CAPÍTULO IV

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♪ Maroon 5 - Animals ♪

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♪ Maroon 5 - Animals

"Sabía que no era buena idea, pude haberme resistido; sin embargo, la tentación estuvo latente en mí durante tantos años. ¿Cuánto podría perjudicar?"


Salimos de la residencia de mi hermana e inmediatamente Ian se adelantó hasta la entrada principal del edificio—. Iré por el automóvil, lo dejé en la acera de enfrente. No tardo —reparó apresurándose a salir.

Andrea, Serena y yo continuamos el recorrido de manera tranquila, entre bromas y uno que otro elogio por lo elegantes y hermosas que lucíamos.

—Yo opino, querida Gabs, que esto de salir a menudo a fiestas es lo que te hace falta vivir. Quiero decir, ¿cuántas veces tú y yo hemos ido a ponerlos una buena solo por el placer de hacerlo? ¡Pocas en estos años que llevamos de amistad! —Me miró severa—. Te estás comportando como toda una mujer de casa sin siquiera aún serlo.

—Amiga, sabes mejor que nadie que no soy muy aficionada a las juergas como tú y quizá esté mal, pero mi hermana me comprenderá al decir que siempre fui la más "tranquilita" de las dos. —Me encogí de hombros—. Y advierto que Manu no tiene nada que ver con ello, por si lo piensas ¡eh!

En cuanto pasamos la puerta de vidrio templado y marco de acero galvanizado, vislumbramos el vehículo de Ian dando la vuelta, claro como solo él lo hacía, como si no tuviera miedo al sonido que las llantas hacían sobre el pavimento al momento de derrapar. Un BMW deportivo que pese a ser compacto tenía la potencia necesaria para producir ese tipo de sonidos que me erizaban la piel tan solo de escucharlos. Dejando de lado lo extremo que podía llegar a ser Ian, me encantaba ese vehículo porque le daba elegancia a mi amigo, el color rojo lo hacía resaltar entre los cientos de carros que circulaban por la ciudad, como si fuera un «¡hey, mírame!».

Ian abrió la puerta del copiloto mirando a Serena así que dedujimos mi hermana y yo subiríamos a la parte trasera. Así fue, el pelinegro se apresuró a abrir las respectivas puertas cuidando de no maltratar los vestidos al cerrarlas.

Andy había notado las miradas, esas mismas que yo percibí antes entre ellos. Me limité a encogerme de hombros en cuanto ella me dirigió un vistazo que solo pude traducir en la misma pregunta a la que ni yo conocía su respuesta: ¿Acaso esas eran muestras claras de un coqueteo intencionado?

Sabía bien que Serena no era de esas chicas que buscan por todas partes un hombre que le dé los lujos que cualquier chica hermosa como mi amiga merece; incluso tenía claro que ella no buscaba relaciones serias en las cuales comprometerse y eso me intrigaba en gran medida porque, entonces, ¿qué estaba pasando entre ellos?

Desde que la conocíen el restaurante y comencé a capacitarla para el trabajo me di cuenta que ellaera diferente a muchas chicas de su edad, claro, siendo mayor que yo por tresaños podía decir que siempre fue diferente. Tenía esas ganas de luchar porconseguir superar los obstáculos, ella sola lo hacía y no aceptaba ayuda denadie. Pronto me di cuenta que cuando alguien crea una coraza que solo reflejafortaleza es porque esconde un duro y difícil pasado, algo que tenía claronunca podría hablar con Serena porque ella era experta en evadir el tema.

Provócame en Silencio©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora