Llegando la noche, preparé mi ropa, me bañé, me vestí, me maquille y arreglé mi cabello en dos trenzas cocidas, cuando menos me di cuenta ya había pasado a buscarme, mis padres no estaban en la ciudad, por lo tanto estaba a cargo de mi hermana, que sabía absolutamente todo y me dejó salir si yo no decía que su novio pasaría la noche en casa, trato hecho.
Sentí el timbre, me dirigí a la pantalla del timbre para ver quién era, y sí, era él, salí lo más tranquila posible, lo saludé y subimos a la camioneta. Vivo en una ciudad grande con mucho tráfico, así que llegar hasta el lugar de la previa podía tomar entre veinte y cuarenta minutos, en los cuales estaríamos solos, porque él no llevaba a nadie más, ¿De qué hablaríamos? Me preguntaba a cada rato, tomé mi teléfono, prendí mi celular, el tapó la pantalla con su mano y me dijo:
- Olvídate del teléfono, ésta noche es para pasarla bien.
-Claro, para pasarla bien, pon música.-respondí nerviosa.Puso música y le pregunté a dónde iríamos primero, me respondió que a la casa de "Joaco" un compañero de su club de rugby.
Entramos, Mariano estacionó su vehículo en un párking exclusivo de la casa de Joaquín.
Nos bajamos y Mariano me abrazó por los hombros para entrar, sabía que tendría vergüenza... Al entrar pude observar una "barra de tragos" con cantidades excesivas de vodka común y saborizado, tequila y ron, después otras bebidas preparadas que venían botellas, también esos "zumos" que se usan para hace daikiri, todos de buena marca, por supuesto, si cada uno de esos pibes debía salir con la billetera llena cada finde.-¿Ahora te gustan las del nuevo ingreso, Mariano?-Dijo Joaquín
-No flashees¹ Joaco, que la pendeja² es mi amiga.
-Ah, perdón, bienvenida señorita...-Dijo con un tono como para que responda con mi nombre.
-Belinda- Respondí con timidez.
- ¿Y tu apellido?- me preguntó.
-DiRicci Rinaldi
-¡DiRicci Rinaldi! La que es buena en todo ¿No?
-¿Disculpa?
-Claro, no lo sabes aún, cuando llegas a 5to año, seleccionas a los alumnos que irán a determinadas divisiones y tu ficha era impresionante, inteligente, atlética, artística y todavía sos una nena.
Me sonrojé
-No creo serlo, pero te agradezco por el halago. -Respondí con un poco de soberbia disfrazada de modestia
-Apuesto a que también eres buena en el vaso volcado, aunque Marianito es el mejor ¿Podrás superarlo?Mi cabeza daba vueltas, no sabía que hacer, nunca hice eso pero me lancé a hacerlo. Perdí. Y todo ese alcohol de golpe me hizo mal, me hizo efecto muy rápido.
Había pasado media hora de aquella competencia y decidí sentarme en un sillón con el teléfono, levanto la mirada y Mariano venía con dos botellas de no se que bebida de pomelo con vodka, me ofreció y le rechacé, insistió y bueno, cedí, era rico, aunque un poco fuerte, no me di cuenta y la botella ya la había terminado, había tomado mucho, decidí ponerle un alto, no podía tomar hasta morirme o caer en un coma alcohólico, me paré y me sentí mareada, veía todo borroso, y la habitación daba vueltas, Mariano, que estaba peor que yo, intentó sostenerme y ambos caímos en el sofá, que no recuerdo en qué momento lo hicieron cama, nos quedamos ahí, no sé qué tiempo, pero se me hizo eterno, él me abrazaba, sentía su respiración, su paz al dormir, todo era un caos, pero nosotros no lo sentíamos, me pareció asombroso el estar rodeado de música a todo volumen, gente gritando, besándose, bebiendo y fumando, pero nosotros ahí, en la quietud absoluta, quizá lo que más me sorprendió fue el hecho de que estemos ahí y nadie haya comenzado a molestar con eso, al parecer era normal, y eso me gustaba...
Miraba a Mariano, lo veía borroso, de un momento comienza como a despertar, me miró, hizo una pequeña sonrisa, le dije que guardara mi celular porque yo lo perdería, lo guardó entre risas, supongo que se rió por el hecho de pensar que lo perdería por estar ebria, pero aún así me resultaba encantador, no pude evitar decirle "Ay boludo, sos hermoso, me encantas"
Hizo una sonrisa pícara, me levantó, y me llevó hasta una habitación, yo no reaccioné lo que estaba pasando, la casa era inmensa, con pasillos sin fin, en un momento frenamos en una habitación y entramos, me sentó en la cama, me puso agua en la nuca y en la frente.-¿Que estás haciendo?-le dije confundida.
- Una vez me dijeron que esto bajaba la fiebre y la borrachera- Respondió con su voz de ebrio.
-No tengo fiebre, ¿Por qué lo crees?- Dije con un tono de nena.
-Porque debes estar delirando de fiebre para decir que soy hermoso.
-No alucino, es la verdad. -Respondí completamente segura.
-¿Segura?- Se acercó a mí, se puso de rodillas, y sujetó mi cara.
-Completamente.- Le respondí entre sonrisas.
- Aún no me diste mi premio por ganarte.
- Pero no apostamos nada.Me acerqué a su cara, chocamos las narices, sentíamos la respiración del otro, el corazón me latía a mil por pensar lo que podía suceder.
-¿Qué estamos haciendo?- Pregunté de forma estúpida, como si no supiera.
-No lo sé...- Murmuró
Lo miré, me miró, tomó mi cara y me besó, por un largo tiempo, de forma lenta, se levantó, e hizo que yo también lo hiciera, me puso contra la pared, y a pesar de lo acelerada que estuviera la situación, besaba lento, lo fui corriendo lentamente hasta caer en la cama, me puse sobre él y lo seguí besando, el impulso me ganaba, yo ya había dejado de ser dueña de mis actos desde que me besó, todas las ganas que traía acumuladas se liberaban con sus besos, con su jugueteo de manos por mi cuerpo, nunca había sentido algo así por alguien... Pero todo lo bueno tiene su final, tocaron la puerta de la habitación, Joaquín vino a avisar que ya se iba y que llamarían taxis para ir, preguntó qué haríamos, obviamente teníamos que ir, pero yo estaba con todas las ganas de quedarme ahí con él, salimos de la habitación, abrazados, subimos al taxi, por ahí algunos besos me pedían ser dados, pero intenté controlarme, solo lo abracé y me apoyé en él, sentí que me miró, levantó mi mentón con sus dedos, me besó, sentí una explosión que venía desde mi corazón hasta mi cabeza, es inexplicable lo que sentía.
Bajamos en la fiesta, entramos, yo pensé que todo había terminado, pero él se acercó a mí con más tragos, los bebí, él también, y otra vez los besos, en una esquina, la más oscura para mantener discreción con la identidad de ambos, las pausas no existían, solo los besos, lo detuve y le dije.
-Tienes olor a vodka.
-¿Ah sí?- Me dió un beso.
-Sí- Respondí.
Lo acerqué a mi para volver a besarlo, y estuvimos así, cuando ya estábamos mas o menos sobrios me preguntó.
-¿Ya no tengo olor a vodka?- Con voz burlona, como queriendo decir que a pesar de eso lo besaba.
Me reí.
-No.
Lo besé. Aproveché, quizá sería la última vez que lo haría.Volví a mi casa, eran las 5:30 a.m, Mariano estaba apurado y debía irse, busqué mi celular así abría el portón (el portón es electrónico y en lugar de abrirlo con un control remoto, se abre con una aplicación de mi celular) , no lo tenía, pensé en dónde podría estar, ¡No! Mariano lo tenía, cómo puedo ser tan estúpida. Ahora dormiría en la entrada.
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.¹ Flashees: puede derivar en flashear y significa pensar algo que no es, o algo estúpido.
² Pendeja: en Argentina se lo usa para los adolescentes, o para alguien menor que la persona que lo dice, ustedes entienden.
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Mi primer amor.
RomanceBelinda, una inocente novata de 13 años en un prestigioso colegio, narra su historia con Mariano Escurra. Un chico de 17 años con una lindura particular y un carisma que lo volvía encantador a los ojos de cualquier persona, quién logra ganarse el co...