Nightmare Ally

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Una lágrima corrió sobre la mejilla de una niña de cinco años mientras escuchaba los gritos de angustia de su hermano.

"¡No puedes hacer esto! ¡Sólo es una niña pequeña! ¡Es tu propia sangre!"

Una voz ronca, enojada, le contestó, "Esa pequeña abominación no es mi hija. Es un engendro del mal. ¡Un fenómeno!"

Adeline empujó su muñeca más cerca de su pecho mientras escuchaba aquellas palabras. Su padre siempre le gritaba, especialmente cuando estaba ebrio. Siempre gritando, siempre maldiciéndola, siempre golpeándola. Sorbió su nariz, no era su culpa que las voces le dijeran cosas.

Podía escuchar a su hermano, suplicándole a su padre que se calmara.

"Papá, por favor, ella no es-" La voz de Jonathan fue interrumpida por un golpe.

"Eso te enseñará a no discutir conmigo, hijo" dijo su padre tranquilamente antes de cerrar la puerta de su habitación con brusquedad.

La puerta se abrió un poco dejando ver el enojo de su padre, con rostro ebrio.

Todavía estaba usando su uniforme de minero cubierto de hollín por el carbón de la mina en la que trabajaba. Su cabello café oscuro ahora era negro por el mismo. La miró con esos ojos ebrios.

Adeline no podía ayudar en nada más que estar en la esquina de la habitación. Podía ver la ira en esos ojos ebrios.

"¿Todavía oyes a tus 'amigos'?" Preguntó burlándose. Adeline guardó silencio, había aprendido hace tiempo a no hablar con las voces de su cabeza. No era su culpa que fueran los únicos amigos que tenía. Además de Jonathan, eran las únicas cosas que se preocupaban por ella. Pero, por supuesto, algunas no siempre eran amistosas.

"Pregunté, ¿tus 'amigos' te están hablando?" Preguntó por segunda vez. Otra vez, Adeline no respondió. Continuó sentada en la esquina con la cabeza hacia abajo, tratando de mirar a cualquier otro lado que no fuera la cara de su padre.

A él no le gustó. Sin aviso alguno caminó hacia ella y le dio una cachetada, causando que ella cayera al piso. Entonces él la agarró del cuello y tiró de ella mientras le gritaba. "¡RESPÓNDEME!" Él la levantó para que quedara frente a su cara, tan cerca que se podrían ver pequeñas gotas de whisky en su bigote y olerlo en su respiración.

Adeline estaba aterrorizada en este punto, había sido golpeada incontables veces antes por su padre, pero nunca había llegado a hacer eso.

¿Qué estás esperando? Golpéalo. No tiene derecho a cuestionarte así. Siseó una de las voces en su cabeza. Pero Adeline estaba tan asustada que no escuchó.

Con sus labios temblando respondió, "No... no... no... papi... No lo hacen" Mintió.

"Oh, no, lo hacen, ¿verdad?" Dijo, sin creerle. "¿Cuántas veces te he dicho que no me mientas... O me llames papi?" Alzó su mano para abofetearla. "¡Tú no eres mi hija!" Adeline cerró los ojos y esperó por lo inevitable, pero nunca ocurrió. Su padre, Mr. Abendoth, continuó mirándola por un segundo que parecía eterno, y sin advertencia la soltó.

Adeline cayó de bruces, confundida. Lentamente miró a su padre, quien estaba inclinado y susurró con voz áspera, "¿Sabes?, no necesito golpearte más, porque mañana tu horrible existencia se habrá ido de nuestras vidas" Con eso se puso de pie, mirándola por última vez dirigiéndose a la puerta, pero paró en seco. Se quedó parado por un momento antes de mirarla de reojo, "Te enviaré a un lugar en donde todas las pequeñas abominaciones del infierno pertenecen. ¡Tú y tus 'amigos' deberían sentirse a gusto ahí!"

Creepypastas TraducidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora