Capítulo 6

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Gade me había besado de la forma más amable, linda, delicada y tierna que pudiera haber en el mundo, luego contamos que fue mi primer beso y no había mucho que decir, después enumeramos las posibilidades y hacemos porcentajes de que pudiera pasar y era completamente absurdo, no había posibilidad alguna que alguien quisiera besarme.
Se separó de mi y me dedico una sonrisa cálida mientras me miraba, yo sólo le devolvía la mirada algo confusa y extrañada, no sabía si meterme a casa ó salir corriendo a casa de Raquel ó a donde fuera que mis pies pudieran llevarme lo más rápido que pudiesen.

-¿Qué pasa ratoncito, el gato te comió la lengua?- dijo algo sarcástico.

-¿Por qué?- pregunté con algo de pesar.

-Tenía ganas de besarte, porque tú me gustas- me respondió.

-¿Cómo se que no lo haces con todas? Tú eres muy atractivo y de seguro muy popular, también eres un descarado y se ve que coqueteas con todas- le dije con una ceja arriba.

-Te demostrare que tú eres de verdad la única que realmente me importa- me tomó de la barbilla y levantó mi cara para que lo viera directo a los ojos- ¡Brighid Swan!- recalcó de más mi nombre.

-Creo que... ¿y si vas un poco más lento?- le sonreí tímida.

-Si eso es lo que deseas- me besó la mejilla- te veo mañana en clase- volvió a su tono normal.

-Te veo mañana- dije rápido, casi no entendible y me metí a casa más rápido.

Cerré la puerta de golpe de modo que la casa retumbo, me deslice por esta soltando un gran suspiró, conté hasta diez y vi por la mirilla de la puerta, Gade estaba ahí parado mirando concentrado la puerta, como si apreciará cada detalle que esta tuviera. Segundos después sólo dio un suspiro y se dio media vuelta para empezar a irse.
Me separe de la puerta lentamente trantando de no hacer ruido para que no me pudiera escucharme mover, creyendo el que pudiera hacerlo, casi era la una de la tarde y tenía una hambre inmensa, por mi mente paso la idea de que podría haber salido con a comer algo ó invitarlo a comer en casa, pero descarte la idea de inmediato. Me puse a ver que había en el refrigerador y vi seis papás, huevo, leche, mantequilla, queso parmesano y pechugas de pollo, de mi estómago se escucho un rugido pues este ya sabía lo que quería de comer.

Subí las escaleras junto mi mochila para dejarla en mi cuarto, abro la puerta y veo a Gade sentado en mi cama paseando su vista por mi habitación, lucia como todo un niño pequeño al cual se le deja sólo en un lugar el cual no conoce hasta que posa su vista en mi y esbozó una sonrisa, me puse tensa, lo cual él debió notar ya que sus ojos brillaron pícaros.

-¿Qué haces aquí?- logre soltar y fruncir mi ceño.

-No quería llegar a casa- dijo en un tono algo infantil.

-Lo hubieras dicho Gade- le reproche- hubieras tocado la puerta en vez de... ¿cómo entraste?- pregunte algo molesta y desconcertada.

-Igual que tú cuando sales de noche- alzó los hombros como si fuera lo más natural del mundo.

Cómo es que él sabía tanto sobre mi, ó eso a demostrado hasta ahora, y yo sabía tan poco sobre él, aun así sentía que lo conocía de toda mi vida. Lo mire severamente el sólo tenía la cabeza agachada.

-¿Quieres comer algo?- tampoco es que vaya dejarlo morir de hambre a un invitado, bueno era más como un intruso en este momento.

Levantó la mirada rápido y los ojos le brillaron como a un niño pequeño al que le ofreces un helado, me dio una gran sonrisa y se levantó sin decir nada, deje mi mochila a un lado de mi puerta y baje las escaleras, él me siguió sin dudarlo, entre a la cocina y en se sentó en la pequeña barra que había entre esta y en comedor.

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