Estacione el coche frente a la casa de Dinah. Había calculado bien los horarios para llegar a la hora que los padres de ella ya se hubieran marchado al trabajo, ya que estaba segura que ella me gritaría y maldeciría a causa de desaparición de ayer por la noche. Toque un poco nerviosa la puerta de su casa, mientras metía las palmas de las manos en los bolsillos delanteros de mis vaqueros. Oí como se acercaba caminando cada vez más y más. Me prepare para lo peor. Entonces abrió y me encontré con un lindo muchacho semidesnudo, con el cabello alborotado y unas grandes ojeras moradas. Lo observe fijamente a la cara, mientras él me echaba una mirada de arriba abajo. Entonces me di cuenta de quién era.
—Eh… ¿Gaspard? —Pregunte, realmente confundida. Es decir, el mundo era demasiado, demasiado pequeño. Tanto que podría asfixiarme un día de estos—.
—¿Te llamas Star, verdad? —Hablo con su acento francés. Después me miro, frunció la boca y después sacudió la cabeza—. Perdón, Camila.
—Uh… ¿Si?
—¿Quién es bebe? —“¿Bebe?” Oh, no puede ser—. Dinah bajo las escaleras rápidamente y se coloco al costado de Gaspard. Ella vestía solamente su ropa interior y una camiseta blanca con el logotipo de los Lakers. —¡Camila Cabello! ¿Dónde has estado? ¡No llegaste a dormir! —Dijo ella mientras me apretaba en un abrazo de oso. Comenzó a fatigarme y me aleje—.
—Me parece un milagro que lo hayas notado —murmure entre dientes—. Tengo que recoger mis cosas, ya no necesito más hospedaje. Gracias —Me adentre en la casa, esquivando a los dos y subí los escalones de uno en uno.
—¡Camila, no! ¡No entres a mi cuarto! —Grito ella desde abajo, mientras corría, intentando detenerme. Sin embargo ya era demasiado tarde—.
—¡Eh! —Cerré la puerta detrás de mí, y apoye mi espalda contra esta, con los ojos bien abiertos. Ahí adentro había otro tipo, pero totalmente desnudo—. Dinah finalmente me alcanzo y me miro apenada. Yo enarque una ceja y la tome del brazo, arrastrándola hacía el cuarto de sus padres. —¿De qué tanto me perdí anoche? —Le pregunte, confundida y traumada por el resto de mi vida—.
—Uh. No de mucho, realmente —Dijo ella mientras tomaba asiento sobre el suelo y llevaba las manos hacia su frente. Después se rio— No vas a creer la noche que tuve, ¡fue increíble!
—Dinah, se sincera conmigo —Le dije, seria. Después de que asintió, yo continúe— ¿Estas drogada?
—¡No! ¿cómo crees semejante barbaridad? —Volvió a reírse, esta vez más fuerte—. Solo tuve un poco de acción en el club, y dos voluntarios dispuestos a participar. Fue muy… emocionante.
—Sabes, como tu mejor amiga, hay algo que quisiera decirte; Estas enferma.
—Cállate, no es verdad, ¿ok? Además, tu también tuviste tu noche loca.
—¿A qué te refieres con eso?
—Bueno, digamos que una palomita me aviso que te habías ido con Lauren saliendo del club —Dijo ella mientras sonreía plácidamente al observar mi expresión de perplejidad—. Dime, ¿qué tanto hicieron? ¿Se fueron a un motel?
—¡Dinah! —Le grite enojada y un poco avergonzada mientras ella se carcajeaba en el suelo—. ¡No es gracioso!
—Sí lo es, créeme. No puedo creer que mi pequeña Mila, la pura y casta virgen, ahora sea todo una mujer. Me siento orgullosa.
—No soy una mujer —Dije—. Es decir, si lo soy. Pero soy una adolescente. Apenas tengo diecisiete años, me queda toda una vida por adelante.
—Y yo no puedo creer que aun no haya conocido a mi cuñada. ¡Tienes que presentármela!
—Dimah, entre ella y yo no ha pasado nada… Bueno, tal vez sí. Pero no lo que tú crees.
—No me importa —Se incorporo del suelo y me apunto con el dedo—. Te quiero a ti y a tu mujercita a las ocho, justamente aquí en mi casa. Vamos a tener una bonita cena familiar.
—¿Estas bromeando, verdad? No traeré a Lauren aquí.
—¿Por qué no? —Pregunto inocentemente mientras se acomodaba su camiseta. Yo la mire enarcando una ceja—. Vale, ni lo digas. Pero aún así, tienes que venir. Si no, encontraré la forma de comunicarme con ella y le diré todo sobre Trevor.
—No eres capaz…
—Oh, sí lo soy. Sobre todo si no pones de tu parte. Eres como mi hermana, Camila. Y las hermanas viven para molestarse. Así que, si no me das lo que pido, yo te arruino tu diversión.
Gruñí, rendida—. No puedo creer que actualmente seas mi mejor amiga.
—Actual y también en el futuro, bebe. Ahora saca tu gran trasero de aquí, porque apenas estoy comenzando a divertirme con mis hombres. ¿O quieres unirte?
—Prefiero perder mi virginidad con una vaca antes. Lo siento.
«O mejor con Lauren».