé a caminar con cara malhumorada para abrirme paso, porque nadie quiere meterse con una mujer molesta, somos unas fieras.

Llegamos a un pequeño jardín entre pasillos y edificios, estaba muy bien escondido no había nadie ahí ni por los alrededores, era perfecto. Tenía un árbol con una estatura mediana, a mi parecer era un roble, claro que más podría crecer en este frío tan hostil si no era un árbol resistente y duro, alrededor de la zona había grandes arbustos que cubrían las ventanas de la planta baja y el follaje del roble cubría gran parte de la vista de la segunda planta, nadie podía vernos.

Me acerqué al pie del árbol y me senté en posición de loto, cerré los ojos e hice un par de ejercicios de respiración para aclarar mi mente y ánimo. Gade me observó durante todo el proceso sin moverse ó hacer ruido alguno hasta que termine, fue entonces que se acercó a mi y de sentó frente mío.

-¿Qué fue todo eso de haya atras?- sonaba serio.

Algo me decía que pocas veces lo escucharía y vería de esta forma.

-Me he sentido realmente extraña con esta situación, y presiento que tu tienes algo que ver en el porque- le había confesado y ahora sólo me limitaba a ver hacia el frente- me siento indefensa ante ti-.

-Bueno tú tenías razón, debí ir más lento pero ya no soportaba el no tenerte cerca- dio un gran suspiro y me miro.

-Ese es otro punto, lo dices como si tú y yo hubiésemos estado juntos toda una vida y de pronto hubiese pasado algo que nos separará, yo apenas y te conozco- levante mis manos al aire.

-No fue todo una vida juntos pero si algunos años- sonaba tranquilo- en el pasado, en un pasado muy lejano- ahora el era quien estaba indefenso.

No pude evitar mirarlo directo a los ojos, se veían un poco opacos, nublados por un recuerdo del pasado. No me di cuenta pero empecé a llorar en silencio, las lágrimas se resbalaban por mis mejillas, me sentía tan triste y no sabía la razón, no dejaba de ver a Gade en ningún momento.
Gade me tomó de las mejillas y seco las lágrimas con sus dedos pulgares, pasaba su vista por toda mi cara hasta posarse en mis labios, yo no reaccionaba con nada de lo que hacia, estaba hecha una estatua hasta que Gade me besó, fue ahí donde cerré mis ojos y me deje llevar. Era un beso casto y muy dulce, podía sentir lo suave de sus labios sobre los míos, una sensación recorrió mi espina dorsal cuando este se separó, parpadee un par de veces incrédula.

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