El pequeño teléfono móvil vibró sobre la mesa. Rápida, la chica lo tomó y encendió. Deslizó el dedo por la pantalla para desbloquearlo y leyó velozmente el mensaje que acababa de llegarle.
"Enciende el televisor. 24".
Se incorporó, quedando sentada en el sofá, y encendió la televisión con el mando a distancia sobre el que se había tumbado. Con un chasquido, la habitación fue iluminada de golpe, haciendo parpadear a la chica, quien acomodó sus gafas hípster sobre su nariz y apretó los botones del dos y el cuatro en el mando.
La pantalla cambió. La chica alzó ambas cejas al ver aparecer en ésta la imagen de una cama salpicada por sangre sobre la que reposaban varios huesos con marcas de mordiscos.
El televisor se encontraba en silencio, pero ella ya tenía suficientes datos. Cerró el portátil que tenía frente a ella, cerrando así sesión en Wattpad y apagándolo, y se levantó.
Con paso ligero, caminó hasta su habitación, descorrió las cortinas dejando correr la luz de la tarde por la sombría habitación desordenada y se dirigió al armario, de donde sacó una bufanda índigo que se lió al cuello, un saco negro que se colocó un poco descuidadamente y unos pantalones del mismo color que agarró con un cinturón a su cadera.
Se sentó y se calzó unas botas para luego coger de nuevo su móvil, el cual tenía guardado en el bolsillo del pantalón y que acababa de vibrar.
"Ten cuidado Kuro. Es de los poderosos".
La receptora sonrió levemente y volvió a guardar el pequeño aparato. Tras anudar los cordones de su calzado, se puso en pie y salió a paso lento de su pequeño hogar.
Escondió algo el rostro en su cálida bufanda, quedando con la boca escondida, y metió las manos en los bolsillos de su pantalón.
Hacía mucho que un ángel no bajaba a tierra. Tiempo atrás, Kuro debía estar alerta durante todo el día, lista para salir corriendo de casa si era necesario. Tras la llegada de los cafs, pocos ángeles habían osado acercarse a la superficie terrestre, y los que lo hacían solían ser exterminados por los cafs antes de que Kuro siquiera pudiera enterarse.
Esta vez, debía de ser una muy lista y poderosa, o si no, no hubiera tenido ni tiempo de asesinar a un solo humano.
Le gustaban los ángeles así. Era mucho más entretenido encargarse de ellos que pasarse el día frente al ordenador, por mucho que esto le gustara. Ya se había pasado todos los finales de Undertale siete veces, había visto casi diez el final de Gravity Falls y había cambiado muchas más las portadas de sus historias en Wattpad. Por eso, prefería que un ángel listo y fuerte, difícil de pillar, bajara, pues así podría aprovechar mucho más el tiempo.
Y, ¿quién sabe? Tal vez, por fin podría conocer a aquella ángel que la llevaba ayudando a través de mensajes desde hacía meses, aquella que la informaba de las bajadas de otros ángeles. Aquella que se preocupaba por ella sin siquiera conocerla.
—Tranquila, Yui... —murmuró— Estaré bien.
Y giró la esquina, entrando así en la calle de la casa de Alexander Ramírez, víctima del hambre de otro ángel.

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Dark Angels ©
Fantasy"Y él le estrechó la mano, sin saber que ella estaba planeando su decapitación". ❤-❤-❤-❤-❤-❤-❤-❤-❤-❤-❤ ✏Historia y portada por mí. ✏Contendrá lemon, gore, yaoi, yuri y esas cosas que pueden llegar a desagradar a otras personas.