-Pero yo creí que íbamos a salir -Le dije a Lauren, decepcionada mientras observa mi ridículo viquini de figuras geométricas fosforescentes traspasándose a través del camisón blanco que llevaba puesto. Tire una sombrilla amarilla que había comprado en el camino y deje mi bolsa sobre el suelo-. ¿Por qué siempre no saldremos?
-Decidí que aquí tendríamos más privacidad. ¿Acaso no te agrada la idea? -Dijo ella mientras me tomaba de la mano y me pedía que la guiara hacía el patio trasero-. Además, quiero hablar contigo.
-¿Hablar conmigo? ¿Sobre qué? -Le pregunte, nerviosa y emocionada a la vez. Había tantas cosas que ella podría decirme y yo solamente me imaginaba que me confesaría su amor eterno y ese tipo de cursilerías que en lo particular yo amaba-.
-Más al rato. Hay que disfrutar de la piscina, ¿vale?
-Siempre podemos disfrutar de la piscina. No es como si tu casa estuviera siempre llena, eh.
-Tú sabes a que me refiero, Camz-Dijo ella mientras la guiaba hacía la orilla de la alberca y después se separaba de mi agarre para sentarse sobre el suelo. Me sente a su lado-.
-No. Realmente no se a que te refieres.
-Disfrutemos de la alberca, como pareja. Bueno, ¿Así te quedan las cosas claras? -Termino de hablar y se zambullo dentro del agua, salpicándome y mojándome al instante. Pero no me moleste. Ni siquiera me di cuenta. Solo podía pensar en sus palabras-. «Disfrutemos de la alberca como pareja».
¿Eso significaba que éramos novias? Me levante del suelo, me quite el camisón y grite. -¡Lauren! ¡Agárrame porque ahí voy! -Ella levanto su cabeza, despistada y después me di un clavado, chocando contra el agua de la alberca. Intente quedarme lo más quiera posible y después me impulse con los pies hacía Lauren, ya que yo no sabía nadar. La abrace por el cuello y sin importarme, le plante un beso en los labios. Ella me tomo por la espalda y rio-.
-¿A qué se debió eso?
-Yo puedo besar a mi novia cuando se me pegue la gana, ¿o no? -Sonreí alegremente mientras ella se volvía a acercar a mí y me daba un fuerte abrazo. Me dio un tierno beso en la nariz y llevo una de sus manos hacía mi rostro-.
-Por supuesto que sí. Y yo puedo hacerte lo mismo cada vez que se me pegue la gana.
-No lo creo. Tal vez a tu novia le moleste. Creo que se pondrá celosa.
-Cualquiera estaría celosa de alguien tan tierna y hermosa como tú. Incluso mi novia.
-¿Ah, sí? -Pregunte mientras nuestras frentes se tocaban-. ¿Y quién es tu novia?
-Es una hermosa chica que tiene la nariz más respingada de toda California y unos exóticos labios suaves. Ah, y trabaja como niñera. ¿No la conoces? -Dijo ella mientras acunaba mi húmedo rostro con sus manos-.
-No, no he tenido el placer de conocerla. Pero dime, ¿quién da mejores besos? ¿Yo, o ella?
-Mmm. La verdad, no lo sé. Tal vez podrías quitarme esa duda.
-Tal vez...
La volví a abrazar, aferrándome de su cuello. Ella unió sus labios con los míos y me dio un beso tan dulce y lento, que hizo que mi corazón se detuviera. Dejamos de flotar y nos hundimos en el agua, dejando que nuestras bocas y manos trabajaran por si solas. Y de pronto comenzó a faltarme el aire, y yo supe, que no era precisamente por la falta de oxigeno, si no por culpa de mi hermosa novia. Porque ella era mi razón de ser, y porque no me importaría vivir un segundo más si no fuera con ella. Porque estaba enamorada. Loca y ciegamente. Y ya nada ni nadie podría cambiar eso.