Llegó el lunes. Momento de verle la cara a Mariano. Miles de preguntas rondaban por mi cabeza, no sabía que hacer, me tranquilicé y haría como que nada pasó entre nosotros.
Para mi sorpresa no lo vi en la escuela, no es que esperaba verlo tampoco, pero supuse que a la salida lo vería. Tal como lo supuse, lo crucé, lo saludé con la mano, él solo hizo un gesto con la cabeza, solía ser más simpático para saludarme, quizá tenía un mal día.
Crucé la calle y me dirigí al estacionamiento a buscar la moto, en una mirada fugaz que hice para atrás vi que Mariano abrazaba a una chica que no era de la escuela porque no llevaba uniforme, por el espejo retrovisor vi que la beso en la frente mientras se reían juntos, me pregunto ¿Que serían? ¿Primos? ¿Hermanos? ¿Novios?.
Yo ya estaba un poco triste por su forma tan seca de saludarme, y ahora lo veía con otra chica, sí bien no podía preguntarle, ni decirle nada porque no eramos nada, nada me impedía sentirme de la forma en la que me sentía, nunca había sentido tanta tristeza en tan poco tiempo.
Arranqué la moto, y salí lo más rápido que pude sin mirar atrás, debería ir a la casa de mi abuela, pero con tantas preguntas y esa imagen en mi cabeza me quedé perdida, me encontraba frente un vecindario que no conocía, y para mejorar la situación, tenía combustible para hacer sólo dos kilómetros aproximadamente, según Google Maps estaba a siete kilómetros, y el único lugar donde podía cargar nafta de por ahí cerca estaba a 4 kilómetros, definitivamente, nada estaba bien, yo no estaba bien.
Decidí caminar hasta un parque que había por ahí cerca, y estuve ahí sentada hasta que mi abuela llamara, y así podía contarle la ridícula situación.
Había pasado media hora y mi abuela no me llamó, seguro pensó que me fui a casa de una amiga, estaba perdida.
Un chico de no más de 16 años se acercó a mí.
-¿Estás bien? Veo que estás aquí hace un buen rato.- Me dijo
-No, no estoy bien, por alguna razón tomé el camino equivocado a mi casa, y me estoy quedando sin combustible, no tengo cómo volver y mi abuela no me llama para poder contarle lo que pasó.
-¿Por qué no la llamas vos?-Respondió un poco confuso.
-Me quedé sin saldo.
-Uh, muy mal ahí, yo tengo una camioneta, tu moto entrará en la caja, si quieres puedo llevarte.
-¿Vos manejas?
-Sí, corro autos y cartings.
-Bueno, gracias. Em... Pero donde vivo queda a treinta kilómetros de aquí, no sé si te dejarán tus padres o...
-Mis padres- me interrumpió- están trabajando y me dijeron que sí necesito el vehículo por algo que lo utilice, pero si te hace sentir más cómoda puedo pedirle a mi hermano que nos lleve, él tiene 19 y tiene licencia.
-No quiero que pienses que desconfío de ti, solamente se me hizo raro que manejes a ésta edad. ¡Ay pero mira que mal educada soy! Estás por llevarme a casa, y ni siquiera te pregunté tu nombre.
-Me llamo Luca Storniolo ¿Vos?Me paré frente a él, me llevaba una cabeza, el era muy alto para la edad que aparentaba.
-Belinda García Iturbe, un gusto.
-¿Vamos? -Dijo señalando a la casa con una enorme camioneta estacionada afuera.
-Vamos. -Dije intentando poner mi mejor esfuerzo por ser simpática.Mientras íbamos me preguntó si yo quería cargarle nafta a la moto. Le expliqué que no tenía dinero.
-Yo pago, mi papá es dueño de esa estación, no costará nada.
- Ay, que vergüenza Luca, me llevas hasta mi casa y quieres cargar combustible, no, no podría, deja que le cargo en mi casa.
-Que tonteras dices- Dijo mientras giraba el volante para dirigirse hacia la estación de combustible.Le pedí que solo le pusiera un menos de medio tanque, pero el insistió que tanque lleno, así, cuando me perdiera, pueda volver a mi casa tranquila.
Una vez que ya habíamos hecho eso, nos dirigimos a casa de mi abuela.
-¿Donde vives?
-Es la casa de mi abuela en realidad, me quedó allí unos días. Vive en el barrio California.
-Wow, el country.
-Sip...
-No pensé que las nenas ricas tuvieran tan mala orientación.
-No me digas así- me reí- venía pensando en cualquier cosa.
-No te pregunté tu edad.
-Tengo 13.
-¿Qué? Pareces más grande, hubiera dicho que de unos 16.
-Tu pareces de 16.
-Es que son los que tengo.-Se rió.
-Vaya, acerté.
-Yo me equivoqué, pensé que las niñas ricas eran más inteligentes, sin importar que estén en plena pubertad.
-Y yo pensé que los hijos de los dueños de estación de combustible vivirían en un country. No en un vecindario público, que es más peligroso.
-A mi familia no le gusta mucho la lujuria a ese punto. Con un buen sistema de seguridad estaremos más que bien.
-Si, excepto que no puedes salir a caminar a las cinco de la madrugada despreocupado por el peligro, por tu barrio sin que venga algún loco con un cuchillo y te pida dinero.
-¿Por qué saldría a esa hora? Y los ladrones no se aproximan aquí, no que yo sepa, nunca hubo un robo.
-Para pensar... ¡Es aquí! Gira a la izquierda.
-Espero que te pierdas de nuevo...-Dijo entre risas.
-¿No querrás decir, que no me pierda de nuevo?
-No, espero que vuelvas a perderte por donde vivo, si así puedo verte de nuevo...¿Eso fue un chamuyo¹?
-¿Por qué querrías verme de nuevo?
-Eres muy linda- Me miró mientras sonreía, no había notado lo lindo que era.
-Em, gracias- Me sonrojé.
-Bien, llegamos.-Dijo mientras bajaba la moto del vehículo.
-¡Qué estúpida! Podría haber regresado sola, hice que vinieras aquí para nada.
-Esperaba que no te dieras cuenta de eso, quería saber dónde vivías, quizá yo también me pierda por aquí, y tengas que ayudarme.
-Con gusto lo haría. Nos vemos Luca, fue lindo conocerte.
-Espera, ¿Me pasas tú número?
-Claro que si.Anoté mi número en su celular. Lo saludé con un beso en la mejilla, y entré a mi barrio.
(...)
Entré a la casa de mi abuela, ya eran más de las dos de la tarde, ella seguro estaba durmiendo siesta, yo tenía mucho cansancio, y mentalmente me sentía agotada y muy triste, Mariano me estaba haciendo mal, sin darse cuenta, porque él no sabía lo que me pasaba con él, supongo, tampoco le diría, pensaría que soy una pendeja que se enamora por un beso, o que soy muy torpe por eso. Nunca pensé que en cinco meses llegaría a tomarle aprecio, pero, lo quería, no me gustaría perderlo, o alejarme de él, me hace tan bien...
...
Quería dormir pero recordé que tenía las clases extraescolares a las cinco de la tarde, y verdaderamente no tenía ganas de ir, fui igual, porque Mariano tenía a esa hora, y lo vería.
Cuando llegué, pase por el aula donde casi siempre está, no lo vi, había faltado, genial, voy para verlo él, y falta, ahora tendría que esperar una hora para salir de allí.
Cuando por fin fue el momento de salir, un chico que no era de mí mismo año, creo que iba dos años más que yo, me detuvo, me preguntó si quería formar parte del club de voleibol, me dió los horarios, le dije que lo pensaría, sinceramente, en ese momento, y con ese estado de ánimo, no tenía ni ganas de vivir, no estaba bien como para hacer un deporte.
Arranqué mi moto, decidí dar una vuelta por el parque principal de la ciudad, un vehículo conocido (el de Mariano) estaba estacionado, traté de despejar mi mente de todo, pensé en no ver si él estaba él, pero como dicen "la curiosidad mató al gato".
Bueno, en éste caso, la curiosidad mató a mi corazón.
Pasé por allí, y estaba él, en una banca con la misma chica que lo vi a la salida de la escuela, él seguía con el uniforme, seguramente pasaron toda la tarde juntos, faltó a clases por ella, y yo fui por él. Me sentía estúpida, yo estaba haciendo cosas por alguien que: no hacía nada por mí. Quizá lo mejor sería alejarme, pero el tenerlo en mi vida me hacía tan bien, o me hizo tan bien, no lo sé. Lo único que pude pensar en ese instante fue acelerar, pase el semáforo en rojo, sentí bocinas de los vehículos por todos lados, no me importó, mis ojos se llenaban de lágrimas a medida que me alejaba de aquel lugar, sentí un escalofrío, me alejé lo más que pude de allí.
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Mi primer amor.
RomansaBelinda, una inocente novata de 13 años en un prestigioso colegio, narra su historia con Mariano Escurra. Un chico de 17 años con una lindura particular y un carisma que lo volvía encantador a los ojos de cualquier persona, quién logra ganarse el co...