III

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El día que conoció a Tsukishima no pudo quitar su vista de él: ojos fríos de color miel, ocultos por lentes de montura negra. Y sin duda en el campamento de verano le fue imposible, tal cercanía lo hacía perderse en fantasías.

Sin embargo, los días pasaron volando y ya para la mañana siguiente se irían los de Karasuno; Kuroo no quería eso, no quería perder toda comunicación con el rubio, así que se armó de valor para confesarle sus sentimientos a ese numero 11 que le quitaba el sueño.

Y así lo hizo, el atardecer se veía de fondo y las cigarras producían sus típicos ruiditos.

—Te quiero, Tsukishima—pronunció sin más, el susodicho lo miró fijamente y a Kuroo el corazón se le empezó a romper en pequeños pedazos, bajó la mirada.

—Kuroo-san, yo...—"No" se dijo a sí mismo, tenía que mirarlo, así que levantó el rostro, sus ojos se encontraban rojizos y cristalizados, pero no lloraría, no ahora—. Lo siento, no puedo corresponder sus sentimientos.

Ahora Tsukki fue el que no lo pudo mirar, y Tetsuro lo entendió, entendió que seguramente esto era muy incómodo para Kei, se secó las posibles lágrimas y le dirigió una sonrisa pequeña pero sincera.

—Gracias por escucharme, Tsukki—se forzó a parecer alegre y palmeó la espalda del chico—. Nos vemos en las nacionales, espero mejores esos bloqueos tuyos.

Kei lo miró sorprendido por su abrupto cambio de humor, pero aun así lo dejó pasar, eso era lo mejor, hacer como si nada hubiese pasado, como si Tetsuro no se le hubiera confesado a Kei en pleno atardecer.

Aunque Kuroo supiese eso, no pudo evitar llorar cuando se encontró solo.

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¡Hey! Aquí tienen otro drabble más, espero les haya gustado, ya quería escribir algo triste ¯\_(ツ)_/¯ 

atte: Tsukkei

KuroTsuki; drabblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora