Comienzo

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Corea era una ciudad moderna, llena de tecnología y de juventud. Era un lugar lleno de oportunidades y por ello Kim Mingyu de treinta y siete años había decidido regresar a su ciudad natal.

Aunque la decisión de regresar a Corea por su parte, implico bastantes cosas. Punto uno, quería que su hijo Soonyoung reciba una educación en Corea, más cerca a la cultura de sus padres. Punto dos, deseaba ver a su familia, a la que no había visto en quince años y con la que apenas se había comunicado a través de cartas. Y punto tres, le habían ofrecido la dirección del Hospital Central de Seúl, con un jugoso sueldo.

Pero uno de las razones más importantes por las que había regresado era por Wonwoo, deseada pedir su perdón, esta vez cara a cara. No había podido verlo por diferentes razones en todos estos años, pero espero que el tiempo halla curado un poco las heridas.

—Papá, te vez demasiado nervioso —dijo Soonyoung—,  cálmate un poco.

—Sí, lo sé. Pero no eh estado durante mucho tiempo en Corea, trata de comprenderme hijo — dijo mientras arrastraba sus maletas fuera del aeropuerto.

—Está bien, lo entiendo. Y ¿Cuándo vamos a ir a conocer a la abuela? —pregunto ansioso Soonyoung.

—Pronto campeón se va sorprender al saber que tengo un hijo —puso un brazo sobre sus hombros.

—Y, además, se va a sorprender de tener un nieto tan guapo como yo —sonrió.

Una sonrisa burlona se plantó en sus labios y miro desde arriba a su hijo, quien acostumbraba a presumir a veces.

—Soon, eres demasiado vanidoso —le desordeno el cabello.

—De quien lo habré aprendido, ¿No? —lo miro a los ojos.

—De mi no, te lo aseguro —paró un taxi —. Por favor llévelo a esta dirección.

Mingyu le extendió un papel al taxista y lo ayudo a acomodar la maletas en la parte de atrás, mientras Soonyoung subía al lado del copiloto.

—¿A dónde vas papá? —pregunto Soonyoung ya en el carro.

—Tengo que ir al hospital, luego te alcanzo. Aquí tienes las llaves, escoge tu cuarto, el más grande si es posible —le desordeno el cabello una vez más con cariño.

Apenas el auto que llevaba a su hijo arrancó, él se subio a otro hasta llegar al moderno Hospital Central de Seúl. Cuando se identificó un médico, director del área de pediatría, lo recibió y le enseño las instalaciones, lo dirigió a su nueva oficina y le dijo que podía comenzar mañana mismo.

Agradeció la amabilidad del doctor Park y le comentó que mañana estaria ahí a primera hora. Por ello necesitaba una reunión con todos los médicos, pero sobre todo con los directores de cada área.

Estaba saliendo del hospital cuando una ambulancia entraba, vio a los paramédicos bajar con una joven en una camilla y su rostro se le hizo particularmente familiar. Atrás de los paramédicos bajo otro joven, pero lo que sorprendió a Mingyu fue ver bajar a su madre de la ambulancia.

El chico, con uniforme escolar, la ayudaba a bajar y se notaba que los años no habían pasado en vano, su madre tenía el cabello de color canoso y había envejecido bastante.

El joven y la madre de Mingyu, entraron rápidamente al hospital, la señora Kim le dijo algo al chico y este se adelanto. En ese instante Mingyu estuvo luchando en una batalla interna, en la que no sabia si debía o no llamar a su madre, hasta que se decidió.

—Mamá —llamo temerosamente.

Al instante su madre volteo y vio a su hijo, las lágrimas se acumularon en sus ojos no pudiendo creer que después de tantos años al fin lograba ver a su Mingyu.

Te olvidaré [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora