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Daniela

Me despierto sintiendo un suave calor en mi espalda desnuda. En segundos recuerdo lo que paso anoche con Nicolás. Las confesiones, la complicidad, la pasión... nunca espere sentirme así. No con nadie, no con Nico... es cierto que me gusto desde el primer momento en que lo vi pero esto que me pasa es mas allá de lo que puedo procesar. El respira tranquilo y su aliento me hace cosquillas suaves en mi cuello. Siento su mano suave en mi vientre acariciando de forma distraída

_ Buen dia..._ susurra en mi cuello y mi piel se estremece

_ buen dia_ digo mientras me doy vuelta dejando nuestros cuerpos desnudos enfrentados. Comenzamos a besarnos... puedo sentir su erección pulsando como hierro en mi pierna me acomodo para que quede entre mis piernas. Sus manos acarician mis pechos y siento como pulsa su excitación en mi centro. Estamos tan cerca... un movimiento leve y estaría dentro de mi sin que nada nos separe... pero me tenso... mi vieja se descuido y me dio una vida de mierda hasta que pude defenderme sola y no puedo entregarme sin nada mas... no puedo ni si quiera con Nico por quien siento tantas cosas. Tomo un preservativo de la mesa y lo abro con mis manos, sin dejar de besarlo se lo coloco y el gime con la fricción de mis mano en su miembro... cuando está colocado entre en mi haciéndome gemir. Mi mente vuela y se desconecta y solo puedo entregarme como nunca me entregue a nadie.

Después de hacer el amor y desayunar algo nos vestimos. Nada fue incomodo, nada fue raro. Éramos nosotros pero dejando salir esa tensión sexual que teníamos desde el primer dia. Una vez vestidos Nico encendió el celular. Tenia solo un mensaje de Federico que le decía que lo llame cuando pueda y el oo hizo poniéndolo en altavoz

_ hola pa_ dijo casual

_ hola hijo, hola Dany_ dice y me sonrojo

_ hola Federico_

_ ¿ hubo mucho quilombo pa?_ pregunto Nico preocupado

_ no en realidad, Adriana se emborracho más de lo usual, fue a tu edificio a hacer quilombo y Edgardo el encargado no la dejo pasar y vino a casa ofendida. Cuando la vi llegar llame a su padre, la vino a buscar y le explique todo lo que había pasado, no le gusto pero lo entendió, dijo que se la iba a llevar un par de días a Pinamar con Elisa para que se calmara y le iba a hacer un par de advertencias para que se mantuviera lejos de vos_

_ gracias por ayudarme pa_ dijo Nico sincero

_ sos mi hija Nico, haría cualquier cosa por vos, estaba pensando en que fuéramos todos a comer al restaurante esta noche, invite a Ana y me dijo que tenia la noche libre y pensé que podríamos ir los cuatro_ dijo casualmente y me sonreí diciéndole a Nico que si con la cabeza

_ Bueno pa dale nos vemos ahí a las ocho_ dice Nico y me sonríe

_ dale nos vemos ahí_ dice y corta. Nico deja el teléfono y se acerca a mi abrazándome a su pecho

_ me gusta demasiado estar con voz_ susurra en mi cabeza

_ a mí también Nico y eso me asusta un poco_

_ ¿un poco? Yo estoy aterrado_ dice y me hace reír_ pero nunca fui cobarde y menos con respecto a lo que siento y a vos te siento..._ susurra y no tengo otra respuesta más que besarlo profundamente_ tenemos varias horas antes de ir a la cena ¿ que queres hacer?_ pregunta besándome de nuevo

_ primero vamos a un barcito de acá cerca para buscar algo de comer, después tengo un par de ideas_ le digo y le guiño el ojo haciéndolo reír.


Nicolas 

En la noche nos encontramos con mi padre y Ana. Ellas se abrazaron con cariño, se notaba cuanto se querían. Nos acomodamos en una mesa para cuatro. Mi padre con Ana a su izquierda y yo con Daniela a mi derecha. Conversamos un largo rato disfrutando de los bocados de pan de pizza y bebiendo unas cervezas, mi padre estaba relajado y risueño y miraba a Ana de una manera que no había visto desde mamá. Ellas eran todo anécdotas y risas. Nos contaban de cómo se escapaban a bailar cuando eran adolescentes y luego debían esperar al amanecer para entrar por la ventana y hacerse las dormidas antes de que la madre de Ana las llame para ir al colegio. Mi padre les conto de la noche en que llegue tan borracho que no pude poner la llave en la puerta y termine durmiendo entre los arbustos de la entrada de casa y como mi madre se asusto pensando que un vagabundo había saltado la cerca. Terminaron llamando a la policía antes de darse cuenta de que era yo. Luego cenamos unas exquisitas carnes con papas salvajes y seguimos hablando de todo y riéndonos con mi viejo como nunca antes.

Corazón delator Donde viven las historias. Descúbrelo ahora