➟Final.

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Lucy.

Cada persona importante que conozco siempre desaparece. No importa quién sea, siempre se irá de mi lado.

Dicen que cada persona nace para algo. ¿Pero para qué nací yo? Una chica inútil que ansia una felicidad lejana y casi inexistente. Una chica que va vagando en la oscuridad pidiendo con amargas lágrimas que alguien la ayude a salir, porque no podía ver y quería un poquito de claridad.

Mamá, papá, Gray, Juvia-san, Loke y Mei... Personas que nunca olvidaré, que estuvieron para mí y que ya no los tengo en mi alcance porque se fueron, porque ya no querían a una Lucy Heartfilia en sus vidas.

¿Acaso habrá alguien que quisiera ayudar a ésta inútil chica? La respuesta es obvio. Es un rotundo no, ya que yo tampoco me ayudaría.

Mamá siempre me decía buenos consejos y ahora ella ya no está. Estoy completamente sola.

Tal vez... Sólo tal vez... Si dejara de respirar, podría encontrar mi paz, alejada del dolor y la agonía que siento.

Natsu.

—¡Rastréeme éste número, por favor! —grité apurado al policía que me miraba como un bicho raro.

—Siento decirte que n-

Me acerqué a él con ira y le agarré de su camisa.

—O lo hace ahora o le muelo a puñetazos hasta que dejes de respirar. Tú decides —escupo con lentitud y con la mirada ardiendo.

—D-De acuerdo.

—Sabía que podía contar con usted, en el fondo eres una buena persona, señor policía —sonrío amable mientras le entregaba mi teléfono móvil con el número.

"Hola... soy Lucy, tengo 15 años y... espero que seamos amigos."

"Estoy harta de todo, Natsu. Ya no quiero más, no puedo... Estoy cansada. No puedo... Ayúdame..."

Cada suyo se escuchaba tan débil. Ésa voz me transmitía tanto dolor que... Es imposible no ignorarla.

¿Quién se atrevería a hacer tanto daño, Lucy? Si ése cabellera rubia tan linda contrasta con tus ojos chocolate, sumado con un sonrisa dulce de unos labios sandía.

—La persona que busca se encuentra aquí. Está en la ciudad de al lado, llegarás en media hora si vas andando —me explica.

—Oh, gracias señor policía.

Llamé a Gajeel y le obligué a que me llevara en su moto y actuara como mi chófer personal.

—Tengo prisa, Gajeel, acelera y no actúes como un anciano —me puse el caso y me subí en la moto, detrás de Gajeel.

—Si no fuera que me ayudas con Levy, te mandaría derechito a la mierda, cerebro derretido.

—Blah, blah, blah, ¡vamos, que es para hoy! —le grité ansioso e impaciente.

Tengo que verla.

Espérame Lucy —dije mandando un audio.

Por alguna razón presentía algo extraño. Como un vacío en el corazón que no sabes de dónde viene.

—✿—

Con manos temblorosas ella cogió el frasco lleno de pastillas que tenía en el cajón de su padre.

Cerró sus ojos con fuerza, liberando mares de lágrimas, sintiendo cómo el dolor le golpea su pecho fuertemente de nuevo. Apretó sus dientes y recordó cads momento único y feliz que ha vivido en toda su vida, que eran muy escasas.

—Ya n-no quiero más dolor... —respiró hondo.

Tomó un puñado de pastillas, los que pudo, y se los tomó de una en una rápidamente.

Notó que su teléfono vibró en su cama, pero lo ignoró. Seguro que era un mensaje de que ya no tenía saldo o algo parecido.

Las lágrimas fueron cayendo más rápido al notar el sabor muy amargo en su garganta. Su cabeza comenzó a doler minutos después.

Caminó con lentitud hacia su ventana. Miró hacia abajo y comprobó que sí estaba lo suficientemente alto para poder matarse de una vez.

Pero antes miró el cielo. Ésta noche habían muchas estrellas hermosas.

Lucy posó un pie sobre la ventana y se levantó.

Deslizó su mano sobre su pecho. Latía con más lentitud de lo normal. Su cabeza estaba casi por explotar y su estómago le dolía como nunca.

La piel de la rubia estaba más blanca h sus ojos se tornaron inexpresivos.

—Yo no debí nacer —colocó un mechón detrás de su oreja e intentó sonreír, pero no pudo—. Nadie querría a una chica como yo. ¿Quién me elegiría? Porque yo no lo haría. Nadie le importaría yo si ahora mismo salto, ¿verdad, mamá? Ni siquiera le importo a papá. Todos me dejaron y ahora estoy sola, a punto de ir contigo y con Mei —Lucy le comenzó a costar respirar—. Nadie me podrá ayudar y nunca seré feliz en éste lugar. Es por eso que... Saltaré.

Natsu se bajó de la moto de Gajeel y comenzó a correr lo más deprisa que pudo hasta llegar al punto en donde le indicaba su móvil.

El corazón del pelirrosa latía violentamente, no sabía si era por estar corriendo demasiado o por otra cosa.

Desde lejos visualizó a una chica rubia, postrada en la orilla de una ventana.

Los nervios de Natsu se hicieron presentes rápidamente al verla. En verdad era ella y estaba a punto de... Saltar.

—¡¡Lucy!! —gritó lo más que pudo. Estaba demasiado lejos de ella todavía.

Natsu intentó acelarar sus pasos e intentar llegar lo más rápido posible.

Mierda Lucy no. No lo hagas.

Lucy respiró hondo de nuevo. Levantó su pie al aire y se dejó caer.

Sintió cómo el aire le abrazaba y en pocos segundos vio pasar su vida entera. Cayeron al ire lágrimas que parecían cristal flotando y finalmente sintió un calor abrasador que la hizo ver todo negro y desconectarse.

Nota: Antes que nada os pido disculpas por no actualizar en tanto tiempo. Pero ahora estoy en vacaciomes y tendré mucho tiempo para poder escribir.
Y os comparto mi felicidad de que conseguí la beca que tanto ansié conseguir.

Espero que os haya gustado el Final y tengan un lindo día.

Hazzie.


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